Capítulo 34

2.7K 123 11
                                    

No me puedo creer que 'De Madrid al cielo' haya llegado ya a las 50.000 visitas, esto es flipante, y todo es gracias a vosotros. No sé como agradeceros todo el apoyo que estoy recibiendo pero nunca me había imaginado todo esto. Sois los mejores y lo que más feliz me hace es que disfrutéis de la historia al igual que yo lo hago. 

Una vez más, gracias a todos y... ¡¡¡¡¡os quiero de Madrid al cielo!!!!!🫶

---------------------------------------------------------------------------------------

¿Cuánto había dormido? Porque pensé que iba a ser yo quién viera a Jude despertarse y no al revés.

- Buenos días bella durmiente. - Me dice él mientras yo me incorporo en la silla. Me froto los ojos y frunzo el ceño. - Ya toca irse a casa.

- Pensé que eso te lo diría yo a ti y no tú a mí. 

- Tranquila cielo, te queríamos dejar dormir. Además, aún son las nueve de la mañana. - Denise me sonríe y yo aprovecho para levantarme y estirarme. Me sé de una a la que le va a doler el cuerpo por dormir en una silla de madera.

- Bueno muchas gracias, pero me siento mal. Yo aquí durmiendo y vosotros despiertos y pendientes de todo. Parece que vine a dar trabajo.

- No digas tonterías amor. Si no fuera por ti no sé como estaría ahora mismo, verte a mi lado siempre me ha dado paz y tranquilidad. De verdad que has hecho mucho más de lo que crees. - Me acerco a él y me pongo de puntillas mientras lo abrazo. Extrañaba estar entre sus brazos y mira que solo ha pasado un día pero verlo postrado en la cama me ha partido el alma en dos.

Salimos los cuatro del hospital y les escribo a los chicos contándoles las noticias. Ahora por la mañana debería estar en clase pero quería pasarla con Jude, era más importante. Además, no pasaban lista en las clases así que no pasaba nada por perderme un día, ya les pediría después los apuntes a Hugo y Carla.

Unos 15 minutos después estábamos entrando por la puerta de la casa de Jude. 

- Home, sweet home. - Dice Jude mientras se sienta en el sofá del salón, dejando las muletas a un lado. Sí, durante estos primeros días tenía que andar con muletas porque aún tenía el tobillo algo tocado y para no sobreforzarlo. 

- Y eso que has estado una noche fuera, imagínate que fueran más. - Denise se sienta a su lado mientras le coloca el tobillo en alto, a lo que su hijo resopla. Aún se quejará. Yo me siento al otro lado de Jude mientras Mark se dirige a la cocina a por algo de comer.

- ¿No tenéis hambre? - nos grita desde la habitación en la que estaba. Y justo fue decir eso cuando mi estómago empieza a rugir.

- Me sé de una que sí. - Le responde al grito Jude.

- Es lo que tiene no comer desde ayer al mediodía. - Sólo me había tomado un café en la sala de espera porque no podía ingerir nada. No sé si soy la única que con los disgustos se le quita el hambre.

- ¿Me voy a tener que enfadar y reñirte? - Me mira inquisitivamente el inglés.

- No volverá a pasar, I promise sir. -  Me levanto del sofá y me dirijo a la cocina a buscar algo también para comer.

La mañana transcurre de lo más tranquila, o lo que es lo mismo, no hacemos nada de nada. Nos ponemos a ver una película los cuatro juntos y todo, no me decidido cuando quiero ver una con mis amigos y con ellos fue a la primera. Na, es una señal del destino de que estamos predestinados.

Mark y Denise se van a quedar hasta el finde y después volverán a Birmingham y Jude no ha dejado de insistirme en que cuando sus padres se vayan debería venir yo a vivir con él unos días, que como está inválido necesita de alguien que lo cuide y, palabras textuales: "quién mejor que mi novia médica". Si me dice esas cosas sabe perfectamente que voy acabar cediendo. No es listo ni nada que sabe qué decir y cuándo decirlo.

Comemos los cuatro juntos y tras hacer un poco la digestión, o sea, dormir la siesta abrazada a Jude, me despido de los Bellingham y me dirijo a mi piso ya que Jude iba a estar en buenas manos y también quería que pasaran tiempo juntos, padres e hijo. Salgo de la casa prometiendo que mañana mismo volveré a estar aquí. Me insisten en que me quieren llevar a casa pero, como a terca no me gana nadie, consigo irme yo sola, no quería molestarlos y además, por coger el metro no me iba a pasar nada. En 15 minutos ya estaba entrando por la puerta de mi piso y nada más entrar me encuentro una escena en el salón que prefería no haber visto. La escena en cuestión era Sofía sentada en las piernas de Aurélien mientras se comían la boca, y literalmente se la comían porque eso no eran solo besos discretos.

Carraspeo y consigo que los dos se separen, mientras me miran un poco avergonzados. Sofía se levanta rápidamente de las piernas del francés y corre hacia mí mientras me abraza e intenta darme un beso en la mejilla.

- Eh, eh, no me vengas a dar un beso con las babas suyas en tu boca. - Sofía rueda los ojos y Aurélien pone los ojos en blanco mientras niega con la cabeza.

- Bienvenida a casa María, ya se te extrañaba. - Qué sarcástica es la andaluza. Sofía se vuelve a sentar al lado del francés, que coloca su brazo rodeando los hombros de ella.

- ¿Cómo está my bro?

- Pues la verdad es que bastante bien, tiene que andar unos días con muletas pero nada grave, es solo para no sobreforzar el tobillo, así que en un mes ya lo tenéis jugando. - Me siento ahora al otro lado de Sofía. - ¿Y Alejandro?

- Si te digo que fueron él y Hugo a apuntarse a una autoescuela... les dio una venada y quieren sacarse el carnet de conducir.

- Hacen bien, tendríais que hacerlo tú y Carla también. - Le saco la lengua y ella rueda los ojos. Le encanta rodar los ojos a esta chica.

- ¿Y tú ya lo tienes María? -  Me pregunta Tchouaméni. Este chico de verdad que no se entera de nada.

- Pues claro, cuando quieras déjame tu coche para refrescar conocimientos.

- Ni muerto.

- Ah, que considerado. Sofía, dile a tu novio que se porte mejor con tu amiga. - Sofía se empieza a poner roja y agacha la mirada.

- No somos novios.

- Aún. - La corta el francés. - Queremos ir despacio y además, no le voy a pedir ser mi novia de forma cutre, voy a currármelo.

- Bueno, yo no sé que entendéis por ir despacio la verdad, porque lo que yo he visto cuando llegué no es precisamente ir despacio.

- Hey, - me mira indignada Sofía - tú y Jude hacíais lo mismo y nadie os decía nada. - Ahí decidí callarme porque, por una vez, tenía que darle la razón.

Después de eso me fui a mi habitación porque quería dejar solos a los tortolitos, no quería ser una sujetavelas gracias.

Pasé lo que quedaba de tarde poniéndome al día con la universidad hasta que me llamaron Sofía y Alejandro para cenar, por su parte Aurélien ya se había ido. 

Cenamos los tres tan ricamente mientras Alejandro nos contaba lo ilusionado que estaba por tener ya el carnet de conducir. Lo siento por él pero sacarse el carnet en Madrid es más difícil que que el Atleti gane una Champions.

Acabamos de cenar y de recoger todo cuando cada uno nos íbamos a ir a nuestra habitación pero un grito de Sofía nos alerta a todos. Nos damos la vuelta y nos dirigimos a ella. Sofía nos mira a ambos pero acaba posando su mirada solo en mí. Yo frunzo el ceño.

- ¿Qué coño pasa Sofía? Dinos algo. - Le suelta Alejandro bruscamente.

- Mirad que me acaba de pasar Carla. - Nos enseña su móvil y en él se ve una captura de pantalla hecha a un vídeo de TikTok en el que se puede ver a Jude sentado al lado de una chica morena en su casa, ambos sonriendo. Esa imagen había sido subida a una historia de Instagram, intuyo que desde la cuenta de la chica y, por la ropa de Jude y por las muletas, podía decir que la imagen era de hoy. 

Ahora me miran los dos a mí, expectantes de cómo pueda reaccionar.

- Yo sé quién es esa chica. - Lo sabía, claro que lo sabía. 

Era su exnovia.

De Madrid al cielo (1ª Temporada) ‖ Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora