Capítulo 28

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Siento el fuerte aroma del alcohol y arrugo la nariz antes de dar un manotazo.

- Auch, tonta- se queja la enfermera.

- Que mal educada para ser enfermera- murmuro abriendo los ojos lentamente.

- Será porque no lo soy- responde ella. La enfoco bien y me doy cuenta que es Joseline.

- ¡¡Amiga!!- exclamo feliz y ella ríe.

- Vaya, al meno uno de los dos ya reaccionó- menciona.

- ¿Sebastián sigue inconsciente?- mi pulso se acelera y lo sé por la máquina que emite un pitido a mi lado.

- Oye, cálmate. Sigue con el efecto de la anestesia. Es solo cuestión de minutos para que despierte, según el guapetón del doctor Meller- menciona.

- Quiero verlo- menciono.

- ¡¿Al doctor?!- cuestiona con sorpresa.

- ¡A Sebastián!

- Aaaah- alarga la letra y asiente antes de ir a la puerta. Sale por un momento, ingresa una enfermera de edad media con sonrisa amable.

- Señorita Evans, que bueno que ya están despiertos- menciona checando la maquina y luego me mira a mí.

- ¿Estamos?- cuestiono.

- Oh, aún no lo sabe- me sonríe con ternura-. Se le realizaron unos estudios luego de su desmayo y resultó positiva la prueba de embarazo- la miro como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

'¿Embarazada?'

'Ay Dios mío'

'¡Estoy embarazada!'

'Por supuesto, no me iba a ganar una lavadora'

- ¿E-está segura?- cuestiono con incredulidad.

- Se le realizaron dos pruebas y ambas dieron el mismo resultado- menciona revisando el suero-. Dejaremos que se acabe y lo retiramos. Luego podrá salir de aquí- explica.

Yo aún no puedo asimilar lo que dijo.

'Yo, Gabriella Evans, estoy embarazada del primer hijo de Sebastián Hayes'

La veo salir luego de anotar algo en sus hojas.

Siento un sudor frío en mi cuerpo.
Ahora, ¿cómo se lo diré a él?
Si bien dijo que sí, también dijo que quería esperar.

Siento como la temperatura de mi cuerpo baja rápidamente.

- Ya despertó Sebastián- informa Joseline feliz al entrar-. ¿Pasó algo? Estás palida- frunce el ceño y se sienta frente a mí.

- Joseline, debo irme. Necesito irme- digo desesperada, agarro sus manos.

- A ver, para tu tren aquí- me suelta y me agarra de los hombros-. Acabamos de pasar por algo casi suicida como para que ahora quieras irte sin decir nada. Eso fue lo que nos metió en todo esto, el no decir nada- me mira preocupada.

- Es que no lo entiendes. Sebastián...

- Sebastián ya pasó por mucho estos días debido a tu ausencia. Si en serio lo quieres o lo amas, enfrenta lo que sea que te esté jugando en contra ahora- dice con firmeza.

Tiene razon. Joni y yo realmente nunca tuvimos nada, eso debe saber su familia, y si Sebastián no acepta al bebé, puedo trabajar y sacarlo delante sola.

- Llévame con él- menciono y ella sonrie satisfecha.

***

Nos quedamos mirando fijamente uno al otro.

- Pasarás o te quedarás ahí todo el rato- bromea.
Noto que tiene ojeras y la via de suero conectada.
Yo pedí que la retiraran de mí.

Sus increibles ojos azul casi gris me penetran en lo más profundo de mi alma.

Me lleva a recordar nuestras noches apasionadas donde terminábamos acurrucados bajo la misma manta.

Sin poder evitarlo, mis pies me llevan hasta él.
Lo brazo y escucho un leve quejido.

- Lo siento- lo miro preocupada-.¿Cómo te sientes?- ok, no soy la mejor en iniciar una charla cuando estoy nerviosa o asustada y sucede que tengo ambas.

- Mucho mejor ahora que te veo- acaricia mi mejilla.

- Sebastián..., tengo algo que decirte... Pero no sé como lo tomarás- suspiro de nuevo-. Puedes sentirte normal o simplemente quieras alejarte de mí. Aceptaré tu decisión de la mejor manera.- sonrío levemente.

- Mi reina, antes de que continues, quiero que sepas algo- menciona-. Te amo, eres esa mujer que no creí que existiera para mí. Pero aquí estás. Me elegiste y yo te elegí a ti. Así que sea lo que sea que ahora tengas que decirme, ten por seguro que no me alejaré jamás- se incorpora lentamente y besa mi frente-. Porque te amo.

- Sebastián, yo también te amo. Me haces la mujer mas feliz pero...- mi voz tiembla.

- Solo dilo. No debes guardar secretos conmigo, soy tu pareja y cuando esto termine, quiero que me aceptes como tu esposo- suaviza más su voz y eso me relaja.

- Bueno, sabes bien que cuando una mujer y un hombre se demuestran su amor como nosotros lo hemos hecho muchas veces, pues dan estos resultados- tomo su mano y la pongo sobre mi vientre aun plano-. Vamos a ser... papás- digo tratando de tragar el nudo en mi garganta.
Muchas emociones están a mi alrededor.

Baja la mirada y se queda observando nuestras manos sin decir nada y eso me desespera.
Segundos despues me mira.

Quiero salir corriendo y desaparecer justo ahora pero su sonrisa me hace fruncir el ceño

- Ya lo sabes- menciona y deja escapar un suspiro.

- ¿Có-cómo que ya lo sé?- cuestiono confundida-. Acaso tú...

- Mi amor- me abraza con cuidado ya que está herido-. Lo supe un día después de tu secuestro. Los resultados de los análisis llegaron al correo. Creí que era porque ocupaste el servicio médico pero con tanta locura, me di cuenta que en realidad fue a mi correo personal. Seguro estabas distraída que no te diste cuenta cuando lo diste- explica mientras se alejaba poco a poco de mí.

- Entonces..., ¿no estás enojado? ¿No lo rechazaras?- hago un leve puchero.

- ¡Por supuesto que no, mi reina!- acaricia mi mejilla-. Eres mía, ¿recuerdas? Y eso incluye los frutos de nuestras demostraciones de amor- susurra eso a mi oído. Se aleja y siento mis mejillas arder.

Sonríe coqueto antes de acercarse a mis labios.

- Ya quiero salir y celebrar esto- murmura antes de acabar con la distancia entre nosotros. Suspiro.

Extrañaba tanto esta textura suave de sus aterciopelados labios.
Le respondo con ímpetu.

Antes de separarnos, somos interrumpidos por el sonido de la puerta.

- ¡¡Pero qué rayos!!- exclama una voz familiar.

Nos separamos al instante y es como si fuera un dèjá vu aunque con otra persona.

- Karina- dice Sebastián y por primera vez lo veo sobresaltado.

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MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora