Capítulo 32

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Sonrío luego de respirar profundamente y decido hablar cuando Sebastián besa mi coronilla y pasa un brazo al rededor de mis hombros para darle ánimo.

- Si, esa es una sorpresa extra. Esperamos gemelos- respondo y eso es suficiente para ponerlos a todos eufóricos.

Fabiola se acerca y me abraza seguido de Jos.
Luego las chicas y en conclusión todos terminan a nuestro al rededor abrazándonos.

- Felicidades, merecen ser felices- menciona Karina con algo de nostalgia.
Taylor no quiso estar en contacto con ellos apesar de que le prometieron no decirle nada a Jonathan.
Ni imponer que le ponga el apellido de él.

- Gracias, Karina- abraza a su hermana y la veo derramar algunas lagrimas junto a una sonrisa antes de abrazarme a mí también.

Apesar de todo, me llena de alegría saber que mis bebés llegarán a una familia llena de amor.

- Bien, basta de alboroto. Pasemos a la mesa y celebremos de esta noticia con la receta de mi amada Silvana- acota Walter algo sentimental al recordar a su difunta esposa.

Luego de cenar entre risas, bromas de Clara, Gregorio y Gustavo, apostar sobre el sexo de los bebes y hacer enojar a Sebastián, nos retiramos de nuevo al salón.

La musica es agradable y aprovechan a bailar.
Sebastián también me invita y acepto de inmediato, es como sentirme en las nubes entre sus brazos.

- ¿Estás feliz?- cuestiona mientras me tiene pegada a su pecho siguiendo la musica lenta.
Sus brazos enrollados en mi aún cintura y mis manos en sus hombros.

- Lo estoy. Todo es maravilloso- respondo teniendo mi mejilla recargada en su hombro- ¿Ya no estás molesto?- cuestiono dudosa sin mirarlo.
Lo escucho suspirar antes de responder.

- No, mi reina. Solo deberé poner una flota de guardaespaldas si son ellas y no ellos- sonrío silenciosamente permaneciendo en su pecho.- ¿Pero sabés que me falta para ser aún más feliz?- se detiene un poco y nos miramos a los ojos. Niego-. Que seas mi esposa- musita en mi oído.
Mi corazón salta ante sus palabras.

- Y qué esperas para pedirlo- respondo ansiosa.

- ¿Dirás que si?- cuestiona con una ceja alzada y sonrisa suficiente.

- Solo hay una forma de saberlo- me pongo de puntitas hasta alcanzar sus labios y dejar un casto beso.

Escondo mi rostro en su cuello y él me abraza.

- Te amo, Gabriella- besa mi mejilla.

- Y yo te amo a ti, Sebastian- respondo.

Luego de eso, seguimos bailando pero Sebastián se detiene nuevamente, mira a todos antes de guiarme escaleras arriba mientras todos están en su mundo celebrando.

Llegamos a su habitación.
Aquella en la que fui su mujer por primera vez.

- ¿Te sientes mal? ¿Quieres dormir?- cuestiono al verlo quitarse el saco y aflojar su corbata.

- No, lo que quiero es recibir mi regalo de navidad- pronuncia coqueto. Se acerca y rodea mi cintura con un brazo-. A menos que no quieras...- menciona delineando la curva de mi hombro.

- ¡¡SI!!- exclamo rapidamente.
Me aclaro la garganta luego de casi gritar en automático, y él ríe-. Em..., lo que quiero decir es que por mí no hay problema pero todos están abajo y...

- Nadie vendrá- me detiene-. Mi padre no tardará en sacar su reserva especial y poner a mis cuñados hasta el tope junto a mi sobrino y te aseguro que a Ruben y mi tío también- besa mi hombro-. Y Priscila les preparará sus famosas bebidas a mis hermanas hasta hacerlas caer al piso llevándose de paso a tu amiga- desliza el tirante por mi hombro.

- Bien..., pero que sea rápido- digo en un suspiro y lo siento sonreír contra mi piel desnuda.

Le quito su camisa y la corbata.
Besa mi cuello y baja a mi seno mientras sus dedos se deslizan por mi espalda bajando el cierre del vestido y este cae a mis pies.
Toma mi pezón entre sus labios y comienza a besarlo.
Yo entrelazo mis dedos en su cabello disfrutando de su boca.
Los suelta y besa mis labios.

- Date vuelta- ordena y eso calienta mi corazón.
Obedezco y una vez de espalda a él me hace inclinarme pegando mi pecho en la cama.

Acaricia mi trasero y luego baja mi braga deslizando sus dedos por mis muslos y luego hasta mis piernas dejando que caiga a mis pies.

Besa mi espalda desnuda y luego una de mis nalgas.
Me abre las piernas y comienza a acariciar mis labios y a hacer pequeños circulos sobre mi clítoris.

- Aah- gimo cuando acelera un poco y cambia de ritmo.
Sus dedos se deslizan en mi interior y comienzo a mover mis caderas sobre ellos.

Extrañaba estar con él.
Desde el incidente no hemos estado juntos y ya me moría de ganas de hacerlo.
Las duchas frías ya no tenían efecto en mi cuerpo, creo que nunca funcionan.

Cuando estoy a nada de llegar, se detiene.
Estoy por de protestar cuando escucho el sonido de su cinturón.

Me remuevo impaciente hasta que siento su mano en mi cadera.
Presiona su miembro en mi entrada y comienza a pasarlo de arriba abajo bañándose con mis jugos.

- Estás tan mojada- gruñe.

Antes de poder decir algo lo siento hundirse en mi interior arrancando un gemido de placer por parte de ambos.

Se mueve con calma disfrutando pero yo no puedo con su paciencia.
Así que comienzo a seguir mi ritmo haciendo que él me iguale.

Me agarra de la cintura y comienza a embestirme a su modo.
Fuerte, firme y profundo.

Somos una burbuja de deseo y pasión.
Jadeos y gemidos es lo que acompaña al sonido de nuestros cuerpos dentro de estas paredes.

Cuando estoy por correrme él acelera hasta que alcanzo mi climax seguido de él.

Me embiste un par de veces más antes de detenerse. Besa mi espalda y mi cuello.

- Eres mi droga, Gabriella- menciona antes de retirarse.
Siento mis piernas temblar.

Me ayuda a ponerme de pie y luego a ir al baño.
Nos aseamos y regresamos para vestirnos de nuevo.
Mi cabello se a alborotado un poco pero trato de que se vea lo mejor que puedo.

Sebastián simplemente se ve perfecto.

- Volvamos- menciona robándome un beso que me deja sin aliento.

- Si, antes de que quiera saltarte de nuevo encima- menciono y ríe con maldad.

- Podemos repetir- pronuncia con coquetería.

Beso sus labios de nuevo sintiendo que esto no puede mejorar.
Todo parece tomar su rumbo y estoy segura que nada podrá perturbar mi felicidad.

'De eso me encargaré'

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MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora