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La historia de Son y Cuti fue como una pequeña espina clavándose en su corazón, en especial después del regalo que le dio Cuti y la tarde que pasaron juntos en su casa, y como compartió su entrevista por sus redes y el modo en que se inclinó y se rió contra su hombro…

Y esa mañana, cuando entró a la zona de entrenamientos y vio a Cuti riendo junto a Son, fue como si una llama se encendiera dentro de su pecho.

Se acercó a ellos, saludó a todos sus compañeros con su mejor sonrisa y guardó sus cosas en su casillero.

—Ey, Cuti —lo llamó, cerrando la puerta del casillero con fuerza—. ¿Cómo se llama esa canción que pusiste como cinco veces ayer No me la puedo sacar de la cabeza.

Cuti se giró hacia él y ladeó la cabeza.

—¿Cuál? ¿La de K'Locura?

—Pero si el Cuti no puso música ayer, gracias a Dios —dijo Rodrigo.

—Ayer en su casa, digo —dijo Deki y camino hacia Cuti para no tener que gritar—. Esa que dice "eres el centro del cosmos…"

—¡Ah, si! Esa es de la Konga —sonrió Cuti, contento de que por fin alguien apreciara su música—. Universo Paralelo se llama, temazo —Escarbó en su bolsillo y sacó su celular—. ¿Quieren que la ponga?

Todos los compañeros cercanos que estaban se negaron de inmediato. Cuti frunció el ceño y los puteó, enojado de que nunca quieran que él ponga la música.

Por su parte, Deki sonrió y le dijo que se la pasará por WhatsApp. Mientras Cuti lo hacía, Deki pudo sentir la mirada de Son sobre ellos. En ese momento aprovechó para hacerse un espacio a su lado en la banca e inclinar más su cabeza contra la de Cuti, fingiendo ver el nombre de la canción en el celular del cordobés.

Un carraspeó los hizo desviar la mirada de la playlist de Spotify. Sonny les dió una sonrisa que se veía poco natural viniendo de él.

—Así que se juntaron ayer —dijo el coreano, intentando sonar casual.

Rodrigo y Emerson se percataron de eso y se quejaron por cortarse solos y no invitarlos. Deki no pudo resistirse a soltar la bomba.

—Fuí a buscar la camiseta que me prometió nomás, no es que nos juntamos sin ustedes, celosos —bromeó.

Rodrigo abrió los ojos de par en par.

—¿Le diste la camiseta de Messi a él? —le preguntó a Cuti indignado—. ¡Si yo te la pedí primero, hijo de puta!

—¡La puta madre, Deki, te dije que no dijeras nada!

Y mientras Cristian intentaba excusarse con sus compatriotas sudamericanos, Deki se tomó un tiempo para mirar a Son. El coreano ya tenía la mirada puesta en él, de inmediato le dió una sonrisa amigable pero Deki había alcanzado a ver la mirada filosa que le estaba dando antes.

Sintiendo un cosquilleo de victoria, le sonrió de manera satisfecha. Ambos sintieron la tensión eléctrica y antipática vibrando entre ellos. Luego entró Conte y les gritó que salieran a la cancha, rompiendo con la batalla de miradas.

Son fue el primero en salir, dejándolos a todos atrás. Cuti le dió una mirada confundida, pero los reclamos de Emerson y Rodrigo lo distrajeron de inmediato.

—¿Por qué sonríes así? —le preguntó Pierre, quien había observado toda la situación en silencio.

—Estoy emocionado por el partido —mintió Deki, encogiéndose de hombros—. Leicester siempre es pan comido.

El danés no sé vio muy convencido, pero no preguntó nada más, mientras ambos seguían al trío bullicioso de latinos hacia el exterior.

Me la juego por vos (Cutison/Cutisevski) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora