❝Do I Wanna Know?❞ |Buggy| Live Action| EDITANDO

[06]

POV; Narradora.

El payaso bostezó y se puso de pie inmediatamente.

— No he dormido bien. — Dijo en tono de queja y te miró aún recostada en el que supone es su lugar.

— Pues yo dormí como un bebé. —Una leve sonrisa se dibujó en tu rostro y al levantarte lo miraste de frente — ¿Tienes algo para desayunar?

— Búscate algo por ahí. 

Te cruzaste de brazos y frunciste el ceño. Imposible que no tuviera al menos un poco de comida por ahí. O simplemente estaba siendo tacaño.

— Eres un tacaño.

— Y tú una perezosa. — Sonrió levemente al ver el puchero que se había formado en tus labios y guardó silencio por un largo rato.

— ¡Bien! — Exclamaste.

Primero muerta de hambre antes de rogarle a alguien por comida, mucho menos por un desayuno. Daba igual, muchas veces no desayunabas porque las ganas de vomitar te ganaban casi siempre. Sin embargo, esta vez si que tenías ganas de comerte un buen plato de desayuno como para no compartirle a nadie.

— Lo haré por mi cuenta. 

Él se rio, observando atentamente como te dabas vuelta y caminabas con pereza a lo que sería tu próximo destino. 

— Claro, ve, segurito y te sacas algo con el bonito cuerpo que tienes.

Qué acababa de insinuar...

Apretaste los dientes y cerraste tus puños con tanta fuerza que sientes tus músculos palpitar y doler más que nunca. Aquello realmente te había llegado sin importar que tan importante fuera él, fue como una patada en el estomago. Te hizo recordar algo...Ah sí, ya habías escuchado esas palabras salir de los labios de otra persona, aquello que te hizo correr al baño a vomitar. Te había congelado y llevado de vuelta al pasado.

[Flashback]

El día que cumpliste 12 años, como siempre te hallabas con Suki, porque era tu único lugar seguro, era un pequeño escondite del mundo. Había estado ahorrando dinero para poder comprarte un pequeño pastel, el único regalo que recibiste aquel día.

— Anda, come. — Insistió.

— No tengo hambre. — Respondiste con simpleza, aún haciendo un circulito en la tierra con tu dedo.

— T/N, por favor.

Negaste con la cabeza. El sol brillaba demasiado e iluminaba tu figura, cayendo directamente en tu rostro y quemando tu piel hasta llevarte al límite de la molestia, aún así, te quedaste sentada en el suelo, mirando hacía él. No podías evitar que la tristeza te carcomiera...Tu hermano había sido el único en felicitarte aquel día.

Una sombra cubrió tu cuerpo de un momento a otro y unos pies de talla grande se quedaron parados frente a ti. Levantaste la vista, era tu padre.

— Hola. — Le dirigiste la palabra.

Él no respondió, simplemente dirigió la mirada a Suki, quien inmediatamente escondió el plato con el pequeño pastel. 

— ¿Qué es, Suki? — El mayor habló.

— N-nada, papá.

Tragó con fuerza. Se había enterado. El chico escondía dinero a sus espaldas cuando su padre lo necesitaba para sus vicios. Un puñado del cabello negro del menor fue sostenido con fuerza por la mano del mayor, arrancándole un quejido.

— ¿Acaso estás ganando dinero a mis espaldas, mocoso?

Suki negó. 

Maldición.