48. JUGASTE Y SUFRÍ

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SUSY

—Rebeca —tartamudeo de la impresión de que aún siga con vida, esa mujer debe de estar en una cama postrada, eso fue lo que dijeron; que no se podía mover.

—¿Creyeron que se iban a deshacer de mí? No, a Alan le dije que yo no me podía morir sin antes llevarme a alguno de ustedes conmigo. Ustedes me quitaron a los que más amaba mi madre y mi padre. Mi madre se niega a verme solo porque se niega a creer que tiene una hija loca. Por su culpa terminé así de quemada. ¡Ahora ven aquí maldita! —exclama queriendo correr hacia mí. Por inercia corrí hasta el cubículo de donde acababa de salir tranqué la puerta con el pasador. Cerré la tapa del inodoro y me paré sobre ella.

—¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡¡AYUDENME POR FAVOR!! —comencé a gritar lo más alto que pude.

—¡Deja de gritar maldita perra! —me exigía, pero yo ignoré sus palabras. Seguí gritando hasta que escuché que golpearon la puerta.

—¿Susy estas bien? —escucho que alguien me pregunta del otro lado de la puerta.

—¡REBECA ESTÁ AQUÍ, PIDE AYUDA! —grité sé que no sabía quién era Rebeca, pero sabía que iba a pedir ayuda. No la escuché más y eso me preocupó. Rebeca se quejaba al momento de golpear la puerta del baño.

—Sal de ahí —siguió maldiciéndome y yo no lo iba hacer. No caería ante su insistencia no porque no quisiera, me encantaría poder darle algunos golpes yo misma, pero tenía que pensar en los pequeños dentro de mí. Debía mantenerlos a salvo. Fue tanto el forcejeo que tenía con la puerta que decidí hacer un movimiento pidiéndole a Dios que no me salga mal. La puerta se abría hacia afuera, debido al forcejeo que ella hacía en la puerta, deseaba que cayera y me diera tiempo suficiente para salir. Llevé mi mano a mi vientre y suspiré. Bajé del inodoro y respiré varias veces para unir todas mis fuerzas. Conté hasta tres mentalmente y empujé la puerta con todas mis fuerzas. Ella perdió el equilibrio y no volví mi mirada a ella. Mi enfoque era salir de esta situación. Llegué hasta la puerta y abrí rápidamente al salir me encontré con mi abuelo y Ángel venir hasta mí. No pude evitar abrazar a mi abuelo y llorar del alivio.

—¿Que pasó Susy? —pregunta muy preocupado.

—Rebeca, Rebeca quiso atacarme mientras estaba en el baño. Logré entrar de nuevo en el cubículo donde estaba y grité pidiendo ayuda. Ella estaba forzando y aproveché eso para salir corriendo. Ella perdió el equilibrio y creo que cayó porque no la escuché y no me viene siguiendo —dije rápidamente. Miro hacia tras y veo a Phoebe saliendo del baño.

—Llamen a medicina forense —la escucho decir a uno de los guardias. Me acerqué a ella porque quería saber cuál era la razón que se necesitaba a medicina forense.

—¿Qué pasó? —le pregunté, ella tomó mi mano y me sentó en la silla más cercana.

—Rebeca está muerta —me dice y abrí mis ojos al máximo.

—Ella perdió el equilibrio cuando abrí la puerta, ¿Como puede estar muerta? —pregunté y ella tomó mi mano nuevamente.

—Se golpeó la parte trasera de la cabeza contra el mármol de los lavamanos y no hay nada que hacer por ella. Había agua en el suelo así que se deslizó con ella. No te preocupes por eso ahora. ¿Tú estás bien? —pregunta y yo negué.

—Cuando abrí la puerta sentí un dolor leve en mi vientre y lo sigo teniendo —digo y ella asiente.

—Es mejor que te revisen, creo que es tensión por lo que has pasado. De igual manera no está de más una revisión para saber si los bebés están bien —comenta, mi abuelo y Ángel se sorprenden.

—¿Es más de un bebé? —pregunta mi abuelo y yo asentí.

—Queríamos dar la sorpresa cuando reveláramos si son niñas o niños.

Jugaste y sufríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora