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Ignorar a Son era más difícil de lo que creía.

Cristian se había acostumbrado a tener sus ojos sobre él todo el tiempo, a estar a su alrededor como un insecto volando cerca de una brillante luz, a buscar cada oportunidad de un roce accidental.

Obligarse a sí mismo a no mirarlo, a no girar cuando escuchaba el sonido de su voz o el peso de su mirada, era un esfuerzo casi físicamente doloroso. Es por eso que cuando les dieron un pequeño descanso durante el entrenamiento al aire libre, aprovechó para ir a las bancas con la excusa de tomar agua y sentarse un rato, en vez de quedarse con sus compañeros en el medio del campo.

Desde esa distancia no podía escuchar su risa.

—Acá estas —Cuti levantó la vista y se encontró con Deki parado frente suyo, tirando de las mangas de su remera para cubrirse del frío. Su cabello pelirrojo contrastaba con el cielo nublado—. Te estaba buscando.

—Vine a tomar agua.

Deki sabía que había un pack de botellas mas cercano cerca de los arcos, pero decidió no mencionarlo.

—¿Me invitas un poco?

Cuti le pasó la botella y Deki bebió, tratando de no pensar mucho en el hecho de que los labios de Cristian habían estado sobre la misma superficie segundos antes. No era el momento, menos cuando era obvio que Cuti estaba tan decaído.

Se sentó a su lado, sus hombros se rozaban ligeramente.

—¿Cómo estás?

—Bien —dijo Cuti, mirando hacia sus botines.

—No hace falta que me mientas —dijo Deki, antes de poder evitar morderse la lengua. Cuti clavó sus ojos sobre él, frunciendo las cejas, y el sueco se puso nervioso—. Digo, ya sé que no estás bien por lo de… No tenés que contarme si no querés, pero… tampoco necesitas fingir conmigo.

—¿Y si ya sabes para qué preguntas? –dijo Cuti, bruscamente.

Deki levantó las cejas con sorpresa y se sonrojó, era la primera vez que Cuti le hablaba así fuera de la cancha. Tragó saliva y bajó la mirada hacia sus botines, un poco herido por el tono en el que le habló y un poco molesto porque le afectase tanto.

—Mejor te dejo tranquilo —dijo rápidamente, levantándose del asiento.

La mano de Cuti en su muñeca lo detuvo.

Me la juego por vos (Cutison/Cutisevski) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora