Partes de mi.
Zion
Me acerco a Roke, llevo mis manos a sus mejillas y las acaricio, ella cierra sus ojos para controlar su arrebatamiento. Sus mejillas bañadas en un suave tono rojo, sus largas pestañas tocando su suave piel, cuando abre sus ojos veo muchas emociones circulando.
– Perdón, no quise gritarte así.
– No te disculpes, solo quiero que me dejes entrar Piccola, solo déjame ser tu amigo–. A la mierda ser su amigo, quiero ser su amante, el que descubra su cuerpo, quiero que me deje mostrarle el placer, una parte oscura de mi quiere corromper a esta mujer, pero se que ella no aceptara solo tener sexo, mujeres como Roke se merecen algo más pero no estoy seguro de ponérselo dar, porque yo también estoy roto.
– ¿Piccola?
Sonrío. Se que le gusta cuando le digo cosas en italiano.
– Si. Mi pequeña–. Respondo con el significado de la palabra. Ella no dice nada, sólo me mira con esos grandes ojos oscuros, quiero devorarme su boca, pero no quiero asustarla.
– Ven, hemos terminado aqui–. Le digo mientras tomo su mano entre la mía. Ella la acepta sin problema, creo que mi mariposita se esta acostumbrando a mis toques, vamos por buen camino.
– ¿A donde vamos?–. Pregunta mientras pago la cena y dejo una buena propina. Esa es la segunda sorpresa de la noche.
– Pronto lo sabrás–. Ella hace un puchero. UN. MALDITO. PUCHERO. Y eso hace que mi corazón se sienta enternecido por ella.
Cuando nos subimos al auto, puedo ver que Roke está muy relajada, lo más relajada que la he visto en semanas. Es como si ha descubierto otra parte de la mujer que hay en ella.
Por un momento, me pierdo en sus piernas. El vestido se le ha corrido un poco y me deja ver esas piernas delgadas pero suaves. Todo en ella grita delicadeza, sus pequeñas manos y dedos delgados, sus pequeños senos, su trasero pequeño pero firme, como dos bolitas de nieve.
Maldita sea, cálmate Zion.
Enfocándome en el camino, con un ambiente relajado y en paz, pongo la radio. Una canción comienza a sonar y Roke me mira con esos grandes ojos hermosos.
– ¡Esa es mi canción favorita!–. Exclama con emoción.
– Se llama Make you feel my love de Adele–. Suelta extasiada. Sonriendo, le subo el volumen.
Roke.
Mierda.
Wow. No suelo decir malas palabras, pero salió fácil. No sé en qué estaba pensando cuando le dije que esa canción es mi favorita, llevo escuchándola tres años, desde que descubrí que estaba enamorada de él. Ahora el sabrá lo que siento por él, o lo que haría por él. ¡Dios! Adele eres la reina de las baladas, espero que un día cantes en mi boda con Zion.
¡SANTA MIERDA! ¡ESTAS ESTUPIDA!
Es obvio que Zion ya sabe lo que sientes por él, lo que no sabe es la densidad de tu amor por él. Y el jamás sentirá lo mismo por ti. Eres una tonta Roke. Cuando la canción está por terminar, una lágrima estúpida baja por mi mejilla. Zion parquea en auto en algún lugar que no me molesto en ver, estoy tan avergonzada, no puedo creer que he dejado que mis sueños e ilusiones todavía me ganen, parezco una niña pequeña.
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SOLAMENTE MÍA.
RomanceRoke no era su verdadero nombre. Siempre fue especial, diferente, callada y casi nadie la notaba. Su vida pasaba sin pena, guardándose los momentos que la marcaron. Hace tres años había llegado a la mansión Baker, nadie sabía mucho de ella, por es...