6. MOSTRAR EL INFIERNO PARA GANARSE EL CIELO

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NARRA ALAN

Cuatro meses desde la llegada de Susy a la casa y muchas cosas han pasado. La muerte de su padre que pareció no afectarle en lo absoluto, aunque la miré más seria o callada que de costumbre en esos días, pero no llorando por su padre. Pensaba que tuvo que ser un mal hombre para que ni su propia hija lo llorara. Luego recuerdo que el día que fuimos por ellos a ese tenebroso pueblo su madre y hermano presentaban golpes, ¿La habrá lastimado? Es más que obvio después de ver su actitud, eso sólo aumentó la ansiedad en mí. Me estaba importando mucho todo lo que tenía que ver con ella.

Esto que sentía cada vez que estaba cerca de Susy comenzaba a hacerse más y más intenso. Debo de admitir que tengo mucho miedo a que lo que sienta por ella sea amor. Me duele mucho a veces tratarla indiferente o hasta un poco pesado frente a los demás, y cuando estábamos a solas, pero es que siento que, si sigo siendo bueno con ella, terminaré en el camino donde no hay regreso. No sé porque me negaba a entregarme a lo que siento. Por una parte, al ver como ella se llevaba muy bien con mi madre y mis hermanas. Me hace pensar en que todos la aceptarían, pero luego estaban los comentarios de Aitor el que siempre se deja comer la cabeza por las tonterías que hace o dicen nuestros primos, porque ya en este punto no sé quién es quién. Ambos actúan muy extraños y la verdad que no los he visto desde hace unos meses. Hoy era la fiesta de cumpleaños de mi madre y como siempre mis hermanos se roban toda la atención. En mi caso como era de costumbre le compraba flores y globos, pues, aunque ya es una mujer mayor a ella le encantan este tipo de detalles.

Hoy por la mañana invité a Susy a vernos en el jardín de la casa después de la fiesta de cumpleaños, exactamente cuando ya todos estén dormidos o en sus habitaciones. Estaba por llegar a la puerta trasera cuando vi a Susy sonriéndole a Ángel. Quería saber principalmente lo que estaba haciendo Ángel aquí a esta hora. Lo miro tomar sus manos para ponerlas en el telescopio de nuestro patio. Sentía que la sangre me hervía de solo ver sus manos con las de ella. Verlos tan cerca el uno del otro mientras él estaba enseñando cómo mover el botón de acercamiento del telescopio.

—Muchas gracias, Ángel —escuché que dijo y comienzan a reír, mientras Ángel le sigue señalando hacia donde apuntar con el telescopio. Ya no aguanté ver más, tenía ganas de arrancarle el cuello a Ángel solo por verla de esa manera. Salí hasta donde ellos estaban y ella fue la primera en mirarme. Se sorprendió, comenzó a poner su cabello detrás de su oreja, y bajó su mirada al suelo.

—Como siempre te encanta llamar la atención ¿no es así? —le pregunté con mi mirada penetrante fija en ella para que pudiera ver mi molestia. Ángel se voltea y me mira con la ceja alzada.

—¿Y a ti qué es lo que te pasa? —preguntó. Me acerco a él para intimidarlo un poco.

—Ese no es tu problema —respondí y lo que él hizo solo empeoró todo, comenzó a reírse en mi cara. Miro a Susy y ella tiene sus ojos brillantes por las lágrimas que se asoman por sus ojos. Mi corazón me dice que vaya y la abrace, pero mi cabeza me dice que no lo haga y peor frente al idiota de Ángel que ya se está burlando de mi por mi reacción.

—A Susy le gusta venir a ver las estrellas por la noche y amablemente me ofrecí a enseñarle cómo utilizar el telescopio, no es para que hagas esta escena de celos —responde y eso confirmó lo que este idiota sospechaba de mí. Solo me quedaba hacer una cosa y aunque la indiferencia ya era suficientemente dolorosa las palabras lo son más, pero tenía que hacerlo.

—¿Porque debería estar celoso? Es la sirvienta de la que estamos hablando, ella no me puede importar menos —mencioné sin voltear a ver a Susy. Ya con sus ojitos llenos de lágrimas tenía suficiente para que me atormentara durante la noche por lo que acababa de decirle directa o indirectamente. Me di la vuelta y me dispuse a entrar de nuevo a la casa, pero me quedé ahí esperando a ver si hablaban algo más o si ya se despedían.

Jugaste y sufríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora