Capítulo Ocho

1.5K 135 4
                                    


- ¿Qué puedo hacer con ustedes?

Se ubicó frente a ellos, observandolos concentrada con su mano en el mentón, quería hacerlos sufrir un poco más, pero también quería que se enterraran ella y entre ellos, era una pervertida, pero le encantaba escucharlos gemir el uno por el otro, le excitaba demasiado verlos besarse y tocarse con tanto deseo, ella se sentía igual de desesperada por su roce.

- ¿Qué tal si te sientas sobre nuestros penes? Estoy tan duro que creo que voy a enloquecer - Soltó ronco -

- Mmm no - Pasó la fusta por su pecho y golpeó sus pezones - No creo que te hayas ganado tu liberación Zoro.

- ¿Y que necesitamos hacer para que nos perdones? - Frunció su ceño al recibir otro golpe sobre sus ya delicados pechos -

- Sanji recuéstate - Le ordenó apuntandolo con la fusta - Zoro tú levántate - Lo miro seria -

Ambos hicieron inmediatamente lo que la mujer les demandó, ella gateó sobre Sanji y ubico sus pechos sobre su rostro, jugó con ellos sobre la cara del rubio instándole a lamer y mordelos a su gusto, al mismo tiempo, se inclinó levantando aún más su trasero, dándole acceso libre al peliverde para comerla como quisiera, no tuvo que pedirlo dos veces a ninguno, los dos atacaron necesitados el cuerpo de la arquera, logrando robarle tantos gemidos y suspiros que ambos se corrieron de solo escucharla.

Ella llegó a un segundo orgasmo entre lenguas y mordidas, cayó un momento sobre el cuerpo de Sanji agotada pero satisfecha, escondió su rostro en el cuello del rubio, por un momento extraño sus cálidos abrazos, incluso se levantó con el ceño fruncido para reclamarle por uno, pero recordó inmediatamente que los tenía esposados a ambos, se levantó y fue por la llave para liberarlos.

- Supongo que esto significa que ya hemos sido perdonados - Se sobo las muñecas Zoro -

- Si, si vuelven a ignorarme no los dejaré ni correrse.

Observó el desastre que habían dejado en su cama, y se decepcionó de no haber recibido todo eso en ella y estar llena de ellos.

- Entonces ¿Ya podemos hacer lo que queramos? - Se sentó en la cama Sanji -

- Supongo…

No la dejaron ni terminar la oración, Zoro la tomó de la cintura y la montó sobre Sanji, el rubio la tomo desde los cabellos de su nuca y la acercó hambriento a su boca, al mismo tiempo que introducía su pene a su entrada ya sensible por los recientes orgasmos, la mujer tembló al sentirlo también jugar con sus pezones.

Se quedó quieta al sentir la punta del pene de Zoro rozar su vagina también, volteo a verlo con los ojos abiertos levemente asustada, el pene de Sanji no era pequeño, si el espadachín metía también el de él, la romperían, estaba segura, pero no pudo siquiera decir algo al respecto, el peliverde sonrió orgulloso de sorprenderla y se enterró en ella junto con Sanji.

Estaba alucinando del placer y dolor que sentía en ese mismo momento, sentir sus dos miembros palpitando y rozando dentro de ella era más de lo que había soñado, se sentía tan llena, abrió sus ojos para darle una mirada al peliverde, se encontraba con los ojos cerrados y la mandíbula apretada, ya lo conocía lo suficientemente para saber que esa era su expresión para aguantar un poco más, debía estar tan extasiado como ella, sintiendo tanto sus estrechas paredes como el pene de sanji, compitiendo el uno con el otro por un espacio en su vagina, volvió su vista a Sanji, él le devolvió la mirada con los ojos llorosos y una sonrisa bobalicona en la boca, acarició su rostro y pegaron sus frentes al sentir empujar con brutalidad al espadachín tomando por completo el control de las embestidas.

El sentirlos temblar dentro de ella, y llenarla por completo con su semen, fue suficiente para hacerla venir una tercera vez, se desplomó sobre el rubio agotada, él la abrazó con delicadeza, sintió la cama hundirse un poco más a su lado, intuyo que el peliverde se había sentado junto a ellos.

- Ese fue nuestra disculpa real

Ella volteo para ver al espadachín, aún con su rostro apoyado en el pecho del rubio, Zoro desordenó su cabello burlándose de ella con una media sonrisa en sus labios, el cocinero inmediatamente la peino con cariño.

- Si pensaban que llenándome y casi romperme por la mitad, era una buena disculpa déjenme decirles que pueden equivocarse cuanto quieran - Sonrió coqueta -

D O S - Zoro x OC x SanjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora