Bésame

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Seoghwa tomó un sorbo de su vino, mientras el gran ventanal hacía ver el joven sol de la mañana.

Si, era muy temprano, pero el día lo ameritaba.

Alzó su mano dejando ver el medallón de oro con la muy diminuta descripción que había puesto al reverso.

Su corazón sintió un gran peso y una punzada que le hizo sentir que tenía ganas de llorar.

Ya ese día se cumplía dos años de la desaparición de la muerte de Hoongjoog, bueno, al menos eso era lo que había pensado porque jamas lo pudieron encontrar.

Durante mucho tiempo, pasó muchos de sus días descuidando sus deberes reales y buscando por todas partes a aquel rubio que tanto amaba.

En los bosques, en los rios, incluso en el mercado de esclavos. Nunca pudo encontrar siquiera algo de el.

Changbin incluso, le había ayudado a buscarle, usando de sus recursos mas secretos para saber donde se lo habían llevado.

Porque si, debían habérselo llevado, secuestrado, porque era lo que más amaba.

Si, el había hecho eso mismo con Choi San, quizá por que su lado inconsciente no había sido tonto. Se reconocía en esos dos.

Ellos, habían sido ellos.

Y eso le recodo que el le faltaba. No le gusto.

Pero no podía seguirse mintiendo, lo extrañaba con el alma. Odiaba su estilo de vida y sabia, que si el estuviera ahí, lo estaría regañando como solía hacer.

"Señor, por su salud evite el vino en la mañana"

"Amo, mejor caminemos y hagamos algo de ejercicio"

"Amo,  le quiero cantar algo ¿Se puede?"

Su voz era algo que jamás en su vida iba a olvidar, un ancla hacia la cordura para evitar terminar como su anciano padre. Ese hombre desdichado que por culpa de una enfermedad dejo de ser un ser humano funcional y consciente en cuanto enfermó, olvidándose incluso de la existencia de su único hijo.

 Aquel destino era peor que la muerte.

Se levantó de su silla para caminar a su baño, debía de ducharse porque independientemente del día, tenia obligaciones que atender.

Justo en su baño, mientras estaba en su tina, la puerta sonó tres veces, el solo frunció el ceño.

-Que quieres Bin-

-Perdone señor, traigo su itinerario del día-

-¿Y no podías esperar a que saliera?-

-B-bueno, solo era para avisarle- el consejero le miró con detalle, captando de inmediato su mal humo -¿Se siente mal señor?-

-Sinceramente si-

-¿Gusta que llame al médico real?-

-No- respondió el poniéndose de pie, el contrario solo se volteo apenado y con un ligero sonrojo -Estoy deprimido-

-¿Señor?-

-Por Hoonie-

El contrario tensó la mandíbula de inmediato, al oír el nombre de esa persona tan fastidiosa. Su enojo apareció pero trató de disimularlo de inmediato.

-Pensé que ya lo había superado-

-Nunca- Soltó tajantemente el menor, este se molesto aun más -Dame eso y acabemos de una puta vez-

Tomo los documentos de la mano de su consejero, este se volteo para salir del cuarto antes de que se viera su evidente coraje.

Tal parecía que en este mundo los problemas los traían los esclavos, estaba harto que esta clase de gente a cada momento le trajera problemas y sobre todo, emocionales.

Yours (Woosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora