Extra 1: Escape de Lian'er

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Harvey preparaba las decocciones que nutrian el cuerpo de Ming ue, desde que las gemelas aprendieron a ponerse de pie, Harvey era muy cuidadoso con los objetos que estaban en los bordes de la mesa y en la estufa, a Lian'er le encantaba ver sufrir a ese pobre leopardo.

Escondida en cualquier rincón de la alacena o debajo de la mesa, llamaba pequeñas serpientes que movían con rapidez los tarros con la medicina, algunas veces las serpientes salían de los lugares más inauditos y hacían saltar a Harvey.

Lian'er era inteligente y audaz, amaba las perlas y piedras brillantes, mientras Harvey no la vigilara ella gateaba apresuradamente hacia la habitación, buscando las preciosas joyas de su madre.

La belleza de Lian'er cautivaba a todos en la tribu, Dylan estaba realmente sorprendido de lo elegante y magnífica que era la cría de Ming ue, sin embargo,  la pequeña era despreciativa hacía el, jamás  ni de broma, Lian'er se dignaba a verlo, Harvey era el único que tenía derecho de llamarla por su nombre y que ella respondiera con una mirada, en la mente de la pequeña Harvey era una especie de sirviente que le daba de comer.

La mirada fría y penetrante de la pequeña intimidaba a las crías que Harvey rescató, algunas de las pequeñas hembras  lloraban cuando ella se acercaba, situación que a ella parecía divertirle.

Silver era muy serio con el trabajo de entrenar a los machos más fuertes de la tribu, cuando comenzaban el entrenamiento, Lian'er gateaba a toda prisa para ver al poderoso tritón, la pequeña era perezosa y a veces hasta a su madre le mostraba una mirada de astio, sin embargo, cuando se trataba de Silver, dejaba todo con tal de verlo , Silver era el prototipo de marido perfecto que ella necesitaba.

En una ocasión, Harvey tuvo que salir a buscar una planta que ayudaba con la migraña de las hembras, debido al frío, el dolor se intensificaba, así que Harvey se vio.ennla necesidad de recolectar más medicina, en una traza de piel  guardó unos tarros, Lian'er se ocultó dentro de uno de ellos, Harvey cargó con los tarros  para buscar suministros sin imaginar que llevaba una polizón.

El médico leopardo caminó hacia el profundo bosque, aunque no era un macho luchador, era astuto y muy ágil, con facilidad trepó por una colina muy escarpada, cuando llegó hasta el sitio donde se encontraba la planta.

Con cautela, Harvey sacó los tarros para guardar la preciosa planta, uno de los tarros rodó por la colina, Harvey trató de detenerlo pero la velocidad que alcanzó el tarro fue mayor y cayó hasta el fondo.

Con horror Harvey vió hecho trizas el esfuerzo de todo un día.

"Bueno, cuando termine aquí, recogeré las plantas que aún se puedan utilizar..." .

Absorto en sus deberes, Harvey no notó que uno de los jarrones se movía de un lado a otro, al no querer perder otro tarro, Harvey lo acomodó,  recargandolo en la pared de una cueva.

Mientras Harvey recogía la planta, Lian'er salió del jarrón, rompiéndole en el acto.

"¿Que rayos?"

Harvey giró la mirada, una niña traviesa con mirada diabólica le sonreía, sentada en la empinada colina y chupando su dedito regordete.

La sangre del leopardo llegó hasta sus pies, en un instante recordó el jarrón destrozado , tan sólo de pensar que Lian'er hubiera estado en ese jarrón...

"¡Lian'er!¿Que haces aquí? ¿Cómo rayos...?"

Harvey tomó a la pequeña en brazos y la sujetó con fuerza, la pequeña reconocía ese aroma, pese a que era un macho débil ,era quién estaba a su lado en todo momento, quién le daba de comer, su aroma era inigualable, con ternura, la pequeña acarició la mejilla del viejo leopardo, como intentando tranquilizarlo.

"¡No vuelvas a escaparte Lian'er, no vuelvas a hacerlo! ¿Que haría tu padre conmigo si algo te pasara? No lo hagas Lian'er, nunca".

Harvey tenía en brazos a la pequeña, su olfato estaba lleno del aroma de Lian'er, sus sentidos se concentraron en la seguridad de la pequeña que no observó sus alrededores, en el fondo de la cueva, un par de ojos brillantes lo acechaban.

Lian'er observó ese par de ojos salvajes, la pequeña manita que acariciaba al leopardo
se estiró hacia la cueva, un destello rojizo en su mirada invocó a una cantidad innumerable de serpientes, antes de que el enorme tigre que se escondía en la cueva pudiera siquiera intentar su primer asalto, las serpientes lo atacaron, cientos  de venenosas mordidas destrozaron sus patas, una boa destrozó su cuello, y poco a poco fue destrozado para ser devorado. Lian'er observó con alegría la obediencia de sus serpientes.

"¿De que tanto te ríes pequeña?" Pregunto Harvey con sorpresa.

Lian'er movía sus brazos con alegría.

"Volvamos a casa, tu madre estará preocupada".

Harvey cargó en la piel los tarros y en sus brazos a la pequeña Lian'er, el no percibió el peligro ni la muerte del tigre salvaje, la hermosa niña se despedía de las serpientes en la cueva mientras el leopardo se alejaba.

Cuando Harvey llegó al Castillo Ming ue corrió desesperada, su hija estaba a salvo.

Nu'er se acercó a su hermana, con reproche balbuceaba un regaño mientras escuchaba la justificación de Lian'er, quizás mañana tendría una nueva aventura.

La bella y las bestias 2. Fan ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora