11. TODAS HAN DADO POSITIVO

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NARRA SUSY

Decir que mi corazón se rompió en miles de pedazos sería una expresión que no justifica lo que siento en este momento. No quise darle el gusto de que me viera mal. Al fin y al cabo, ya había entendido su juego. Había sido una estúpida por ser tan ingenua y tonta en haber caído. No puedo creer que todo haya sido falso, me niego a aceptarlo. Luego de recuperar el aliento ante ese golpe en el estómago que sentí por sus palabras. Tomé el valor de decirle lo que pensaba y si él así lo quería, yo no tenía ningún problema.

Hay cosas que te pasan en la vida que no puedes evitar o controlar. Porque si pasan es porque alguna lección debes aprender y hoy Alan me ha enseñado a no ser confiada. Hoy la Susy tonta, ingenua y que aún creía en los seres humanos se va con estas lágrimas. Ya me cansé de ser la víctima de mi propia historia. Lo viví con mi padre y ahora al vivir de la ayuda de los demás. Regresé a mi habitación y al ver la cama me dio una rabia al recordar cómo caí como una idiota. Cómo permití que se aprovechara de mí de esa manera. Me tiré sobre la cama y lloré, lloré a Alan y a la Susy de la que se aprovechaban. No iba a permitir que nadie más me pisoteara y humillara, si bien no venía de una familia de dinero, no estudie mi secundaria por ayudar a mi madre, pero tenía más valores, y dignidad que muchos de ellos. Que solo utilizan a personas como yo para satisfacer sus necesidades, así como me utilizó Alan. Una nueva mañana llegó y comenzaba mi día con una sonrisa sobre el espejo.

—Lo que no te mata, te hace más fuerte Susana Libón Park. Los que te lastiman solo te ayudan a ser cada vez más fuerte. No guardes resentimiento u odio en tu corazón, porque no los estás condenando a ellos, si no a ti misma. Eres hermosa, bajita, pero con un corazón más enorme que tú. Eres mucho mejor que ellos. —me dije viéndome al espejo. Me hice una coleta alta, me coloqué unos jeans azules y una camiseta color blanco, una vez lista fui hasta la cocina a preparar fruta picada, jugo de naranja recién exprimido. Hoy prepararía panques de avena, y panques de banano los favoritos del señor Iván. La señora Cecy y el señor Iván, eran muy buenas personas y con sus hijos siempre están interesados en lo que hacen y lo que pasa con ellos. Siempre hay cosas que los hijos se guardan para ellos, es como Liz y su proyecto de audiolibro, es algo con lo que quiere sorprender a su familia, eso es algo bueno. Mas Alan es un idiota y la vida le hará pagar por el mal que hace. Si me lo hizo a mí se lo pudo o puede hacer a alguien más y esa persona le hará pagar lo que hace. Sirvo la mesa y para mi sorpresa la señora Ceci baja tomada de la mano de su esposo.

—Buenos días, Susy. No me digas que hiciste panques de banana.

Yo llevé mi mirada hasta donde estaban los panques y asentí.

—También hice de avena señora Cecilia, sé que a usted y a sus hijas les encantan —ella sonrió y caminó hasta la silla para tomar asiento a lado de su esposo.

—Gracias Susy, no cabe duda de que eres de mucha bendición para nosotros. No te lo había dicho, pero me ahorras 1 hora de sueño y no tengo que levantarme pensando en que hacerles de desayunar a esta gente —me confiesa. Yo hice una pequeña reverencia en agradecimiento. Porque, así como ellos obtienen un beneficio por mi trabajo, yo también lo hago con la excelente paga que me dan.

—Me alegra mucho, señora, gracias a ustedes también por darme el trabajo. ¿Les sirvo jugo, café o té? —pregunté tal como hacía todas las mañanas.

—¿Estas bien, Susy? —cuestionó la señora Cecy y yo asentí. Posiblemente me lo preguntaba por mis ojos hinchados.

—Si, señora. Ayer me quedé viendo videos en el teléfono y solo de cosas tristes que pasan en el mundo me salían. Era imposible no llorar ante tanto mal —dije y luego sonreí. Ella no pareció muy convencida, pero no comentó más al respecto.

Jugaste y sufríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora