Zion
Apesta.
He pasado tan ocupado con trabajo las últimas dos semanas que a penas he podido hablar con Roke. Zac y Henry me han estado pisando los talones para que no me mueva de la puta computadora.
Tuvimos una gran empresa que solicitó nuestros servicios completos. Y cuando digo completos me refiero a que quiso que jugaremos sucio. Tuvimos que hackear las empresas que competían contra ellos, debilitar su sistema de seguridad e implantar un virus en todas sus computadoras para que no pudieran recuperar el trabajo realizado para un proyecto por el cual ambas empresas estaban trabajando. Además, descubrí que el dueño de la empresa estaba lavando dinero y aprovechándose de los clientes.
Claro que tuve que trabajar duro junto a Zac y Henry, su código de seguridad y equipo no era fácil de hackear, además tuvimos que ser cuidadosos para no dejar rastros de nosotros. Para ello, contratamos a personas del medio oriente que desvían la información a diferentes puntos para que jamás sepan de donde proviene el ataque.
Agotado mentalmente. Me tiro a mi cama y duermo por lo que parecen tres días
Siento un suave toque en mi hombro. Con pesadez abro los ojos, sonrío cuando me encuentro con Leani.
– Hola bello durmiente...
– Ja ja que gracioso ¿Qué hora es?–. Pregunto aún somnoliento.
– Pasadas las ocho de la noche. Dormiste por cuatro horas.
Mierda.
– Estaba muy cansado.
– Lo sé. Te traje la cena, Roke la preparo, es pasta italiana–. Mis ojos recorren la charalo y me pregunto porque no la trajo ella, pero no quiero hacer sentir mal a Leani así que no lo pregunto.
Mientras me devoro la pasta, Leani ordena mi habitación canturreando una canción de esas viejas, parece que es de amor.
– ¿Estás enamorada? ¿Porqué cantas eso?– preguntó dándole otro sorbo a mi bebida.
Leani se carcajea y niega con su cabeza. Me mira con la escoba en la mano y la otra en la cintura.
– De verdad vives bajo una piedra a caso no haz escuchado la canción de Edmund y Anna.
Frunzo el entrecejo.
– ¿Cuál canción? ¿Tienen una canción?
– ¡Dios Santo Zion! Todas las noches bailaban en su habitación, a veces me pregunto si eres o te haces...
– ¿Eso fue un insulto?–. Ella se ríe y luego me guiña el ojo. Entrecierro los ojos.
– Se llama a groovy kind of love Zion, escuchala tal vez te inspiras.
No soy un romántico poe naturaleza, y tampoco soy un amante de la música. Mi vida ha girado alrededor de las computadoras.
– Hablando de amor –. Dice acercándose a mi. Suspiro, sabía que este día llegaría, Leani no había sacado el tema hasta hoy, creo que quiso dejar pasar el tiempo porque estaba muy enfadada.
- Si quieres regañarme y decirme que no juegue con Roke te puedes quedar muy tranquila no pretendo jugar con ella.
Leani me observa con su rostro tenso.
– Hijo–. Dice y me toma la mano. Su toque siempre se ha sentido especial, sus manos son un poco ásperas por tantos años de trabajar en esta casa, pero no podríamos decirle que no lo haga, lo intentamos una vez con Edmund y Leani nos quiso tirar una silla. Es todo lo que ella conoce.
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SOLAMENTE MÍA.
RomanceRoke no era su verdadero nombre. Siempre fue especial, diferente, callada y casi nadie la notaba. Su vida pasaba sin pena, guardándose los momentos que la marcaron. Hace tres años había llegado a la mansión Baker, nadie sabía mucho de ella, por es...