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Miyeon terminó despertando dos días después, quejándose de que habíamos estado sentados, vigilando mientras teníamos cosas más importantes que hacer. No sabía si abrazarla o pegarle por darse tan poco valor ante nuestros ojos. Me fui con el abrazo.

El día después ella fue dada de alta, ya que los shifters sanaban más rápidamente y Drea me ayudó a llevar a todos a casa. Jungkook y Seokjin estaban bien para entonces y me ayudaron a mantener a Miyeon para que no se levantara de la cama.

Margie fue una gran sorpresa. No sólo ella y Drea se llevaban bien como dos guisantes en una vaina, sino que era increíblemente brillante. Con la cantidad de trabajos que realizaba, Drea rara vez llegó a trabajar conmigo en el laboratorio o la sala de trabajo porque estaba enterrada bajo papeleo y patentes. Decidimos darle ese trabajo a Margie ya que era buena con los números y casi aterradoramente organizada.

También ayudó en la casa mientras Miyeon se estaba recuperándo. Y para ser honesto, encajaba perfectamente en nuestra casa. Sabía que tenía problemas, especialmente después de lo que había pasado. Pero unos días después de que todos llegamos a casa del hospital, me preguntó si conocía a una consejera con la que quizás pudiera hablar. Drea le encontró una muy buena y pronto iba a empezar a verla.

Miyeon gruñó a Jungkook y Seokjin una semana después de su baile con la muerte. —Si no dejáis de merodear, voy a explotar.

—Miyeon, ¿podrías ser menos protectora con nosotros si casi hubiésemos muerto? —Le pregunté mientras le quitaba la sartén de la mano—. Casi te perdemos, cariño. Y estás saltando de vuelta a las cosas muy rápido.

Suspiró y se sentó en uno de los taburetes de la cocina. —Te juro que tus chicos esperan fuera del baño mientras hago pis.

—Bien, te dejaremos. —Me reí. Ella tenía razón... había pillado a mis dos compañeros haciendo justamente eso. No cuando estaba usando el baño, sino cuando se iba a duchar. Temían que no fuera lo suficientemente fuerte como para aguantar tanto tiempo y que pudiera caer—. Sólo quieren asegurarse de que no te caigas en la ducha.

—Bien, tomaré un baño y me quedaré con mi teléfono junto a la bañera—respondió entre dientes apretados—. ¿Trato hecho?

—Muy justo —respondió Jungkook inmediatamente—. No podemos evitar preocuparnos, Miyeon.

—Lo sé y también los amo, mocosos. —Miyeon se rio y le acarició el pelo antes de hacer lo mismo con Seokjin—. Pero si no son ustedes, entonces Drea y Margie me están flanqueando como si esperaran a que me derrumbara y muriera. Me pone de los nervios. Y estoy cansada de sentirme inútil.

—Puedes empezar a cocinar una comida al día si prometes una siesta después. —Yo levanté una ceja cuando ella abrió su boca para discutir, pero rápidamente la cerró y asintió—. Y uno de nosotros siempre va contigo para tus paseos.

—Oh, está bien. Me divierto en ellos con ustedes. —Ella hizo un gesto para demostrar que no era gran cosa. El médico había dicho que necesitaba empezar lentamente con caminatas y fortalecerse. Los shifters se curaban muy rápido, pero la mujer había estado técnicamente muerta durante casi siete minutos. Nadie volvía de eso con un chasquido de sus dedos. Demonios, me sorprendía que ya estuviera levantada y exigiendo trabajo.

—¿Cómo se siente tu estómago? —preguntó Seokjin. Esa había sido la peor de sus heridas y los puntos ya habían salido, pero aun así le daba problemas y estaba sensible.

—Se reduce a una línea roja fea —respondió ella encogiéndose de hombros—. Ni siquiera lo he notado hoy. Anoche me dolió un poco cuando fui a buscar el champú, pero nada más que eso.

A.a.l.M.N. (1-20)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora