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Vera:

—¿Sabes lo que estas pidiéndome, salvaje?—Pregunta el rey con esos ojos oscureciéndose más de lo que recuerdo ver en su rostro.

El corazón se me acelera y me llevo una mano al pecho, su mirada no cambia y un revoltijo de emociones me aborda en el estomago.

—Te pregunte si sabes lo que estas pidiéndome, mi reina.

—Lo se.—La respuesta se escapa.

Camino los siguientes escalones hasta estar frente a el y lo miro sin miedo, manteniendo mis ojos sobre los suyos.

—No, no lo sabes.—Me toma del rostro y atrae mi boca a la suya.

Sus labios poseen los míos y en un momento solo esta besándome, pero al siguiente me ha levantado en sus brazos mientras me encamina no se a donde.

O es asi hasta que mis pies vuelven a tocar el suelo de su habitación, sus besos no paran dentro y no me quejo, al contrario, le sigo el ritmo incrementando cada segundo y que es interrumpido cada vez que necesito tomar aire, pero solo por un instante porque vuelvo a besarlo con muchas más ganas.

Lo que experimento con sus besos cala el nivel de adictivo, tal vez al ser mi primera experiencia con esta sensación o tal vez solo...

Me guste sentirme asi con el.

 El rey rompe el beso y me coge del cuello.

—¿Tienes idea de lo que voy a hacerte esta noche si continuo?

La pregunta agita mi corazón, su mano es firme en mi cuello y vuelve a acercar nuestros labios, quiero besarlo de nuevo.

—No parare.—Asegura y mira mis ojos de alguna manera pidiendo mi permiso.—Vera, te follare esta noche.

Jadeo.

Se lo que significa y se las consecuencias, pero... mi cuerpo exige sentir más que besos, mi cuerpo quiere más de el.

Me besa y susurra sobre mis labios.

—¿Es lo que deseas, mi reina?

Trago saliva.—Si...

Sus ojos cambian al escucharme y el agarre en mi cuello se debilita, el rey desliza la mano sobre mi espalda y aguanto la respiración cuando los dedos me tocan la piel que esta desnuda, mientras en un silencio largo siento como el vestido deja de apretarme en el área de los senos y todos los lugares donde me ajusta, la tela que me cubre cae poco a poco y enseguida me encuentro solo con la ropa que hay por debajo, ropa que también quita el rey.

Y entonces acabo igual que cada vez que me meto al lago en tierra quebrada, desnuda y expuesta, solo que ahora no estoy sola y el hombre delante de mi me detalla de tal modo que  el calor forma parte de  mis mejillas, el vuelve a acercarse y su ropa empieza a desaparecer, mi corazón late rapido observando lo atractivo que es debajo de todas esas prendas y no oculto para nada mi sorpresa al recorrer desde los músculos de sus brazos, su tórax hasta...

—Tu mirada ahora y tu rostro...—Pronuncia.—Tan excitada.

Me besa de nuevo, pegando nuestros cuerpos mientras el sonido del trueno hace vibrar las ventanas, el me levanta y me lleva al colchón, mi cuerpo cae sobre este y el suyo hace espacio entre ambos detallándome.

—Como amo esos ojos, mi reina.

Mi cuerpo da un salto con su tacto, justo sobre mis senos, la sensación es confusa y se incrementa mientras hace su camino hasta llegar debajo de mi ombligo, mis latidos suben y jadeo cuando la mano llega entre mis muslos.

El Rey quiere una Reina (#6 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora