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Perdieron.

Perdieron contra un equipo con el que ni siquiera debieron perder, un rival "fácil".
Sonny llegó a su casa exhausto y con la moral por los suelos. Las palabras de Harry no dejaban su mente.

Él tenía razón, no solo sobre lo necesario que era Cristian en la cancha sino lo mucho que lo afectaba últimamente. Heung-Min sabía que no había estado concentrado durante el partido, durante el día.

Kulusevski deseaba a Cuti y Son no podía dejar de pensar en eso.

Él era un futbolista profesional, tenía cosas más importantes de las que preocuparse de que alguien más estuviera interesado en su... ¿Su qué? ¿Qué se supone que eran?

Una visita inesperada lo sacó de sus pensamientos. Lo vio venir por las cámaras de seguridad. Su más grande dolor de cabeza.

—¿Qué haces acá, Cristian? —le preguntó con un suspiró, cuando abrió la puerta.

—¿Cómo qué hago acá? —le dijo algo indignado, mientras entraba sin ser invitado—. Te dije que íbamos a hablar después del partido.

Sonny cerró la puerta con furia.

—Acabamos de perder, Cristian. No estoy de humor para tus escenas.

La expresión de Cuti se ablandó.

—Ya sé. También vine por eso. No vine a pelear, quería ver cómo estabas, y como no respondes los mensajes...

—¿Y cómo crees que estoy? Perdimos de manera horrible. Pero por supuesto que no te importa. El señor tarjeta roja estaba demasiado ocupado curándose su nuevo tatuaje de la copa del mundo como para preocuparse por su equipo —Y haciéndole regalos al sueco que está enamorado de vos, quiso agregar Sonny, pero se lo guardó.

—Pará un poco, no te la agarres conmigo. Es la única roja que tengo hasta ahora, no fue mi culpa que...

—¡Es un milagro que sea la única! En cada partido que tenemos cometes un riesgo estúpido. Siempre haces lo mismo, actúas sin medir las consecuencias ni el peligro. Arrasas con todo sin ponerte a pensar todo lo que puede salir mal, ¡en todo lo que hay en riesgo!

Cuti lo miró desconcertado, como si Sonny le hubiera pegado una piña. Luego, su ceño se frunció y lo miró enojado.

—Por lo menos me arriesgo. Por lo menos me la juego por lo que quiero. Por lo menos digo lo que me pasa y no espero que el otro adivine mis pensamientos.

—¿D-de qué estás hablando? Eso no tiene nada que ver con...

—¿Por qué no me decís porque me estuviste ignorando todo el día, a ver? —lo desafío Cuti, avanzando hacia él—. ¿Por qué no decís lo que te molestó?

—No me molestó nada —balbuceó Son, empujando a Cristian por el pecho para que dejara de ocupar su espacio personal.

Sabía que su cerebro no funcionaba bien cuando se acercaba tanto.

—¿Te pusiste celoso? —resopló Cuti, incrédulo—. ¿Por Deki? ¿En serio? —Son sintió que su rostro se calentaba y Cristian sonrió suavemente—. Es mi amigo, boludo.

Sonny lo empujó, recuperando algo de espacio.

—No seas ridículo, ¿por qué estaría celoso? Vos podés hacer lo que quieras con quién quieras, no me importa.

La sonrisa de Cuti se borró.

—¿No te importa? No te creo una mierda, si no te importará no te hubieras comportado como un nene ofendido todo el día.

Me la juego por vos (Cutison/Cutisevski) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora