Roke
Fue a mediados de Enero que todo se fue al maldito carajo. Tomo una respiración profunda, lucho por no llorar, no puedo creer lo que ven mis ojos, no puede ser cierto tiene que haber una explicación para esto.
— Hija ¿Estás bien?—. Pregunta papá. Y no se que tienen sus palabras, que me desmorono frente a él. Corre hacia a mi, y me abraza. No puede ser. Me tiemblan las manos, ni siquira sentí cuando entro a mi habitación. ¿Porqué Dios? ¿Porqué en este momento?
Estamos jodidas. No nos esperábamos esto.
– No... no-no pue-do... gemi entre sollozos. Las grandes manos de papá acariciando mi espalda me hicieron sentir segura, la seguridad que esperé por más de 20 años. Me aparto de él bruscamente.
– No tienes derecho a consolarme. No tienes derecho a nada, vete. Siempre he estado sola, y puedo con esto sola.
No. No puedes, lo necesitas a él.
Y vaya que si lo necesito. Pero todo terminó, él se encargo de eso.
Tres semanas antes ...
Celebrar Fin de año con Zion y su familia me hizo sentir amada, me hizo sentir bien. Por primera vez, sentí que pertenecía. Hay días que me siento como un pez fuera del agua, pero las manos de Leani están para sostenerme y las de Zion para afirmarme.
Cada día, cada noche nos hemos querido como si estuviésemos en nuestra luna de miel, Zion es el hombre perfecto para mi, aunque se que no existe tal cosa, es perfecto en su imperfección.
¡Qué romántica!
Hoy le daré la sorpresa a Zion que estoy lista, estoy lista para mudarme con él. Llevamos platicandolo unos días y, ahora con el nuevo años es hora de nuevos comienzos. Se que no es el momento más indicado, después de todo Anna y Edmund han estado por semanas en Nueva York, donde sus amigos. Ni Leani ni Zion me dicen el porque y eso me molesta.
Sintiéndome feliz, camino hacia la cafetería de la señora York, la última vez que Leani estuvo aquí, recibimos la noticia de que estaba enferma.
— Hola Ro ¿Cómo estás? Me encanta el cabello suelto, te ves linda—. Dijo Melissa, la nieta de la señora York. Me dio una gran sonrisa y yo se la devolví. Desde que comencé a vestirme con ropa normal, me he sentido expuesta pero cada vez me he sentido más cómoda. Hoy llevo unos simples pantalones azules y una blusa nude beige y unos botines nude.
— ¡Estoy muy bien! ¿Y tu?—. Pregunté.
—Mas o menos, mi abuela aún se encuentra delicada de salud, estoy planeando cerrar el café unos días.
— Oh, lamento escuchar eso. Dale mis saludos, deseo que se mejore.
Melissa me sonrío.
— Muchas gracias. ¿Lo de siempre?—. Asentí. Luego se fue para armarme mi pedido.
– Rosalyne...
Un rápido escalofrío recorrió mi cuerpo. No puede se, cerre los ojos y me quedé paralizada.
— Rosalyne— volvi a decirme y la pesadilla se hizo realidad. Lentamente me di la vuelta solo para verla. Los ojos se me empañaron pero luche por no llorar, ya no era la misma, no le daria el gusto de verme mal, hoy se mi valor.
Se miraba más vieja, el cabello lo llevaba en una coleta alta desprolija, sus ojos oscuros me miraron con angustia. Me parecía mucho a ella, pero podía ver también a Kalsey en ella.
– Donna— dije con voz fría sofocando el miedo y el terror de que estuviera con el monstruo. Mis ojos viajaron para todas partes buscándolo, mis manos comenzaron a temblar y el pánico quería hacerse presente.
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SOLAMENTE MÍA.
RomanceRoke no era su verdadero nombre. Siempre fue especial, diferente, callada y casi nadie la notaba. Su vida pasaba sin pena, guardándose los momentos que la marcaron. Hace tres años había llegado a la mansión Baker, nadie sabía mucho de ella, por es...