V E I N T I U N O

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Las vacaciones estaban pasando más rápido de lo que me hubiera gustado, cada día se sentía más corto que el anterior.

La verdad es que Steve y yo aprovechamos de pasar mucho tiempo juntos, ya sea en su casa, en la mía o saliendo a cualquier lado. Los besos, los coqueteos y los roces entre nosotros no faltaron y yo me siento flotando en una nube.

He tenido novios, dije te amo en esas relaciones y es posible que me haya enamorado, pero lo que siento con Steve es totalmente distinto. Nunca me había sentido tan cómoda siendo yo misma con alguien, sé que puedo hablar y expresarme sin temer a que me vaya a decir exagerada o dramática, puedo sentirme de la forma que quiera, aunque a veces no tenga sentido y Steve nunca va a invalidarlo.

Y la complicidad va mucho más allá de lo físico.

Yo sé que en las relaciones la confianza, la honestidad y el amor son pilares fundamentales, pero creo que la química sexual también tiene un papel muy importante y sé que entre Steve y yo está esa química. La sentí cuando nos conocimos en aquella fiesta, la sentí cuando volvimos a encontrarnos y ahora no ha hecho nada más que crecer. Aun así, no hemos pasado más allá de los besos y los toqueteos, pero no porque no hayamos querido.

Además de pasar tiempo con Steve, tuve una noche de películas con Valerie y asistí a mi curso de postres navideños.

Ayer fue navidad y con mamá pasamos el día en casa de mis abuelos. Me encargué de preparar galletas de jengibre, cupcakes de chocolate y una tarta de frambuesa. Por supuesto, todo decorado navideñamente con los trucos que aprendí en el curso de postres navideños.

Ahora estoy decorando brownies que recorté en forma de triangulo con glaseado verde para que parezcan árboles de navidad, mientras tengo unas galletas con chispas de chocolate en el horno. Más tarde nos reuniremos en casa de Steve, donde tendremos una maratón de películas navideñas con Valerie y Eric y también intercambiaremos regalos.

- ¿Eso que huelo son galletas? - pregunta mamá entrando a la cocina.

Estira el brazo y roba uno de los brownies, llevándoselo a la boca.

- Tengo galletas en el horno ¿te dejo algunas?

- No, voy a salir así que llévalas todas para que puedas compartir con tus amigos.

Dejo de decorar los brownies y alzo la mirada hacia ella. Viste un suéter negro con el que su piel se ve más clara, alisó su cabello y va más maquillada de lo habitual. Mamá es preciosa y realmente espero verme como ella a su edad, pero esta vez se esperó en verse aún más hermosa de lo que ya es. No es que me moleste, pero si me parece curioso porque no es algo que suele hacer.

- Madre... - comienzo, dejando la manga pastelera con el glaseado a mi lado.

- Hija.

Me apoyo en la encimera, mirándola directamente a los ojos.

- ¿Tienes algo que contarme?

- ¿Algo como qué?

- No lo sé, algo como que estás saliendo con alguien y que por alguna misteriosa razón decidiste no decírmelo.

Se queda en silencio durante algunos segundos, con la mirada llena de culpa.

No lo voy a negar, me duele que no me lo haya dicho. La idea de que no confíe en mi o que crea que no la voy a apoyar se clava como una aguja en mi cerebro y es molesta.

- Te lo iba a decir, de verdad...

- ¿Pero? - alzo mis cejas.

- Pero no sabía cómo ibas a reaccionar - se encoje de hombros.

Sabor a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora