Roke
La señorita Anna se ve hermosisima con su vestido rojo. Ella es una mujer muy preciosa, su cabello, su piel y las miles de pequitas la hacen ver única.
Suspiré. Me mire mi uniforme, solo soy una chica de servicio, poco agraciada y para nada llamativa. Vuelvo a ver a Zion, cada vez que mis ojos reparan en él, me quedo sin aire.
Va vestido con un traje gris oscuro sin corbata, se ha tomado dos whiskys, dos copas de vino. Sus ojos miran a la señorita Anna con deseo, mi corazón se rompe un poco más. No entiendo porque la mira así, a Zion le gustan las rubias, con cuerpos boluptosos, pero puedo ver como sus ojos admiran la belleza de la señorita Anna.
Belleza que tu no posees.
Lo sé.
Zion llegó hace unos días, tres meses paso fuera de casa. La señorita Anna llegó hace unos días también, cuando Zion la vio, fue un caos. Él y el señor Baker se agarraron a los golpes, hubo gritos y mucha tensión.
Admito que me tomó por sorpresa. Jamás imagine que el señor Edmund se casará, menos que lo hiciera en secreto. Leani fue muy cerrada al soltar la información, solo me dijo que llegaría y que sería parte de nuestras vidas.
La señorita Anna es un poco extraña, como si hubiese salido de una cajita de cristal, mira todo, habla poco, y su postura siempre es firme y sensual. Ojalá yo pudiera ser así de atractiva.
Vi bajar por las escaleras a los señores Baker. Es extraño llamarlos así, ambos son jóvenes, ahora mis jefes. La señorita Anna tiene mi edad.
-¡Aplaudan a los recién casados! dos personas que se aman, su historia de amor es única, se aman tanto que disfrutan pasar tiempo juntos. Que no les confunda el rostro de horror de Anna, ella es muy asustadiza ¿verdad Edmund? - dijo Zion, elevando su voz, y junto a él la copa de vino que tenia en su mano. Mis ojos volaron hacia él, está noche no traía ninguna chica colgada de su brazo. Había algo que le molestaba.
Por años, lo he visto desde las sombras, he estudiado sus movimientos, sus gestos, y lo poquitito que se de su vida, me han dado algunas explicaciones de porqué el se comporta así. Leani me ha dicho que él y el señor Baker se pelearon por una chica, la ex esposa del señor Edmund, a mi jefe lo he visto en episodios muy extraños, hubo días enteros que pasó encerrado en su cuarto, con depresión. Conozco los síntomas, yo viví toda mi vida así, gracias a mis padres.
No pienses en ellos ahora Ro.
Suspiré.
– Ven, hay que comenzar a servir los aperitivos – dijo Leani a mi lado. Asentí.
La fiesta era aburrida, nunca he sido partidaria de ellas, mamá me obligada y odie cada segundo de ello. Hoy, estos pocas personas parecían también aburridas, la música era demasiado calmada y la señorita Anna parecía como si no pudiera soportar las miradas, al menos en eso nos parecemos.
De pronto, escuche gritos. Todo se paralizó, vi venir al señor Baker con la señorita Anna en brazos, empapados, corriendo subieron hacia la habitación. Nadie dijo nada por un minutos, luego comenzaron los murmullos.
Me pregunte por Zion, comencé a buscarlo, lo encontré en el jardín. ¡Dios mío! Era una noche muy fría, estábamos en época de lluvia y el frío a veces era insoportable. Estaba sentado en el pasto, con su saco al lado, su camisa rota y un golpe en el rostro. Me mordí el labio inferior no sabía si acercarme a él, pero mi corazón se dolía al verlo así. Tan frágil, tan roto.
Tenia lágrimas corriendo por sus mejillas, lo había visto tomar demasiado. Es un comportamiento extraño de él, Zion no se emborracha. Tomando una fuerte respiración poco a poco me acerqué a él.
– Zion ¿Se encuentra bien?– pregunté nerviosa. No hubo respuesta, tenía su cabeza entre sus manos, como si le doliera.
Mira para todas partes, los curiosos solo miraban desde la puerta de cristal,pero nadie se atrevía a salir. Con la poca valentía que tenía, y mis piernitas temblando, me agache a su estatura, toque su hombro, el levantó la mirada. Sus ojos preciosos color miel estaban rojos, su entrecejo se ciñó, no dijo nada.
– ¿Está bien? ¿Necesita algo?– pregunté tratando de sonar casual, pero por dentro el corazón me iba tan rápido que temia un infarto.
Nego con su cabeza. Me decepcione, quería que supiera que podía contar conmigo, quería que supiera que yo podía cuidarlo como nadie, que miraba sus griteras, pero era muy cobarde para confesarlo.
– Levántese Zion, aquí está haciendo much frío. Le voy a preparar un té, y le llevare algo de comer a su habitación. Tome mi mano – Nunca creí extenderle voluntariamente mi mano, pero tal vez era el hecho que estaba muy borracha el que me hacía hacerlo. Tal vez el día de mañana no se acordara.
Zion
Mire su mano extendida. Tan frágil, tan delgada, sus nudillos con pequeñas cicatrices blancas, como si se hubiese cortado muchas veces. Levante mi mirada a Roke. ¿Porqué me estaba ayudando? Ella jamás se ha acercado a mí, siempre parece como un animalito asustado.
Sonreí. Tome su mano, finji que me apoyaba en ella pero puse todo mi peso en mi otro brazo para levantarme. Ella es tan delgada. Su cuerpo choco contra el mío. Roke no es tan pequeña de estatura, pero le saco una cabeza. Nunca me había fijado en sus ojos. Son tan oscuros como la noche más oscurida, un poco rasgados, cejas delgadas, boca delgada.
Es bonita, una belleza poco usual. Roke se mordio el labio inferior y eso hizo algo en mi cuerpo.
NO. NO VAYAS AHI, NO LA PUEDES TOCAR.
– Uhmm...
– Gracias por ayudarme a levantarme. No quiero nada, me voy de la mansión por un tiempo. Espero que cuando regrese, estés todavía por aquí –. ¿Porqué rayos dije eso?
Dejándola con la boca abierta, me largue.
Roke
Todo había quedado como si no hubiese pasado nada. Me tocó que supervisar a los de limpieza, mientras Leani estaba con la señorita Anna.
Despedimos a los invitados, y todo acabo. Vi salir a Zion con una pequeña maleta. Siempre huía, siempre huía de los problemas, preferida hacerlo a enfrentarlos. Suspiré. Todavía tenia la sensación de su mano sobre la mía.
La manera en que me miró, su cuerpo junto al mío. ¡Dios! Solo de pensarlo siento escalofríos. Zion es tan guapo, pero más allá de eso, quiero conocerlo, quiero descubrir el hermosos corazón que me instinto me dice que tiene. Claro, eso jamás pasará.
– Señorita, Hemos terminado– dijo el encargado de la limpieza.
– Okay. Iré por el señor Baker – conteste. Me dirigí hacia su oficina, tenía mucho de estar ahí. Di unos golpecitos y escuche su voz.
–Señor Baker, disculpe que lo interrumpa. Los meseros terminaron de limpiar, están por retirarse ¿Quiere revisar si todo quedó bien? - pregunté. Se miraba fatal, la preocupación eran palpable en sus ojos.
- ¿Haz revisado tu?
- Si señor Baker. Todo está limpio y ordenado, como a usted le gusta- respondí. Estuvo bien de cerca cerciorandome de ello.
- Bien, confío en ti. Diles que el pago ya esta enviado, que no se preocupen. Gracias Roke, ve a descansar.
- Muchas gracias señor Baker, buenas noches.
- Buenas noches Roke.
Quince minutos después, estaba tomando un baño caliente, me puse mi pijama, y luego saque mi diario, está noche volvería a escribir sobre él, mi amor secreto.
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SOLAMENTE MÍA.
RomanceRoke no era su verdadero nombre. Siempre fue especial, diferente, callada y casi nadie la notaba. Su vida pasaba sin pena, guardándose los momentos que la marcaron. Hace tres años había llegado a la mansión Baker, nadie sabía mucho de ella, por es...