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—¿Lo hiciste a propósito?

Yoongi terminó de acomodarse los pantalones y levantó los ojos para ver a un muy enojado fae. —¿Qué eres? —Inclinó la cabeza hacia un lado, mientras inspeccionaba a su nuevo compañero. Orejas ligeramente puntiagudas, brillantes ojos verdes esmeralda, piel pálida e impecable... Jungkook era deslumbrante.

—¿Acabas de ignorarme intencionalmente?—Jungkook dio un amenazante paso hacia adelante, sus manos apretadas a sus costados mientras le gruñía.

Puso los ojos en blanco. Haría carbón con el tipo en tres segundos. El ladrido de Jungkook no lo asustaba ni un ápice. —Me gustaría saber exactamente a quién acabo de unirme. —Arqueó una ceja, cruzó los brazos sobre el pecho y esperó.

—Sprite.—Jungkook mordió la palabra, prácticamente escupiéndola.

Sus ojos se abrieron de par en par, y su boca se abrió en una exhibición indigna de shock.

—Fan-jodidamente-tastico. Acabo de violar tu boca virgen— Arrugó el entrecejo y miró a Jungkook. —Vaya manera de hacerme sentir como un imbécil. Deberías avergonzarte de ti mismo. —Luego, levantó la nariz al aire y le dio la espalda al hombre.

No sabía mucho sobre los fae, pero sí que los Sprite se apareaban a través de un intercambio químico con su saliva. Nunca jugaban hockey de amígdalas hasta que elegían a un compañero, y parecía que él acababa de recibir ese honor. Aun así, si lo hubiera sabido, no habría atacado a Jungkook de esa manera. Ahora se sentía mal, y todo era culpa del maldito Sprite.

Entonces este lo golpeó en la parte posterior de la cabeza. Se giró, su boca se abrió nuevamente. —¿Por qué diablos fue eso?

—¿Te olvidarías de ti mismo por cinco minutos, para poder decidir qué hacer ahora? —Jungkook cruzó los brazos sobre su musculoso pecho y lo miró. —Sí, fue mi primer beso, pero me gustó. Deja de ser una reina del drama.

Se pavoneo ante el cumplido, frunció los labios y sacó su pecho.

—¿Te gustaría otro?

Jungkook lo golpeo en la parte posterior de la cabeza otra vez.

—Enfócate.

Frotándose la cabeza, lo miró. —¿Siempre eres tan violento?

—¡Yoongi!

—Está bien, está bien—Levantó las manos en señal de rendición.

—Bueno, no podemos deshacerlo, así que supongo que le sacaremos provecho.

—Espera. —Jungkook comenzó a pasearse por el pasillo, mirando sus pies, mientras movía las manos salvajemente.

—Nos apareamos. Conseguimos el sello y salimos de este maldito castillo—Se detuvo y lo miró con una sonrisa traviesa. —Después de obtener el sello, hemos terminado. Vuelves a tu vida y yo a la mía. Todos felices.

Sus labios se extendieron también en una amplia sonrisa. —Me gusta tu forma de pensar, Jeon Jungkook. —Estiró la mano e hizo una leve reverencia. —Vamos a casarnos.

Este resopló, ignoró su mano y se volvió para caminar por el pasillo en la dirección de dónde venían. Negó con la cabeza y sacó su lengua a la espalda de Jungkook. Demonios, básicamente habían dicho

—Acepto—. ¿No podría un hombre ofrecerle una pizca de romance a su prometido?

—¡Mueve tu trasero, Yoongi!

Aparentemente no.

—¡Oye, espera!—Corrió hacia el lado de su compañero. —¿Puede alguien más reclamarnos, antes de obtener el sello?

A.a.l.M.N. (1-20)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora