18. Locos disfrazados de amigos

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Comenzamos a correr hacia las escaleras más cercanas, pero Ghostface apareció con un salto desde el escenario.

Chad se puso frente a Tara y yo, y el asesino blandio su cuchillo apuntando a la cabeza de Chad, el cual se agacho de golpe, provocando que cortara la cabeza de un maniquí con el cuchillo.

Después, trató de acercarse a Tara, pero la empuje fuera de su alcance, y Chad lo jalo de las piernas, haciéndolo caer de espaldas.

Me acerque rápidamente a Tara para ayudarla a ponerse de pie, y Sam llego a nosotras corriendo.

-Vamonos- gritó, mientras tomaba a su hermana del brazo.

Chad tomó una videocámara antigua y golpeó al asesino en el rostro. Me hizo un gesto de cabeza, y ambos corrimos detrás de Sam y Tara por un estrecho pasillo, por el cual Ghostface nos siguió.

Chad aventó la video cámara a Ghostface, lo que provocó que se detuviera por un segundo.

Por el pasadizo, llegamos de nuevo a la dulceria del teatro, y Chad tiró la maquina vieja de palomitas al suelo, obstruyendo ligeramente el paso del asesino, que se me quedó viendo un par de segundos antes de saltar la máquina y abalanzarse hacia Chad.

Trató de apuñalarlo, pero él esquivo el cuchillo varias veces, y cuando nos dio la espalda, Tara y yo lo tomamos por los brazos, mientras Sam trataba de asfixiarlo con su brazo.

Chad se acercó a él, y le dio un puñetazo que lo lanzó al suelo. Sentí la ira invadirme por completo, no estaba dispuesta a dejarlo ganar. Me acerque a él y le solte una patada en el brazo, con toda la fuerza que tenía en esos momentos.

-¡Lana, vamonos!- gritó Tara, que ya estaba en la puerta, tomada de la mano con Sam.

-No lo podemos dejar asi- dije, tomando lo primero que había al alcance de mi mano, una licuadora-. Si no lo matamos seguirá persiguiendonos.

Levante la licuadora con la intención de golpearlo en la cabeza las veces que fuera necesario. Ya no tendría miedo.

-¡Lana, cuidado!- grito Chad, y me empujó hacia un lado, haciéndome caer al suelo.

Sentí como unas manos me tomaban por los brazos para levantarme, y cuando alce la vista, pude verlo. Chad estaba de rodillas, haciendo presión sobre su costado, en el cual tenía una mancha de sangre; ahora había dos Ghostface, y ambos estaban de pie frente a él, acercándose con sus cuchillos. Lo iban a matar.

-¡No! ¡Chad!- grité, a la vez que sentía unas manos sobre mi, evitando que pudiera correr hacia él- ¡Chad!

Entre los dos, comenzaron a apuñalarlo repetidas veces por todas partes, y él comenzó a escupir sangre. Mis ojos se llenaron de lágrimas; a pesar de todo lo que había pasado entre los dos, aún lo quería, y sentí un peso caer en mi estómago a la vez que el chico se desplomaba en el suelo.

Los dos Ghostface nos voltearon a ver, y limpiaron sus cuchillos en su manga, casi como si lo tuvieran coreografeado.

-Lana, vamonos- gritó Tara, jalandome para salir de ahí.

Sam nos comenzó a dirigir por el pasillo, y comenzamos a correr hacia el escenario, pero uno de los Ghostface salto de él, lo que provocó que las tres retrocedieramos, y cuando dimos la vuelta, el otro Ghostface apareció por la puerta por la que acabábamos de entrar. Estábamos rodeadas.

Sam agarró tres ladrillos que estaban en el suelo, y nos entregó uno a cada una. Tara y yo nos pusimos de espaldas a Sam. Ella veía a un Ghostface y nosotras al otro.

-¿Listas?- preguntó Sam.

Voltee a ver a Tara, y ambas asentimos ligeramente.

-Listas- murmuré.

Corazones y navajas [Tara Carpenter] [Ethan Landry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora