28. ¡SE ROBAN A MI HIJO!

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NARRA SUSY

Siendo honesta, si se me apretó el corazón después de la confesión de Alan. Traté de excusarlo y darle la razón, pero eso no borra o merma toda esta rabia y dolor en mi corazón. Cuando salió de mi habitación me sentí con un peso menos en mí. Debía decirle cómo me sentía y lo que había vivido todo este tiempo. Cosas que él ya sabía por mi madre o por las personas que me rodearon durante todo este tiempo, pero no por mí. Mi madre y las tías de Khoa entran en la habitación. Ella me mira sorprendida, mientras las demás me ven con un poco de pena.

—¿Y solo eso? ¿No le darás una oportunidad? —me preguntó mi madre sorprendida. Por lo que no me tiré en los brazos de Alan y acepté darle la oportunidad que me pidió.

—¿Que esperabas que hiciera mamá? ¿Que se borre como por arte de magia todo lo que he tenido que sufrir por su culpa? ¿Se te olvida todo lo que pasé después de que él se fue? ¡Casi pierdo a Khoa mamá! Entiendo su actuar, el que desconfiara de mí, una sirvienta ignorante como me lo dijo. No, no me pidan que haga borrón y cuenta nueva, porque basta solo con ver a mi hijo y tratar de mover mis piernas para recordarlo —Después de mis palabras nadie dijo nada, el único que pareció reaccionar fue mi pequeño quien se paró en su cuna.

—Pero es que es la pelotita más hermosa que he visto en mi vida. Ven aquí mi amor, ven con la tía Alana. — y así comenzó la batalla de las tías, eran las tres peleándose por ayudar con Khoa. Debo de admitir que tengo un hijo muy hermoso, puede que se parezca a mí, pero él es todo Alan. La noche llegó y sabía que faltaba la parte larga de la charla con mi madre. Las chicas se fueron y para mi sorpresa un toque en la puerta me alertó de la visita de alguien.

—Mamá, Aitor es increíble. Puede jugar todos los deportes, juega básquetbol, tenis, fútbol, béisbol y puede correr muy rápido —entró muy emocionado diciendo Tiam. Agradecía estar en mi silla así pude acercarme y ver las mejillas ruborizadas de mi madre.

—Gracias Aitor, no tenías que molestarte en llevarlos al parque —dice ella acomodando su cabello detrás de sus orejas. La señora Park está enamorada, no estoy en contra si deciden llevar esta complicidad a otro nivel, pero si lo que la gente pueda llegar a decirles. El pasado de mi madre es muy difícil y si recibe comentarios negativos de personas cercanas a ellos, ella es capaz de dejar ir su felicidad.

—De nada, me divierto mucho con ellos. Son increíbles, nos vemos chicos —dice Aitor haciendo el gesto con su mano.

—Estoy por servir la cena por si deseas quedarte a cenar —le ofrece mi madre y veo como Aitor le sonríe y asiente. Tiam da un brinco en celebración, Argus le toma la mano y lo empuja hacia la sala. Aitor se percata de mi presencia.

—Hola Susy, ¿Cómo estás? ¿Mi sobrino? —me saluda.

—Estoy muy bien, gracias. Khoa después de jugar con tus hermanas cayó rendido —él se sorprende, pero asiente.

—También vino Alan, ya sé lo que pasó para que me hiciera todo lo que me hizo —se rascó la nuca y suspiró pesadamente.

—Me alegra que ya lo sepas, mi hermano ha sufrido mucho desde que se enteró de eso. Se sintió muy culpable, tuvo todo para ser feliz y pues el destino y el mismo arruinó sus planes. No opinaré al respecto, es algo que deben solucionar entre ustedes. Lo único que sí comentaré es que, antes de pensar en ustedes y en lo que sienten. Piensen en Khoa primero ya que, será él quien estará con ustedes siempre —me comentó y asentí. Tenía razón, debía dejar un poco mi orgullo y dolor a un lado. No podía contaminar a mi hijo con esta mala energía en contra de su padre.

—Gracias por decírselo, tal vez escuchándolo de alguien más hace caso —menciona mi madre desde el comedor, mientras acomoda todo para la cena. Cenamos tranquilos, eran los chicos hablando de deportes y podía ver las miradas que Aitor le daba a mi madre. Decir que mi mamá se atragantó con su comida en más de 2 ocasiones es poco. Es muy notorio lo que Aitor causa en ella y hoy mismo llegaré al fondo de lo que siente por él. Esos ojitos y esas mejillas ruborizadas no son por nada. Aitor se despide, prometiendo volver mañana para ir con los chicos a jugar de nuevo. Mi madre como siempre viene a mi habitación y me ayuda a dejar a Khoa sobre mi cama así yo puedo cuidarlo durante la noche. Me deja una maleta donde hay todo lo necesario si me tocara cambiarlo. De comida, pues afortunadamente mis senos aún lo sustentan lo cual me hace sentir muy bien. El poder aportarle tan siquiera leche de calidad a mi pequeño para que siga creciendo grande y fuerte. Mi mamá está por salir de la habitación.

Jugaste y sufríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora