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Llegó la hora del partido diario que hacían en cada práctica.

Esa vez los equipos los armaban Rodrigo y Lloris. Como siempre, el francés lo eligió a Sonny primero. Sonny se acercó al arquero y le apoyó una mano en el hombro.

—Elegí a Cuti —le susurró.

—Si, después de a Harry.

—No, si no lo elegís ahora se lo va a quedar el otro equipo. Elegilo ahora —Lloris lo miró sorprendido. Sonny sonrió dulcemente y suavizó su tono de voz—. Vamos, Hugo, ya me tienes a mi. Hay que dejarles un goleador a ellos, sino no es tan divertido.

Lloris le sonrió embobado y asintió.

—Cómo usted diga, mon amour —dijo Lloris—. ¡Cuti, aquí!

Cuti levantó las cejas con sorpresa por ser elegido primero y caminó hacia ellos. El cordobés miró a Sonny de reojo, pero este no lo miró.

Sonny estaba más atento a la expresión de cierto sueco, que a su vez lo miraba de vuelta.

Cómo era de esperarse, Lolo eligió a Harry y después Lloris eligió a Richarlison, por consejo de Sonny.

—A Deki —sugirió Cuti.

—No —dijo Sonny, tajante—. Tenemos a Richy, no lo necesitamos.

Cuti lo miró con el seño fruncido.

—¿Eh? ¿Y a quien entonces, a ver?

—A Pedro –dijo Sonny, sonriendo.

Cuti resopló y se cruzó de brazos.

—Y si.

—¿Y si que? —lo desafió Sonny, con una ceja alzada—. ¿Tenés algún problema con que elijamos a Pedro?

—No, nada más digo que Deki es una mejor opción.

Sonny entrecerró los ojos.

—¿Mejor opción de qué?

—¿Y de qué va a ser? —exclamó Cuti, medio impaciente.

—Tanto la van a pensar —gritó Lolo, a lo lejos—. Apúren sino elijo yo.

—¡Ahí va, culiao! —gritó Cuti—. Bueno, delen, elijamos a Deki y listo.

—No mandas vos acá —le dijo Sonny mordaz.

Cuti lo miró fijo.

—Y vos tampoco.

–No, pero no soy solo yo. Richy también está de acuerdo, ¿o no, Richy? —Sonny miró al brasilero.

—Eh... si, si. Pedro me parece uma melhor opção.

—Lloris es el capitán, su voto vale doble —le dijo Cuti, esperando que su vecino se pusiera de su lado.

Lloris miró a Sonny. Sonny ladeó la cabeza, y lo miró con una inocente expresión expectante.

—Vamos con Pedro —dijo Hugo.

Sonny sonrió triunfante y Cuti puteó por lo bajo. Se había olvidado la cantidad de hombres que Sonny tenía comiendo de su mano. El pensamiento de que él había sido uno de esos, uno más, le dió una sensación de malestar. Pero empujó el sentimiento lejos rápidamente.

—¿Dijiste que su voto valía doble, no? Entonces son 4 contra 1 —se los restregó Sonny.

—Como quieran –dijo Cuti, dándose por perdido.

Así que eligieron a Pedro. Era como si Sonny hubiera armado un equipo con su propio harem de hombres.

Lolo eligió a Deki y Cuti lo vio irse para el otro equipo casi con pena. Deki atrapó su mirada desde el otro extremo. El sueco le entrecerró los ojos de manera desafiante, señalando sus ojos celestes con su dedo índice y anular para luego apuntar ambos dedos hacia Cuti. Cristian sonrió divertido, entendiendo el gesto y decidió hacerle también una advertencia. Se palmeó su propia pierna y luego se llevó el dedo índice debajo del ojo, tirando suavemente hacía abajo. "Ojo con tu pierna". Deki se rió y negó con la cabeza.

Un resoplido molestó a su lado llamó su atención. Cuti se giró y se encontró con Sonny cruzado de brazos, mirándolo seriamente. Rápidamente el coreano giró la cabeza y se volteó para seguir diciéndole a Lloris que jugador elegir.

Una vez estuvieron completos los equipos, empezó el partido. Harry fue el primero en marcar, Sonny marcó el segundo y Richarlison el tercero. Era un partido intenso y mucho más fluido al utilizar solo una fracción de la cancha. En un momento,  Deki corrió con la pelota hacia la portería, Cuti lo siguió de cerca y tiró de su pechera mientras intentaba quitarle la pelota. Todo esto mientras ambos se reían. Finalmente Deki logró pasar la pelota a Harry, quien marcó para el empate.

—Eso fue patético, ni siquiera lo intentaste —le reprochó Sonny a Cuti.

—¿Te querés relajar? Es un juego —se defendió Cuti.

Sonny sabía que Cuti era una bestia para jugar, incluso en los entrenamientos. Que fuera tan indulgente con Deki no era casualidad. Eso solo enfureció más a Sonny, así que decidió que ya que Cuti no haría su trabajo de defensor con Deki, él tendría que hacerlo por él en su lugar.

Cada vez que se encontraba cerca de Deki, aprovechaba cualquier oportunidad para darle un empujón o irle fuerte. Deki, por su parte, se daba cuenta de que todas las faltas que recibía de Sonny parecían ser a propósito. Sus miradas se cruzaban en el campo de juego, y Deki podía ver la rabia tras los ojos de Sonny. A pesar de eso, intentó mantener la calma y concentrarse en el juego.

En una de las tantas veces que Sonny fue a cubrirlo, llegó tarde a la pelota y prácticamente lo barrió. Los del equipo contrario se quejaron y el asistente que hacía de árbitro sonó el silbato.

Sonny le ofreció su mano rápidamente, con una expresión apenada en su rostro.

—Lo lamento mucho, fue sin querer —le dijo, con una sonrisa de disculpa que Deki no se creyó.

—No sabía que eras defensor —comentó Deki, aceptando su mano.

Sonny le dió un apretón un poco más fuerte de lo necesario, su sonrisa filosa en los bordes.

—Yo no sabía que te caías tan fácil —bromeó Sonny, con una risa tintineante, antes de soltarlo—. Supongo que ahora nos conocemos más, ¿no?

Deki no supo qué contestar a eso, si fuera por él habría terminado la conversación ahí. Pero Sonny parecía tener ganas de charlar.

—Por cierto, ¡Feliz Cumpleaños! –le dijo el coreano con efusión—. Te lo hubiera dicho el mismo día, si me hubieras invitado a tu fiesta, claro.

—No fue una fiesta —dijo Deki—. Fue una reunión privada, no invité a casi nadie del equipo.

—Si, a casi nadie —repitió Sonny, sosteniendo le la mirada por demasiado tiempo—. ¡Pero bueno, no pasa nada! Además, me contaron que la pasaste muy bien. ¡Así que, felicidades!

Luego se fue, dejando que el sueco cobrara el tiro libre que se había ganado tras su falta. Deki lo miró irse, con una expresión malhumorada.

—Acomoda bien la pelota —dijo una voz mandona.

Deki levantó la mirada y no pudo evitar sonreír. Cuti se había acercado a cubrirlo.

—Eh, estás muy cerca —le reclamó.

Cuti chasqueó la lengua.

—Dejá de mariconear y patea —le dijo, luego se inclinó un poco y le susurró—. ¿Estás bien? Lindo golpe te diste.

Me dieron, quiso corregir, pero no quería traer al coreano a la conversación.

—Estoy bien, soy más resistente de lo que parezco.

—Si, me consta —dijo Cuti, sonriendo de costado—. Después te paso una cremita.

Deki lo empujó, acalorado, y rápidamente se reanudó el juego cuando le pasó la pelota a Lolo.

Al final ganó el equipo de Lloris y Cuti no tardó en  burlarse de él y molestarlo, pasando su brazo por sus hombros y zamarreandolo. Irónicamente, aunque Cuti le estaba diciendo perdedor, Deki se sentía más ganador que nunca.

Me la juego por vos (Cutison/Cutisevski) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora