7. Mejores amigas

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Mindy había hablado con Chad, y él parecía estar evitando al grupo, en general. Había permitido que Ethan regresara a dormir a su habitación después de un par de días, aunque por lo que Ethan nos contaba, el chico se comportaba bastante cortante y grosero con él.

Había pasado un mes, y Chad seguía con aquella actitud. Trate de hablar con él varias veces, a ver si eso lograba solucionar algo, pero sin importar quien se le acercara, o que le dijera, Chad parecía no querer escuchar. Después de varios gritos y cerradas de puerta en la cara, nos dimos por vencidos con intentar convencerlo de regresar al grupo, o de al menos de hablar con nosotros.

Mindy parecía ser la más afectada con todo el tema, ya que, el chico ni siquiera quería dirigirle la palabra, argumentando que ella sabía de sus sentimientos hacia mi, y aún así me apoyó a estar con Ethan, cosa que había terminado de molestar a mi amiga, que se resigno con todo el tema, y evitaba hablar de su hermano; pero, aunque ella no lo quisiera admitir, yo sabía que la ponía triste no poder hablar con él.

-Ya se está haciendo costumbre que te dejen salir por las noches- moleste a Tara.

-No se lo digas a Sam- rio-. Si se da cuenta de que ya salí tres veces este mes, me va a encerrar por un año.

-Tú secreto está a salvo conmigo- pase mis dedos por mis labios, haciendo un gesto de que estaban sellados.

-Lo único que me pone algo mal es que solo tú quisieras salir hoy- comento, bajando algo la cabeza-. Siento que cada día qué pasa, nos alejamos más.

-Mindy va a salir con Anika a una especie de "mesiversario"- suspire-, Chad sigue enojado, e Ethan esta ocupado, o algo así.

-¿Algo así?- se burló-. Creí que era tu novio.

-Eso no significa que tenga que saber dónde está todo el tiempo- me reí ante su comentario.

-Tengo una idea- dijo, detendiéndose de golpe-, ¿y si en vez de ir a la fiesta, nos adentramos en una aventura? Como en los viejos tiempos

-¿Que clase de aventura?- la miré curiosa.

-Una en la que solo estemos tú y yo.

-Acepto- reí-, siempre y cuando no involucre hacer algo ilegal.

-No puedo prometer nada- se burló.

Las dos reímos ante el comentario, y dimos media vuelta, alejándonos del lugar donde sería la fiesta.

No tenía idea de a donde nos dirigíamos, pero sabía que si estaba con Tara, no me importaba tanto el destino final.

-¿Helado favorito?- preguntó, llamando mi atención de nuevo.

-Me ofende que preguntes- me encogí de hombros.

-Chocolate- afirmó, y me dio un empujóncito con su hombro-. Que básica.

-¿Como me llamaste?- actué ofendida.

Tara comenzó a reír y se hecho a correr, provocando que la persiguiera.

-No huyas, cobarde- grité, detrás de ella, entre risas.

Después de unos segundos, la chica se detuvo enfrente de una heladería que, por la hora, me sorprendía que siguiera abierta.

-Ya casi cerramos- dijo la señora detrás del mostrador-, pero aún pueden pedir, solo que sería para llevar.

Tara me volteo a ver, como buscando mi aprobación, a lo que asentí, y ella se acercó a la caja a pedir. Pidió un helado de chocolate para mi, y uno de fresa para ella. Cuando la señora nos dio nuestro pedido, la chica comenzó a caminar, y yo la seguí.

Corazones y navajas [Tara Carpenter] [Ethan Landry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora