O C H O

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- ¡Cariño! Que agrado tenerte acá - saluda mi abuela en cuanto me ve antes de abrazarme.

- Quería venir a pasar el rato con ustedes, espero no estén ocupados.

- Oh, claro que no, siempre tenemos tiempo para ti.

Se me ocurrió que una buena forma de pasar mi sábado sería pasar el día con mis abuelos.

El lunes tengo un examen, pero he estudiado bastante durante la semana y me siento preparada para afrontarlo. Además, mañana me pasaré la tarde repasando así que una tarde de relajación no me vendría nada mal.

- ¿Dónde está el abuelo?

- Está en el salón.

- Iré a saludarlo - le sonrío antes de caminar hacia allá con ella a mi lado.

No debo preocuparme de mi abrigo ni mi bolso, porque cuando entre a la casa el mayordomo se encargó de eso.

Cuando digo que mis abuelos tienen dinero significa que realmente tienen dinero. Ambos vienen de familias ricas que fusionaron sus negocios al momento del matrimonio y además mi abuelo es arquitecto y formó su propia empresa, así que puede darse el lujo de seleccionar los proyectos que quiera, cuando quiera y si le da la gana, dejar de trabajar y seguir recibiendo dinero en su cuenta bancaria gracias a las acciones que tiene en la empresa que heredó de su padre.

Cuando entro al salón levanta la mirada y sonríe al verme.

- Pero si es mi pequeña Olivia - dice cerrando el libro.

- ¿Cómo estás, abuelo? - pregunto dejando un beso en su mejilla antes de sentarme frente a él.

- Feliz de que estés aquí ¿Cómo está la universidad?

Nos enfrascamos en una conversación donde ellos me preguntan cosas sobre la universidad o sobre las cosas que hago día a día y yo respondo a cada una de sus preguntas. Luego me cuentan sobre lo que han hecho durante estos días y según mi abuela, una nueva señora se unió a su club de lectura y no es nada agradable. Al parecer es chismosa y hace comentarios ofensivos cada vez que tiene oportunidad. A nadie de su club le agrada y no saben como pedirle que se vaya sin ofenderla.

- Disculpe - se escucha una voz que interrumpe la conversación y al girarnos, hay una chica con delantal, guantes y cubierta de tierra que se me hace familiar.

- Raquel, querida ¿todo bien? - pregunta mi abuela.

- Si, solo quería decirle que las flores ya quedaron y que si le gustaría ir a verlas - sonríe con amabilidad.

- Claro, sería maravilloso ¿Olivia, me acompañas?

Acepto y las sigo hacia el fabuloso jardín de mi abuela. Ella realmente ama su jardín, pero según sus palabras, no tiene manos para la tierra. Apenas toca una planta esta se muere, pero siempre mantiene su jardín bien cuidado sin importar cuanto tenga que pagar. Por supuesto, esta no es la excepción y el resultado es simplemente fabuloso.

- Querida, te ha quedado hermoso - dice mi abuela observando el paisaje frente a ella - Y lo hiciste en muy poco tiempo, realmente tienes talento para esto.

- Muchas gracias - sonríe la chica, que según lo que escuché se llama Raquel.

- Iré a buscar tu paga ¿sí? - dice mi abuela antes de irse.

- Ella no exagera, realmente hiciste un trabajo excelente ¿Qué flores son esas? - digo, apuntando unas flores anaranjadas y violetas que contrastan de forma hermosa.

- Esas se llaman Crisantemos, son muy resistentes al otoño y dan un hermoso toque de color.

- ¿Todas las flores que utilizaste son otoñales?

Sabor a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora