Ese simple hecho generó un leve temblor en sus piernas, ambos tenían sus miembros erectos, pero al cruzar sus brazos el pene de Roronoa se elevo un poco más, ella rodó sus ojos ante el requisito del peliverde, se levantó de la cama y se acercó a ellos a paso lento, retiro su polera y la lanzó en algún lugar de la habitación, procedió a quitarse la minifalda, cuando llegó al frente de los hombres solo se encontraba en bikini.
Paso sus manos por el cuello del rubio y le dedicó una sonrisa dulce, este se sonrojo levemente y apoyó sus manos en la cadera de la mujer, ella lo beso con calma y paciencia saboreando la boca de Sanji con cariño, desvió su mirada para observar al peliverde, este los estaba mirando seriamente, pero en sus ojos podía ver la oscuridad del placer, le gustaba ver a su hombre en los brazos de ella.
Jugó con el cabello del rubio y a medida que el beso iba agarrando fuerza, sus manos comenzaron a descender para recorrer el cuerpo del cocinero, quería tocar cada centímetro de piel, siempre le gustó la suavidad que parecía tener la piel del rubio, y efectivamente era como tocar el cielo, el hombre también aprovechó de mover sus manos por el cuerpo de la peliblanca, al principio lo hizo con inseguridad pero ella lo alentó a ir más allá, tomó una de sus manos y la ubico en su trasero, donde este la agarró con fuerza, podía sentir aún más grande la erección del rubio contra su vientre.
Desde atrás las manos del espadachín se posaron en sus pechos, ella sonrió aun besando al rubio, Zoro llevó su boca al cuello de la mujer y comenzó a repartir varios besos y mordidas que iban desde su mandíbula hasta su omóplato, mientras al mismo tiempo masajeaba con pasión los pechos y pezones de la arquera, ella estaba en el paraíso completamente estimulada, dejo de besar al cocinero para apoyar su cabeza en el hombro del peliverde.
Ambos aprovecharon la oportunidad para unir sus bocas, y ella no podía más que mirarlos completamente excitada, se movió de su lugar para darle espacio a los hombres, se quitó lo que le quedaba de ropa, escupió en las palmas de sus manos y tomo ambas erecciones para comenzar a masturbarlos, se deleito con los suspiros de placer de ambos .
Hace muchísimo tiempo deseaba hacer esto, así que se arrodillo en el piso, los dos entendieron de manera inmediata las intenciones de la mujer, por lo que giraron levemente sus caderas para darle acceso a sus penes, ellas tomó el de Zoro primero con su boca, mientras que el de Sanji era masajeado por sus manos, era difícil maniobrar tal bestia, le debía dar un premio al rubio por hacerlo ver tan fácil, pero estaba disfrutando de la situación, el espadachín ubico su mano sobre su cabeza y tiró levemente su cabello obligándola a ir mas profundo aun.
Acepto gustosa el miembro de Zoro, lo intento llevar lo más lejos que pudo, pero su campanilla la castigo y provocó que tosiera por avarienta, miro a los hombres con los ojos llorosos, ambos habían dejado de besarse para observarla, Sanji paso su mano por los cabello de la mujer en una gentil caricia, ella le sonrió y besó la punta de su pene, siguió con sus ojos cada expresión del rubio, le gustaba que cerrara sus ojos cuando pasaba su lengua por el largo de su miembro como si fuese una paleta, o cuando rodeaba con su lengua en círculos la punta de su pene, se lo metió a la boca y succiono con fuerza, sus oídos eran deleitados con los gemidos del cocinero, mientras sus ojos ahora estaban clavados en como el espadachín se masturbaba a el mismo observándolos.
- Levántate - Le ordenó el peliverde, ella obedeció de inmediato - Recuéstate en la cama con tus piernas abiertas.
Ella se ubicó con la espalda apoyada en la cabecera de la cama lista para ellos, no necesitaba más preparaciones, estaba lo suficientemente mojada para recibirlos, estaba tan excitada que sentía su cuerpo temblar de la emoción, aun así llevo sus manos a su clitoris para masajearlo con delicadeza.
- Sanji - El rubio lo miró expectante - Quiero verte dentro de ella - Le sonrió ladinamente -
El rubio asintió tímidamente y se acercó a la mujer, gateo sobre la cama hasta ubicarse de rodillas frente a ella, sus partes bajas se rozaban ansiosas de sentirse aún más cerca, el cocinero se mordió el labio conteniendo la ganas de penetrarla con fuerza, ella lo tomó del cuello y lo acercó a su rostro.
- ¿No te dieron una orden Sanji? - Susurro cerca de sus labio, observándolo con una mirada lujuriosa -
Este la beso con pasión, terminó por entrar en ella sin medirse, fue una estocada profunda y dura, el grito de placer de ella quedó ahogado en los labios del cocinero, quien continuó penetrándola de la misma manera de forma pausada y rítmica, la arquera volvió a apoyar su espalda en el respaldo de la cama, disfrutando de los movimientos llenadores de Sanji, mordiéndose su propia mano para contener sus gemidos cuando golpeaba con fuerza su punto G, el cocinero llevo sus manos a los pechos de la peliblanca y comenzó a tirar de los pezones de esta, la mujer estaba apunto de llorar de placer.
- Aún no tienes permitido correrte - Sanji detuvo sus embestidas -
- P-pero...- Lo miro con un puchero en sus labios -
- Falta alguien en el juego - Le sonrió de manera sensual -
- ¿No querías jugar con los dos Mizuki? - El peliverde soltó ronco subiendo a la cama -
El espadachín había estado observando la escena sentado en la esquina de la cama aun lado de Sanji, masturbandose mientras lo veía tomar a la mujer de la manera en la que solo Sanji podía moverse, con calma y fuerza a la vez, conteniéndose para extender el placer y llegar a un climax mas profundo, el mientras tanto con su otra mano, estaba preparando el culo del rubio para que lo recibiera sin problemas.
- Si - Movió sus caderas para darse placer aún unida a Sanji -
El rubio afirmó sus caderas para detener sus movimientos y la penetró con fuerza, logrando que ella echara su cabeza hacia atrás lanzando un sonoro gemido, pero el rubio no continuó con las embestidas, el peliverde se ubicó tras el y comenzó a besar y morder su pálido cuello, ella levantó su cabeza para observarlos lujuriosa, el rubio tenía sus ojos cerrados entregado a su compañero, mientras que Zoro la estaba mirando intensamente, ni siquiera apartó su mirada de ella cuando entró en el rubio lentamente, ella sintió el pene del cocino temblar dentro de ella, y estaba segura que quedaría con las manos del hombre marcadas en la pálida piel de su cadera.
Zoro no era cuidadoso o controlado con sus movimientos, era brusco y fuerte, y por defecto Sanji debía moverse de la misma manera dentro de ella, para mantener un ritmo sincronizado, los sonidos dentro de la habitación variaban, entre los choques de las pieles, los fluidos y los gemidos de los tres, una escena vulgar pero que era completamente erótica y placentera para ellos, la mujer ya llevaba dos orgasmos, pero no podía detener la espiral en la que se había visto envuelta con ellos, sintió el cuerpo de Sanji tensarse, incluso supo antes de que gritara que se correría que lo haría, su pene se hincho y palpito dentro de ella, la sensación de calidez la llenó por completo, logrando llevarla a otro feroz orgasmo.
El peliverde continuó sus embestidas brutales, tenía su brazo envuelto en el cuello del rubio, ambos con las mejillas sonrojadas, ella aprovechó la oportunidad para gatear frente al rubio y terminar de limpiar su miembro con su boca, sonrió al verlo cerrar sus ojos sumido en el placer, cruzó su mirada con el peliverde y supo que había acabado cuando soltó el cuello del cocinero y pego sus frentes con los ojos cerrados.
Ella cayó de espalda en la cama cubriendo su rostro con su brazo, sonrió extasiada, esto había sido simplemente lejos lo mejor que ha experimentado en su vida, se dio cuenta que sus sueños habían sido pobres y mediocres ¿Por qué soñar con uno, cuando podía tenerlos a los dos? La cama se hundió a ambos lados de su cuerpo, no hubo necesidad de observarlos, la abrazaron por su costado izquierdo, podía sentir sus cuerpos calientes y cubiertos de sudor, y supo de inmediato era todo lo que estaba bien en este mundo.
* Imagen de Mizuki a color
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D O S - Zoro x OC x Sanji
Fiksi PenggemarMizuki es una tripulante de los Mugiwara que fantasea con dos de sus nakamas, una noche se llevara una grata sorpresa que la deja deseando mas de lo que imagino podría obtener. Deseo Obsceno Sucio Tres palabras que dejan corta la relación de estos...