- ¿Qué tal estuvo tu cita con Michael? – pregunta mamá a la hora de almuerzo.
- No fue una cita, fue una salida de amigos – mamá se encoge de hombros ante mi respuesta, restándole importancia.
- Como si no fuera lo mismo ¿Qué tal estuvo?
- Estuvo bien, comimos hamburguesas y nos pusimos al día con lo que hemos hecho en este tiempo – digo antes de comer una cucharada de mi plato de porotos.
Hace días mamá estuvo lanzando indirectas sobre las muchas ganas que tenía de comer porotos, pero que le daba mucha flojera prepararlos. Como me fue imposible ignorarla, esta mañana le dije que prepararía porotos para la hora de almuerzo, con la condición de que ella se encargara del pebre.
Creo que hicimos un buen trabajo, quedaron casi tan buenos como los de la abuela.
- ¿Y no pasó nada más?
- ¿Nada más de qué?
- No lo sé, tú eres la que tuvo una cita con su ex – dejo caer la cuchara ante sus palabras.
- Mamá, quedamos como amigos. Además, Mike tiene pareja.
- ¿Ah sí?
- Si.
- Bueno, de todas formas, me gusta más Steve para ti - Me quedo observándola con la boca abierta y ella vuelve a encogerse de hombros - ¿Qué? ¿Crees que no conozco a mi propia hija? Me doy cuenta de cómo te pones a su alrededor.
- Mamá...
- Y es un buen chico, tienes un buen ojo para esto. Además, es guapo, me haces sentir orgullosa.
- Mamá...
- ¿Te puedo dar un consejo? – me mira a los ojos y yo suspiro, sabiendo que no importa que le diga, ella ya tiene una idea muy formada en su cabeza.
- De acuerdo.
- Se que a veces sueles darles demasiadas vueltas a las cosas, pero hay ocasiones en las que es mejor dejarte llevar. No sé a qué le tienes miedo, pero no dejes que el miedo frene tus sentimientos ¿de acuerdo?
Sus palabras se me clavan en la mente.
A veces todo lo que necesitamos es un consejo de mamá para tener las cosas claras.
Así que le sonrío y le doy las gracias, sabiendo que no es una palabra que abarque todo el agradecimiento que siento por ella.
Mamá y yo no pasamos mucho tiempo juntas, no porque no nos llevemos bien, claramente. Ella pasa mucho tiempo trabajando y yo divido mi tiempo entre mis amigos y la universidad. Pero cuando estamos juntas, siempre se siente como estar a salvo.
Tengo suerte de tener una mamá como ella, porque sé que no todos pueden decir lo mismo.
Horas más tarde, estoy aplicando bálsamo labial cuando recibo un mensaje de Steve anunciando que se encuentra afuera de mi casa. Le respondo que salgo enseguida antes de darme un último vistazo en el espejo.
Decidí usar unos jeans claritos corte mom y acompañarlos con un cárdigan verde menta, que metí entre la cinturilla del pantalón. Me puse clásicas zapatillas blancas y me hice un semi recogido en el cabello a modo de peinado.
Meto mis documentos, mi brillo labial y mi teléfono en mi bolso antes de tomar mi abrigo y salir de mi habitación. Me despido de mamá, que se encuentra leyendo un libro en el sofá, y salgo de la casa.
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Sabor a ti
Teen FictionOlivia Matthews y Steve Price nunca habían coincidido, a excepción de aquella única noche que pasaron juntos. No se suponía que volvieran a verse, fue cosa de una noche y ya está. O al menos eso creyeron ellos. - Déjame tocarte donde está tu corazón...