El amor interrumpido

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Cuando Seonghwa era niño, las cosas no eran tan perfectas como en algún momento se imagino.

Su padre siempre fue un tirano, un hombre sin escrúpulos que gozaba de humillar y hasta tortura a la gente, después de unos años entendía que su madre se había salvado de vivir al lado de un hombre tan ruin.

Su niñez fue algo rara a decir verdad, se la pasaba con las nanas, leyendo o escuchando música desde el salón principal a la hora del almuerzo, comida y merienda. Fue siempre un amante del arte, aunque aquello no fuera permitido en su posición. 

Si podía ser sincero, la palabra que mas definía esa etapa era "soledad".

Siempre había deberes que hacer, trabajos que cumplir, etiqueta que respetar.

Todo era controlado y hasta las necesidades lo fueron también, así era todos los días, a todas horas en cualquier parte del palacio.

Cuando cumplió 16, su padre enfermo y empezó a tomar responsabilidades. Al inicio no le gusto.

La vida como rey le respiraba la nuca y eso le asfixiaba.

Un día, mientras le explicaban las tareas para el mes de Marzo, sintió como su pecho se congestionaba, le costaba trabajo respirar, las manos sudaban mucho y el labio comenzó a temblarle.

Nadie mas que el y su nana lo sabían, pero constantemente pasaba por episodios de ansiedad.

Salio de la oficina real pidiendo un descanso, los ancianos hombres se quedaron quitos viendo como el jovencito salio corriendo a las terrazas, no lo culparon. Era solo un niño aprendiendo a ser adulto muy pronto.

Subió las amplias escaleras de mármol, salio sintiendo el sol quemarle la cara, pero se sentía bien. Se desanudo el pañuelo en el cuello y lo arrojo al suelo.

Se recargo en la puerta dejándose caer lentamente, la hiperventilación de su pecho no le permitía calmar su angustia.

Al menos no solo.

-¿Majestad?-

El rubio alzó los ojos y miro como un muchacho de cabellos mixtos, un tanto mayor a el, yacía en la barda con un libro en sus manos. El inconfundible collar vino se cubría por el cuello de su camisa, pero por la brisa pudo alcanzarlo a ver.

El joven se bajó de inmediato, dejando el libro igual en el suelo, el rubio negó ni siquiera con la plena capacidad de hablar claramente.

-N-no, No...acer...-

-No pasa nada señor- la amable voz del muchacho le brindo confianza por alguna razón, se puso a su altura tomando sus manos, poniendo su mano derecha sobre su hombro izquierdo y viceversa -Necesito que se siente, recargue la espalda en el muro-

Seonghwa acató las ordenes de inmediato, aunque temblaba, el mayor le ayudo a acomodarse a como este le había guiado, el joven sonrió.

-Muy bien, lo hace muy bien- dijo el esclavo -Cierre los ojos, solo siga mis instrucciones. Confié. Respire por su nariz y retenga el aire 5 segundos. Suéltelo suave por la boca haciendo una "o". Escuche como lo hago, me tendrá que imitar-

Puso sus manos en sus hombros, para que se guiara por la sensación. Seonghwa se dejo llevar por la acción. Por alguna razón, cada que respiraba, la sensación se iba desvaneciendo poco a poco. Originalmente cuando esto pasaba tenia que esperar a que su sirvienta trajera un té de valeriana, pero tal parecía que en esta ocasión no seria necesario.

Cuando estuvo mas tranquilo y en control, dejo abrir sus ojos, viendo los del contrario. Muy tranquilo, muy apacible. Era la representación de la calma sin duda.

Yours (Woosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora