Capitulo 47: Comienza la guerra

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Las aves de corral que Ming ue había cuidado con esmero, produjeron suficiente comida para el invierno, se multiplicaron con facilidad y era sencillo alimentarlos, gracias a las aves se obtuvo carne fresca y huevos, a Silver le encantaba ingerir la comida que preparaba Ming ue con huevos cocidos, era curioso que a su padre también le fascinaba comer huevo de aves y de pescado.

Poco a poco los machos pavo real y los herviboros salieron a la villa para arreglar sus futuros hogares, limpiaron la nieve y la maleza de los huecos de los árboles, Ming ue les  enseñó como cortar la madera en tablas y así formar techos y pisos, algunos pavo reales eran realmente talentosos manipulando la madera, eran detallistas y perfeccionistas, Ming ue aprovechaba la fuerza de Mu Deas y Silver para cortar árboles y hacer las tablas, el trabajo que podría tomar una semana para un humano común con herramientas rudimentarias, a los hombres bestia solo les tomaba un día.

Día tras día, Ming ue salía con sus compañeros a cortar árboles enormes, Harvey cuidaba a las gemelas mientras Dylan y otros pavo reales cargaban la madera, las hembras de la aldea ayudaban a acomodar la leña, separaban las ramas para cocinar la carne de acuerdo a su aroma y el sabor que dejaba, los herviboros revisaban y preparaban las tierras de cultivo, realmente la tierra donde vivían era fértil y extensa.

Cuando la nieve se derritió por completo, las hierbas silvestres comenzaron a brotar, la Tierra era fácil de arar, la villa cobraría vida nuevamente.

Hasta entonces, Xiâo shé por fin regresó.

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Paran había salido de la comodidad de su territorio, exploraba cada rincón del mundo de las bestias, peleó contra colosales, él no gustaba de la matanza pero en su sangre corría la ansiedad de la cacería, quizás... cuando tuviera pareja, esa sed de sangre  se calmaría cuando se apareara con su compañera, pero todo eso eran pensamientos internos de Paran, aún no conocía una hembra capaz de despertar  su periodo de celo, no había hembra que fuera hermosa ante sus ojos, todas eran caprichosas y egoístas, solo buscaban al macho más fuerte para obtener cristales, el jamás permitiría ser usado de esa manera.

Paran viajó por rincones aún sin descubrir, cuando llegó la nieve, él vivió en zonas cálidas, donde enormes palmeras  y aire caliente matarían a un hombre bestia de bajo rango, sin embargo, para él era un hermoso paraíso vacacional

En su camino, Paran recolectó 200 cristales verdes, tenía demasiadas pieles y suficiente sal para intercambiar por 3 hembras, era momento de seguir su camino, la nieve ya habría desaparecido y sería fácil llegar al castillo.

En unos días regresaría a su antiguo hogar.

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Una extraña silueta se deslizaba entre los matorrales, Ciudad Flama estaba en peligro, una hembra simulaba haber sido capturada, cinco hombres bestia salvajes la llevaban a rastras a través la puerta principal.

La hembra era hermosa, era de la tribu de los tigres, tenía un cuerpo voluptuoso y atlético, su piel bronceada lucía triste y desmejorada pero sus facciones eran delicadas, pese a que su cabello era corto sus facciones delgadas llamaban la atención.

"¡Presta esa hembra!" gritó un león.

"¡Comparte!" Gritó un lobo.

Sin embargo, los cinco machos ignoraron todo a su paso.

"Oye... te mataré si no respondes" dijo un tigre a uno de los cinco, lo tenía sujeto por el hombro hasta casi romperlo, aún así, el hombre bestia no se inmutó.

La hembra trataba de escapar pero los otros cuatro la sujetaron de cada extremidad y la llevaron a una cueva vacía.

El otro hombre bestia fue golpeado hasta morir por el león, el lobo y el tigre, el hombre bestia no suplicó, no gritó pudiendo ayuda ni tampoco opuso resistencia, terminó como un charco de sangre.

La bella y las bestias 2. Fan ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora