Capítulo 25 (POV Sebastián y Gabriella)

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Sebastián Hayes

- ¿Usted quién es?- cuestiona Carlos con recelo.

- Mi nombre es Gerald Evans- dejo escapar el aíre que no sabía que estaba reteniendo.

Por un momento juré que era su padre.

- Qué es lo que necesita y por qué a venido- menciono con el ceño fruncido.
Miro a Antonio con reproche ya que reveló esta ubicación a un desconocido.

- Vine a ayudar con la busqueda de Gabriella- comenta mientras se acerca a mí.
Joseph se interpone antes de que esté demasiado cerca.

- Eres alguien difícil de localizar- sonríe de lado y mira por un instante a Joseph.

'Él fue el encargado de complicarle su busqueda'

- No sé en qué pueda ayudar. Mi equipo ya está sobre los talones de la responsable- menciono.

- Error- niega con la cabeza-. No es ella la responsable- afino la mirada.

'Algo no me cuadra'

- Sebastián- habla Carlos, lo miro sobre mi hombro-. Jonathan llegó al edificio una hora antes que Gabriella. Y se ve como sus guaruras la sacan del lugar seguido de él y una chica- informa mirando el monitor frente a él.

- Maldición- siento la sangre hervir-. Juro que lo haré pagar por esto- digo entre dientes al ver en el video como la sacan. Uno de ellos la empuja para entrar a la camionera.

- ¡Tengo la ubicación del auto!- exclama Antonio acercándose a nosotros.

- Bien, ya saben que hacer. Es hora de ir por mi mujer y hacer pagar a ese miserable que se atrevio a tocarla-.

'De nuevo'
Me recrimina mi conciencia.

Dije que nadie le haría daño y ahora está en las garras de ese chico.

'Pero se arrepentirá de haberse metido con Sebastián Hayes'

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Gabriella Evans

Mirarás allá que en el cielo va
es un elefante que en bicicleta va...

Bueno, en definitiva, llevo mucho tiempo aquí y tampoco me sé la canción que alguna vez escuché.

Ya perdí la esperanza de salir de este lugar.
Jonathan simplemente me dejó encerrada aquí.
Sus hombres me vigilan y
una mujer se encarga de alimentarme y llevarme al baño.

Creo tengo una semana.
No lo sé, prefiero dormir para no pensar en esta pesadilla.

¡¡¿Acaso nadie me está buscando?!!

¿Será cierto que Sebastián estaba con esa mujer?

¿Tal fácil se olvidó de mí?

Siento mi estomago revolverse de nuevo ante los nervios.

- Levántate, el jefe viene a verte- menciona un sujeto agarrandome del brazo con brusquedad para sentarme en una silla que ya conozco.

Escucho los pasos de varias personas hasta que se detienen frente a mí.

De repente me quitan el saco de la cabeza y cierro los ojos ante el golpe de luz.

- ¿Cómo estás, cariño?- cuestiona el idiota frente a mí. Lo miro con odio.

- ¿Qué quieres? ¿Ya me van a dejar ir?- cuestiono sabiendo la respuesta.

- No- responde simple-. Pero hay una persona que quiere verte- truena los dedos y sale un sujeto de la habitación. Al segundo lo veo regresar con una mujer rubia de unos cuarenta y cinco años.

Se ve elegante... e intimidante.

- Gabi, te presento a Tamara, la madre de Taylor- analizo a la mujer y ciertamente tiene parecido.
¿Pero ella qué hace aquí?

- Al fin te tengo frente a mí, pequeña Evans- pronuncia con odio.

- Disculpen pero, no entiendo de qué se trata todo esto- miro a Tamara y luego Jonathan-. ¿Me puedes explicar con qué motivo me has secuestrado?- lo observo- llevo más de una semana aquí y...

- Llevas tres días aquí, Gabriella- se burla-. Pero es obvio que estés desorientada si solo duermes- agrega.

'¡¡¡Tres días!!!'

'Y yo pensando que ya era una semana o más'

'¡Me voy a morir aquí!'

'Maldito hombre'

- Y yo te explicaré qué haces aquí- pronuncia la señora sacándome de mis lamentos.

Me quedo esperando su explicación ya que no tengo otra opción.
No es como si pudiera irme.

- Hay una deuda que debes pagar- ruedo los ojos mentalmente.
Estoy cansada de escuchar esa palabra.

- Yo no tengo dinero y no sé de qué deuda hablan- respondo tratando de parecer seria.

Honestamente sí me dan miedo ambas personas.
Jonathan es un lunatico y la otra mujer no parece muy cuerda tampoco.

- Tu padre es quien debía pagar pero se adelantó el miserable- pronuncia con desdén-. Ahora tengo que conformarme contigo-. se acerca y queda a un paso de distancia, se inclina para hablar-. Eres su vivo retrato y no sabes como te odio- susurra mirándome a los ojos.

Paso saliva con dificultad.

'¿Qué pudo hacerle mi padre a esa mujer?'

- Y no se trata de dinero. Esto va más allá de lo que puedes imaginar- se aleja unos pasos-. Yo alguna vez fui como tú. Vivía en un mundo perfecto. Padres amorosos, amigos leales y una vida de lujos. Hasta que tu padre apareció en mi vida- su mirada se oscurece-. Fui una tonta al creer en él.Pero mi amor por él me segó a niveles abismales. Nunca imaginé que un sujeto como él negara a su propia sangre- frunzo el ceño.

'¿Negar a su sangre?'

- Tu padre fue un maldito que sólo jugó con Tami. Rechazó a su propia hija obligándolas a vivir una vida llena de miseria- escupe Jonathan.

Mis ojos se agrandan.

'Su hija'

'Eso es imposible'

- Mienten- susurro con la voz de un hilo.

- No tendría porqué hacerlo. Solo debes saber que estás aquí para pagar por todo- gruñe Tamara.

- Yo no tengo la culpa de eso. Ni siquiera existía- digo entrecortado.

- Tal vez- se encoge él de hombros-. Aun así, estarás aquí hasta que me firmes un poder para que pueda manejar tu fideicomiso- agrega.

- ¿Fi-fideicomiso?- digo intrigada.

- Así es. Todo este tiempo fuiste millonaria. Pero el abogado no dijo nada luego de mostrarle un cheque de varios ceros a la derecha- habla Jonathan.

- Yo no quiero nada. Solo déjenme ir. Prometo no decir nada- menciono algo temerosa.

- Imposible. Trabajé duro para llegar a este día- dice Tamara-. Solo tu sufrimiento me dará la satisfacción que necesita mi alma- sonríe al sacar una navaja.

'¡Cielo santo!, dónde estará Sebastián'

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MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora