Capítulo 24

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María

Tenía la mirada de Jude clavada en mí, y decirle que quería hablar de nosotros hizo que esta se tornara más profunda, más intensa, como si el brillo de sus ojos se intensificase aún más. Él se encontraba acostado pero apoyado sobre su lado derecho, mirándome y con una mano sujetándose la cabeza, ni que decir tiene que parecía que estaba posando para mí; yo en cambio me encontraba sentada, con las piernas cruzadas y mirándole a él también. Tras unos pocos segundos de silencio él me instó a continuar hablando.

- Te quiero hacer primero una pregunta, ¿qué crees que va a ocurrir con nosotros?

- Nos va a ocurrir todo lo bueno del mundo, de eso estoy seguro y más aún si estamos juntos.

- ¿Juntos en qué sentido?

- El uno ahí para el otro, siempre, atravesando los momentos difíciles agarrados de la mano, a eso me refiero. No sé si va a ser como amigos o como algo más, pero mientras estés a mi lado y seas feliz, de la forma que sea, lo demás no importa.

Definitivamente Jude sabe qué decir y cómo decirlo. 

- Es que no sé cómo decir esto. A ver, nunca lo había reconocido en voz alta hasta ayer por la noche y creo que necesitaba hacerlo para darme cuenta de lo que en realidad quería. - Jude continuaba mirándome expectante. Yo tenía mis manos apoyadas encima de mis piernas y él me sujetó las dos con su mano libre, dándome un apretón y guardándolas como si fueran lo más preciado que tenía entre sus manos. Se me escapó una sonrisa tímida y decidí continuar explicándole todo lo que sentía. - Tras nuestro primer beso, creo que nada volvió a ser igual para nosotros. Me refiero a que algo estaba comenzando a florecer en nuestro interior, por lo menos en mi caso. Al principio no le daba mucha importancia porque no creía que fuese a ir a más pero últimamente todo esto se fue tornando en algo que no era capaz de controlar. Nunca me había sentido así por nadie, tampoco es que sea una gran experimentada, pero lo que ambos tenemos es algo demasiado especial y que no todos cuentan con la suerte de sentir alguna vez en sus vidas. Sí Jude, te quiero, mucho, y no te lo digo como una amiga, sino como una persona que está empezando a enamorarse de ti.

Tras haberle confesado como me sentía, suelto un suspiro que llevaba tiempo conteniendo. Me siento aliviada al haberle expresado cómo me sentía. Él en ese instante, se sienta, tira de mis manos hacia sí y me estrecha en sus brazos, quedando mi cabeza recostada en su pecho, oyéndole latir desbocadamente su corazón.

- ¿Lo oyes verdad? - Me dijo mientras nos separábamos lentamente mirándonos fijamente a los lejos, siendo sujetada aún por sus brazos - Eso es lo que provocas tú cada vez que estás cerca mía, e incluso estando lejos, el simple hecho de hablar contigo o de oír tu nombre hace que me ponga así. Si te soy sincero, antes de nuestro primer beso sentía que tú y yo teníamos algo especial, distinto, único, algo que no solo era característico de los mejores amigos, sino de algo aún más fuerte. María, no sé que has hecho conmigo pero me tienes hechizado, drogado, me vuelves loco, ocupas tanto mi mente como mi corazón y te quiero, te quiero de Galicia a Inglaterra y de Madrid al cielo. 

En ese instante estaba emocionada, de verdad que lo estaba. Me sentía plena, como si la mitad que faltaba por encajar ya lo había hecho. 

- Yo también me estoy empezando a enamorar sunshine, y me hace tan feliz que tú seas la primera con la que llegue a experimentar esto. Lo experimentaremos juntos, los dos. 

Decido romper la poca distancia que nos separaba para cogerle por el mentón y atraer sus labios hacia los míos. El beso empieza siendo lento pero después se torna en uno apasionado, necesitado, en el cual mostrábamos todo lo que sentíamos y las ganas que nos teníamos. Creo que ya lo había dicho anteriormente pero nuestros labios encajaban perfectamente, como si fueran piezas de puzzle, como si hubiesen sido hechos para juntarse. Tras unos minutos Jude decide introducir la lengua a lo que yo acepto gustosamente y comenzamos así una batalla. Nos vamos moviendo a poco y rozándonos, y acabo consiguiendo que Jude se tumbe completamente sobre la toalla y yo me voy posicionando encima suya, eso sí, sin dejar de besarnos en ningún momento. Él coloca ahora sus manos en mi cintura a la vez que va acariciando mi espalda, yo por mi parte sigo con mis manos a cada lado de sus mejillas, alternando a veces con algún que otro tirón de sus pelo rizado. Mis labios deciden bajar por su cuello y dejar besos húmedos a lo que él se estremece debajo de mí. Cuando estaba llegando al inicio de su clavícula, me coge la cara, me mira fijamente y veo como de sus ojos emana un brillo intenso, pasión, excitación y eso me derretía por dentro. 

De Madrid al cielo (1ª Temporada) ‖ Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora