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Vera:

El vestido que termino usando para el día de la coronación es tan largo que termina por cubrir más abajo de mis pies, incluso la falda se extiende como si cargara una cola, no es pesado por el modelo de la tela y creo que el rey lo pido exactamente para que yo me sintiera cómoda ese día, también es de dos colores como todos los vestidos que he usado, en esta ocasión durazno y marrón, el primero le cubre todo lo de abajo hasta el final de la falda mientras el otro, de una tela transparente y brillante apenas y cubre desde mis pechos hasta la mitad de la falda.

Y es....

—Se ve hermosa, reina.

Si, hermoso, esa es la palabra, es un vestido muy hermoso.

Andrea me sujeta de los hombros y ambas miramos mi reflejo en el espejo, una sonrisa curva mis labios, le extiendo el broche de espinas a mi criada personal y ella niega.

—Esta vez no.

La observo confundida.

—El rey antes desea verla.—Me dice con una sonrisa.




(***)




Llego a la habitación donde detrás de esas puertas se encuentra Duncan de Beltza, el rey se cambió antes que yo y a mi me dio más del tiempo con las criadas de lo que necesita una persona para cambiarse.

—Pase, mi reina.

Uno de los guardias abre la puerta e ingreso a la habitación, las puertas vuelven a cerrarse detrás de mi y camino por la amplia habitación que al parecer tiene dos cuartos en uno.

—¿Rey?

Me nombra y sigo su voz, cuido mis pasos para no tropezar, aun no me acostumbro a los demonios llamados zapatos.

Duncan aparece en mi campo visual en el segundo cuarto, pero lo que llama mi atención más allá de lo atractivo que luce con ese traje oscuro y esa capa larga del mismo color negro y que llega hasta las botas oscuras que carga, es lo que hay delante de el y son las coronas...

El rey me observa y su mirada me recorre de pies a cabeza, recorre mi peinado levantado en un moño y recorre mis hombros descubiertos en el vestido de durazno y marrón, Duncan mantiene la mirada fuerte que siempre carga junto a su presencia, pero puedo notar que mi vestimenta a adquirido mucho su atención.

—¿Cómo me veo?—Doy una vuelta completa cerca de el. —¿Me veo bien?

—¿Dudas algo obvio, mi reina?

Encojo los hombros.—Tal vez solo queria que dijeras que me veo hermosa, rey.

Su mirada seria se mantiene.—Ya eres hermosa, lo demás es solo un complemento. Sin todo esto ya eres hermosa, salvaje.

Mi corazón se acelera.

—¿Incluso como me veía cuando conociste? 

—Tu mirada desafiante es lo que me atrajo.—Contesta y se acerca a las coronas.—Desde esa mirada acabaste conmigo.

Es una vitrina completa de coronas, pero aunque todas son brillantes y deben pesar horrible, el no le presta atención a ninguna, solo...

—Encargue esta corona al reino de Lavinia. 

Abro mucho los ojos. 

¿Tuvo contacto con otro reino aun cuando odia hacerlo? 

—Solo ellos podían hacerla.—Asegura y cuando me lo enseña, veo el porque.

Es una corona circular, pero con espinas de hierro dibujadas saliendo de ella y enroscándose también como si se tratara de una enredadera, no son espinas en exceso, solo son de decoración, pero es suficiente para que yo...

Duncan se pone delante de mi y se acerca a ponerme la corona.

—¿Has echo esto por mi?

Sus ojos encuentran los míos. 

—¿Qué no haría por ti, salvaje?

La emoción que me surge es inmensa, me ha hecho una corona que me recuerda del lugar donde vengo.

El se retira y me llevo la mano a la cabeza, no pesa. Vuelvo a mirarlo y trago saliva.

—Los demás lo verán.

—Si.

—Tal vez hablen de esto y...

—Que hablen.—Me interrumpe y se acerca a mi.—Tierra quebrada o no, lo único que les debe quedar claro es que era la reina de Beltza, mi reina y mi mujer. 


 



(***)




—No iré a ningún lado.—Le aseguro cuando veo el palacio de Damaria, el mismo que el rey me indico que lo era.—No voy a huir, rey.

Duncan me observa y por un momento pienso que no me cree, pero entonces veo como llama a un guardia que nos acompaña en un caballo blanco.

—Mi rey.—El animal mantiene el paso del carruaje y observo al guardia por la ventanita de este.

—Nada de guardias hoy cerca de mi mujer.—No puedo negar la sonrisa que cruza mis labios.—Ni hoy, ni cuando estemos de regreso en Beltza.

Confía en mi.

—Entendido, mi rey.—Le responde el hombre.—Ya vamos a llegar.—Anuncia y se une a los demás guardias que nos acompañan.

Espero ansiosa la llegada y veo más carruajes en el camino, incluso cuando llegamos a la enorme puerta enrejada, parecida a la de Beltza, aunque no creo que haya puerta enrejada más grande que la del rey oscuro.

El reino de Damaria es... colorido y ahora entiendo las "Flores" de regalo, me recuerda a algunos prados dentro de tierra quebrada, pero mientras que allá la naturaleza lo forma, aqui puedo notar que ellos han intervenido.

Las puertas enrejadas se abren y no dejo de asomarme viendo como cada vez llegamos más cerca al palacio y cuando finalmente estamos frente a el, el rey es el primero en bajar, escucho voces, pero las ignoro y solo miro su mano extendida hacia mi.

Mis ojos vuelven a encontrar los suyos y no lo dudo.

Tomo su mano y en el momento en el que la sujeto para bajar del carruaje, todas las miradas se posan sobre nosotros.





Vera & Duncan llegaron a la coronación.

Y estamos en el punto en que los problemas ya se vienen , solo aviso jsjsjs

Nos leemos.

>>Yiemir.

El Rey quiere una Reina (#6 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora