Capítulo 30

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Llegamos a casa y Gregorio lo ayuda a llegar a la habitación ya que Joseph tambien se a ido a descansar.

- Los dejaremos solos. Necesitan descansar y reponer fuerzas- indica Walter.
Se despiden sus hermanas y sus cuñados.

- Papá, gracias... por todo- menciona Sebastián mirando a su padre que es el último en la habitación.

- No iba a dejar que pensaran mal de mi nuera- me sonríe cálidamente-. Está de mas que yo te diga que estás de licencia. Me haré cargo de la empresa durante el tiempo que sea necesario para tu recuperación- informa.

- Puedo hacerlo. Solo es una herida...

- Que te pudo costar la vida. Unos centímetros más arriba y no la cuentas, Sebastián- dice con dureza.

- Está bien, pero solo un par de semanas y regreso- responde serio.

Amo su seriedad.
Esa voz grave y profunda que tiene y como su rostro se vuelve inexpresivo.

- Si, como digas- hace ademán con la mano como restándole importancia. Gira y me mira-. Cuida del señorito necio. Dale un jalón de oreja si no hace caso- menciona en un susurro la última oración.

- Cuidaré de él, no se preocupe- respondo divertida.

- No le des malos consejos. Esa mujer es más necia que yo- menciona Sebastián causando que su padre ría.

- Por eso es perfecta para ti- menciona antes de salir de la habitación.

Me acerco a Sebastián y me invita a sentarme a su lado.

- No sabes lo que viví estos días- menciona agarrando mi mano y acariciando mi cabello-, fue una tortura.

- Fue mi culpa, no debí confiar en Taylor. Aunque ella no tiene la culpa directamente. Aun así debí escucharte y no solo guiarme por mis pensamientos- digo avergonzada.

Soy tan tonta que no vi más allá de lo que se planteaba frente a mí.

- Ya pasó. Ahora debes aprender a cuando confiar y cuando no. Debes saber defenderte y nunca bajar la cabeza. No quedarte callada cuando algo no te gusta o no quieres. Debes saber cuidarte y más ahora- pone su mano sobre mi vientre plano.

- Aprenderé, lo prometo- respondo.

- Bien. Ahora acuéstate a mi lado para que pueda acariciar a mi hijo- menciona con una sonrisa.
Lo cual llena mi corazón de felicidad.

******

(Tres semanas despues)

Me despierto al sentir un movimiento a mi lado en la cama.

Parpadeo y noto que el sol ya alumbra a traves de las cortinas oscuras de la habitación.

Miro a Sebastián a mi lado para saber si no le pasó algo pero no está.
Me asusto hasta que escucho ruidos en el baño.

Arrugo la nariz al saber lo que pasa.

Lleva una semana con malestares y las horribles nauseas.

Luego de unos minutos regresa con el rostro humedecido.

- Ay no, si esto pasará en cada embarazo, es mejor que sepas que solo tendremos uno- dice agotado antes de sentarse con cuidado en la cama.

- Vamos, solo será por un par de semanas- menciono cariñosa.
Lo abrazo y él suspira.

- Bien, más le vale no dar guerra cuando nazca- dice acariciando mi vientre y río.

'Yo también eso espero'

MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora