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Capítulo sin corregir.

[...]

La cálida sensación de tus manos a su alrededor y la tranquilidad que su corazón había obtenido al verte, probablemente la sensación más bonita que ha sentido en toda su vida. De alguna forma, así como creíste que había muerto, él creyó que algo malo te había sucedido, es cierto que todas las personas primero pensamos lo peor, siempre, y Suki se había dado cuenta de eso tras decir que era solo un mal sentimiento que la gente se echaba encima para sufrir sin saber la verdad. 

— Lo siento — Susurró, lo sabía, había algo dentro de él que le decía que debía disculparse — ¡Lo siento mucho! 

Y de alguna forma, sus palabras lograron calmarte al menos un poco. Quedaban los sollozos tembloroso y los leves movimientos de tu cuerpo. Había señales de que no querías soltarlo nunca, quizá así sería. Tu mano paseándose por la espesura de su cabello negro y suave, tan fácil de peinar, que servía como una pequeña terapia de relajación. 

Suspiraste. No sabías que decir, claro, aunque lo mejor sería desamarrarlo primero.

Quitaste con cuidado las cuerdas que amarraban sus manos a la incómoda silla, luego los pies, dejando solo las marcas rojas que quedaron de lo apretadas que estaban sus ataduras. Era más alto, ya no tan delgado, el pelo más abundante, brillante y lindo, además había una nueva cicatriz que cruzaba su labio. Acarreaba una mirada mas o menos cansada pero, en cierto modo, llegaba a ser tierna.

Sus manos se deslizaron por tu espalda y te rodearon con rapidez además de una calidez inmensa, estaban frías pero el abrazo las había calentado un poco. El dulce tacto, como si tuviera miedo de llegarte a romper como un cristal, su corazón golpeando su pecho con fuerza. Estaba tan feliz de verte otra vez y tan enojado consigo mismo.

— Lo siento. — Repitió.

— No te disculpes — Escuchó tu voz y sonrió levemente al notarte más tranquila. La bonita y armoniosa que tenías le tranquilizo.

— Te deje sola.

— No lo hiciste porque quisieras, así que no hay una razón para que este enojada contigo — Murmuras, el quiebre de tu voz se desvanece poco a poco.

— Pero mírate, estás sola y quien sabe por qué cosas pasaste antes o incluso ahora. — Realizó leves movimientos con sus manos sin apartarse de ti.

— No importa... — Suspiraste — Estás aquí...Vivo...

— Gracias.

— A ti. Te extrañe mucho, Suki. — Enterraste tu rostro en su pecho y te aumentaste la fuerza de tu agarre.

— Te quiero — Susurró y depositó un dulce beso sobre tu cabeza.

— ¿Dónde estuviste? ¿Por que no...? — Tu voz se apagó antes de poder terminar la oración.

— Cuando volví a casa no te encontré...Ni a mamá, ni a papá — Hizo una pausa — Así que tuve que irme lejos ¡Pero! una persona muy amable me acogió en su hogar hasta que cumpliera los 18. Luego de eso conseguí un trabajo en la marina.

— ¡¿Eres marino?! 

— No como tal, les hago pequeños trabajitos como hacerme pasar por pirata para asesinar a gente buscada y tipos que tienen problemas con la marina. Es bastante complejo por lo que no puedo explicarte todo aquí.

— Ah, creo que entendí.

Te separaste de él lentamente tras máximo unos 5 minutos, sintiendo el frío invadir tu cuerpo de nuevo, frotaste tus ojos y respiraste con profundidad. Agarraste su mano con rapidez y lo jalaste, sin decir absolutamente nada.

❝Do I Wanna Know?❞ |Buggy| Live Action| EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora