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—¿Qué demonios? —Jungkook empujó a su amante detrás suyo y se apresuró a cruzar el estacionamiento hacia su vehículo. Se quedó allí, en estado de shock, con la boca abierta como un pez, mientras meneaba la cabeza con incredulidad. ¿Quién diablos habría hecho tal cosa?

—¿En serio? —Yoongi gruñó mientras se ponía a su lado y dejaba caer las bolsas sobre el asfalto. —¿Hay algo que necesites decirme? —Cruzó los brazos sobre el pecho y lo miró.

Siguió negando con la cabeza, como si fuera un idiota. —No tengo ni idea de quién pudo hacer esto. —Se acercó a su vehículo, pasando la punta de los dedos sobre las palabras grabadas en el capó.

¡ÉL ES MÍO!

—Tal vez haya sido un amante celoso o algo así. Quizás se han equivocado de coche —, dijo con esperanza. Podría haber molestado a Yoongi antes, pero no tenía ningún ex capaz de hacer algo como esto. Diablos, ni siquiera tenía un ex. Lo que explicaba por qué continuaba follando con su compañero todo el tiempo y en dónde sea.

—Bueno, tenemos que llamar a la policía.

—No creo que haya mucho que puedan hacer al respecto.

—Probablemente no—asintió Yoongi. —Pero la compañía de seguros va a querer ver un informe policial, antes de pagar para que arreglen este destrozo.

Asintiendo con la cabeza, como un muñeco cabezón, no pudo pensar en nada que decir. Gracias a Dios que al menos uno de ellos tenia un trabajo de jornada completa.

Una idea repentina emergió, le heló la sangre y le quitó el aliento.

¿Qué pasaría si quién hizo esto no se equivocó de coche, pero no se refería a él? ¿Qué pasaría si alguien más quería a Yoongi?

El miedo lo hizo girar sobre sus talones y arrastrar a su pareja hasta sus brazos, aplastándolo contra su cuerpo, mientras salpicaba de besos la parte posterior de la cabeza de Yoongi. Todavía no sabía si amaba al hombre, pero sabía que pronto se encaminaba a no poder vivir sin él. Haría lo que fuera necesario para mantener a su pareja a salvo. Nadie le podría quitar al hombre. Nadie.

Yoongi se apartó, mirándolo como si hubiera perdido la maldita cabeza, que probablemente la había perdido.

—¿Qué te pasa? Estás temblando como una hoja—La voz de Yoongi se suavizó, y le puso la mano sobre el corazón. —Tú corazón late tan rápido—susurró. —¿Qué pasa muchachote?

Negó con la cabeza, intentando su mejor imitación se una sonrisa tranquilizadora. —Nada, supongo que un poco condicionado. Nunca antes me había pasado nada como esto.

—Estás mintiendo—Yoongi lo miró. —No me mientas Jungkook. No soy un niño.

Suspirando pesadamente, bajó la barbilla hacia su pecho y extendió la mano para frotar la tensión de la parte posterior de su cuello. No quería parecer paranoico, pero tal vez si expresaba sus preocupaciones, Yoongi se quedaría más tranquilo.

—¿Qué pasa si ese mensaje no es sobre mí?

—Sí, ya dijiste eso. Como si se hubieran equivocado de coche.

—No. —Ahuecó la mejilla de Yoongi con la palma de la mano, mientras miraba a sus ojos ambarinos. —¿Qué pasaría si el mensaje fuera para mí, no sobre mí?

—¿Crees que alguien quiere que te mantengas alejado de mí?— Yoongi frunció el ceño, mientras pensaba en la declaración. —No creo que eso sea probable. Me acabo de mudar aquí. Apenas he salido de la casa, y definitivamente, no he hablado con nadie más de lo que he necesitado para comprar algo.

A.a.l.M.N. (1-20)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora