Capítulo 12

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Mi cuerpo se siente agotado y todo mi cuerpo vibra todavía.

Estar con Sebastián es como subir a una montaña rusa.
Llena de emociones.

Sonrío como colegiala sintiendo mi pecho lleno de felicidad y satisfacción.
Todavía me da miedo esto que comienzo a sentir por él pero me es imposible parar.

No solo es deseo, es algo más y eso me quedó claro ahora que estuve lejos de él.

Lo extrañé y por mucho que evité no pensar en él, no resultó.

Antes de poder levantarme, la puerta se abre de golpe y veo a Jonathan entrar.

Frunzo el ceño al verlo quitarse la corbata con algo de torpeza y luego la camisa.

Camina hasta llegar a los pies de la cama y me jala del pie hacia abajo causando sorpresa.

- ¡¡Oye!! ¿Qué te pasa?- reclamo sorprendida. Cuando subí a la habitación, luego de estar con Sebastián en el baño, lo vi con sus primos bebiendo por lo que no le di importancia.

- ¡Me pasa que es hora de que mi esposa cumpla con sus obligaciones!- gruñe furioso.

Se lanza sobre mí y comienza a besar mi cuello. Siento su olor a licor y eso me alerta al máximo.

- ¡Jonathan, detente! ¡Esto no es parte del trato! No estás pensando con claridad- protesto angustiada.

- Me vale una jerga el contrato. Te quiero hacer mía- gruñe bajando a mi escote.

Sus caricias me causan asco y las lagrimas comienzan a rodar por mis mejillas.

- No Jonathan, no quiero. Esto es un abuso- digo con pánico. Mis manos están sobre mi cabeza agarradas con una mano de él y sus piernas a cada lado de mis caderas.

- Eres mi esposa. Para nada es un abuso- su voz suena algo ronca.

Baja mi escote y comienza a descender hacia mi seno derecho.
Todo me resulta repugnante, su tacto me escuece donde toca y no puedo hacer más que rogar porque se detenga ya que me tiene inmovilizada.
Pero es imposible, nadie vendrá a ayudarme o hará que este sujeto se detenga.

Hasta que sorpresivamente lo hace y se aleja de mí de repente como si mi cuerpo le quemara.

Me incorporo en la cama sintiendo mi respiración acelerada y el miedo recorrer mi cuerpo. Su mirada es de odio cuando observa mis pechos e instintivamente me cubro con los brazos.

- Eres una...- veo ira y oscuridad en sus verdosos ojos-. ¡¿Con quién te estás acostando?!- se acerca peligrosamente y me toma del brazo con brusquedad alzándome de la cama.

- Me estás lastimando- digo haciendo gestos de dolor.

- ¡Responde! Con quién te ves a mis espaldas- me sacude con fuerza.

- No es de tu incumbencia- respondo entre dientes.

- ¡Eres mi esposa, Gabriella!  Y estamos en casa de mi familia. No puedo creer que hicieras esto aquí. Eres una cualquiera- menciona con odio en su voz.

Una lágrima se me escapa ante su actitud agresiva y tal y como me agarró se suelta lanzándome a la cama.

- Carajo- murmura jalando su pelo con una mano-. Esto es tu culpa. No debiste poner tus ojos en nadie más- menciona colérico.

- Quiero el divorcio- musito ocultando mis lágrimas.

- Por supuesto que te lo daré- responde serio-. Pero primero debes pagar la deuda pendiente- agrega burlon-. Además Taylor todavía no...

MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora