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*Vera en multimedia*

Vera:

¿En que reino estoy? 

¿Por cual lado del muro cruce? Ni siquiera tuve tiempo de ubicarme.

Y no es como si pudiera ubicarme al llegar aqui.

Solo veo niebla y siento frio, lo que llevo puesto no es apto para protegerme de el, sigo caminando abrazándome a mi misma y cuando a lo lejos veo estructuras enormes no puedo evitar admirarlas, las rodeo y veo personas... 

Familias...

La curiosidad me llama, pero mi atención se posa en una mujer que se encuentra recogiendo prendas de lo que parece una soga colgada, la voz de un niño la llama del interior de su tipi gigante y ella grita que ira enseguida, pero el niño insiste y ella acaba ingresando a lo que yo llamaría hogar.

Aprovecho la situación y subo la cerca que me separaba de ese hogar, toco las telas largas que cuelgas y mi atención baja a lo que hay en la canasta, empiezo a buscar, escojo algunas y las pongo sobre mi igual a como las vi en el cuerpo de la dueña de ellas, huyo del lugar y saltando el muro de regreso, sin dejar de observar lo que llevo encima.

Siento calor y sigo avanzando.

—¡Hey!

Unos cuantos hombres aparecen frente a mi.

—En Beltza esta prohibido robar.

¿Beltza?

No me es difícil entenderlos, pese a ser de otro mundo, por eso se lo que se viene cuando van directo hacia mi.

—¡Enfrentaras las consecuencias ante el rey!

—¡Una mercancía más!

Comienzan a reír.

Dirijo la mano a la empuñadura de piedra, pero no llego ni a tocarla, otro tipo me detiene por atrás, lucho pero son fuerte, grandes y son 3.

Entonces empiezo a entender porque este lugar es tan aborrecido, pero hasta ahora no es diferente a lo que pase dentro de los muros.



(***)




Me suben a algo extraño que es jalado por animales de cuatro patas, tengo las manos amarradas y por mucho que intente soltarme, me resulta inútil.

Además me apuntan con armas con filos y todo el tiempo me muestran un rostro que es de temer, me mantengo en calma y pronto se detienen, veo adelante un objeto similar al que me subí, me bajan de donde estoy y tiran de mi brazo hasta el, uno de ellos abre la madera y descubre lo que jalan los animales de cuatro patas.

Son mujeres.

—Aqui hay una más.—Me empujan y obligan a subir.—Que su majestad decida que hacer con ella.

¿Majestad?





Duncan:

Decepcionante.

Es lo que pienso cuando veo a la mujer pálida y tímida delante de mi, tiene las manos sujetas entre ellas y apoyadas contra la falta de su vestido, pero lo más decepcionante es que lleva la cabeza hacia abajo.

El Rey quiere una Reina (#6 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora