Aún faltan semanas para que comience la época de exámenes, pero la ansiedad ya comienza a sentirse en el ambiente del campus. Los estudiantes se ven más estresados, la biblioteca se ve más llena y la máquina expendedora se queda sin bebidas energéticas con más frecuencia.
Melanie, Danielle y yo hemos estado trabajado como locas en un proyecto periodístico que debemos presentar a finales del semestre y que por sí solo vale el 50% de la calificación final. Por alguna razón, a mí no me tiene tan preocupada como a Melanie y Danielle, creo que está quedando bastante bien, pero ellas siempre encuentran algo más que mejorar y eso me hace sentir algo culpable.
Se nota que están comprometidas al cien por ciento y que están seguras de que esto es lo que quieren para su vida ¿En cambio yo? Solo sigo cumpliendo con lo que se supone que debo cumplir.
A veces me pregunto si vale la pena seguir estudiando algo que no me llena por completo, si realmente hago bien al estar aquí. La mayoría de mis compañeros realmente sueñan con ser grandes periodistas o llegar lejos a través de lo que están estudiando, son realmente apasionados sobre lo que hacen. Pero yo ni siquiera estoy segura de que quiero hacer luego de terminar la universidad.
Y luego recuerdo que mis abuelos ya pagaron todo el semestre y que han invertido en mi educación durante toda mi vida, y pienso que no puedo tirarlo todo por la borda a estas alturas. Así que sigo adelante, organizando mis horarios, planificando mis horas de estudio y esforzándome por tener los mejores resultados que pueda.
Lo peor es que ni siquiera se me hace tan difícil. No me paso cada fin de mes luchando por pasar cada ramo ni llorándole a los profesores para que me ayuden a aprobar, como he visto a muchos de mis compañeros.
Y eso solo me hace sentir más culpable.
- Algo te pasa - escucho frente a mí.
Levanto la mirada hacia Steve, que me observa con el ceño fruncido.
Estamos en la biblioteca, sentados uno frente al otro, rodeados de apuntes. Eric está hablando con la bibliotecaria porque necesitaba ayuda para encontrar un libro y Valerie está reunida con un grupo de su clase preparando su proyecto final del semestre.
- ¿Cómo?
- Algo te pasa, estás distraída - dice, dejando su lápiz sobre la mesa y mirándome fijamente -Nunca estás distraída cuando estudias ¿está todo bien?
- Si, si, solo pensaba - me obligo a sonreír, esperando lucir lo suficientemente convincente - Y tengo un poco de hambre.
- Si quieres podemos parar por hoy y vamos a comer algo, aún tenemos tiempo para estudiar para los exámenes - dice cerrando el libro frente a él - ¿Te invito a unas donas?
Se me hizo agua la boca.
- No puedo decir que no a eso - sonrío y cierro la pestaña del iPad antes de guardarlo en mi bolso.
Justo ene se momento Eric vuelve y frunce el ceño.
- ¿Ya se van?
- Si, a Livie le dio hambre así que iremos por algo de comer ¿te quedas o vienes con nosotros? - responde Steve mientras yo sigo guardando mis cosas.
- Le preguntaré a Valerie si está lista para llevarla a casa, sino me quedaré un rato más aquí.
Tomamos nuestras cosas y dejamos a Eric en la biblioteca estudiando. Vamos hacia su auto y lanzo mi mochila al asiento trasero y me acomodo en el asiento de conductor junto a Steve.
Steve enciende el auto y luego me tiende su celular, a lo que sonrío. Voy directo a Spotify y pongo el tercer álbum de One Direction, Midnight Memories, en modo aleatorio. Alive comienza a sonar y Steve rueda los ojos poniendo el auto en marcha, pero no logra ocultar su sonrisa.
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Sabor a ti
Teen FictionOlivia Matthews y Steve Price nunca habían coincidido, a excepción de aquella única noche que pasaron juntos. No se suponía que volvieran a verse, fue cosa de una noche y ya está. O al menos eso creyeron ellos. - Déjame tocarte donde está tu corazón...