- Vivien, ella es mi madre Vittoria _presenta, Beatrice a su pequeña.
La niña hizo un ademán en saludar, pero fue interrumpida por una frase que no entendió, por el idioma.
- Giancarlo esta afuera, comenzaremos a instalarnos lo antes posible, mamá... ¿donde estan..? _pregunta hasta que es interrumpida por una nueva voz, bajando las escaleras.
- ¡Hermanita! _saludan efusivamente.
Un hombre y una mujer entraron y abrazaron a Beatrice.
- Pensamos que nunca volveríamos a verte _afirma ella tras separarse del abrazo.
- Ha pasado muchos años, te ha sentado fatal la edad _bromea el mayor de los tres.
- No saben como los heche de menos _añade con una sonrisa_ Vivien, ven aquí, mi amor.
La pequeña caminó tímidamente, viendo a aquellas personas.
- Ella es mi hija, Vivien _presenta mientras carga a la pequeña_ Giancarlo esta algo ocupado, pero ya viene.
- Que niña más bella _comenta la tía.
- ¿Por que nunca nos dijiste que tenias una hija, Beatrice? _pregunta haciéndose el ofendido_ Es un gusto, princesa.
- Es una larga historia, Vivien, estos son mis hermanos, Paul, el mayor y Danielle, la menor _presenta en la lengua de la niña.
- ¿Tan mal te caemos que ni siquiera le enseñaste el idioma a tu hija? Muy mal de tu parte _corrige la hermana menor.
- Ya les contaré... _admite en un suspiro.
- Bueno, lo positivo es que no estará sola, loa niños volverán de la escuela en un rato _afirma Paul.
Y tal cuál, mientras la tía jugaba con su sobrina, enseñándole algunas palabras en francés, un autobús escolar llegó a casa, de este bajaron dos niños, corriendo a casa a saludar a sus padres.
- Papá, me he sacado una estrella dorada en matemáticas _anuncia el niño, corriendo a los brazos de su progenitor, Paul.
- Ese es mi campeón, felicidades _afirma orgulloso.
- Mamá, mira que lindo me ha quedado mi cuadro _habla la niña, yendo con su madre.
- Es precioso _afirma al ver el trabajo.
- ¿Quien es ella? _pregunta el niño.
- Vivien, ella es es Odille, mi hija. Odille, ella es Vivien, la hija de tu tía Beatrice _presenta la mayor.
- Y este chico es Dilan, mi hijo _presenta Paul_ Ustedes tres serán grandes amigos, a que sí, por que Vivien y sus padres van a vivir con nosotros _propone con una sonrisa.
- ¡Que ilusión! Vamos a ser como hermanitas, ven, vamos a jugar con mis muñecas _invita la pequeña, tomándole la mano.
- Yo quiero ser el dragón _anuncia el niño, yendo tras ellas.
- Chicos, Vivien no sabe hablar el idioma, así que sean amables con ella mientras se adecua _indica la matriarca del hogar.
- Si, abuelita _asienten antes de ir corriendo escaleras arriba.
- Ya les dije que no se corre dentro de la casa _indica, pero no la oyeron_ Que niños _ríe levemente.
Ese mismo día, la familiar Rosellini se encontraba instalando sus pertenencias en sus nuevas habitaciones, Beatrice ayudaba a su hija a guardar su ropa mientras su madre, como buena abuela, peinaba a su nieta con unos bellos listones nuevos, comprados únicamente para ella. Los demás niños se encontraban haciendo sus tareas con ayuda de sus padres.
- Ya está _anuncia antes de salir y ver a su pequeña con las mismas trenzas que le hacia su madre_ ¿Te gusta la nueva casa? _pregunta acariciando la cabeza de su hija.
Vivien asintió con la cabeza, pero algo estaba mal en ella.
- ¿Quieres contarle algo a mamá? _pregunta mientras sienta a su hija en sus piernas.
- Voy a ver a los demás _habla la abuela antes de salir de la habitación, dándoles privacidad.
La puerta se cerró, y Vivien miró los ojos de su madre.
- Extraño mucho a mi hermanito... ¿ya estará en casa de sus nuevos padres? _pregunta triste.
- No lo sé, bonita... pero se me ocurre algo _motiva con una sonrisa.
- ¿El que? _pregunta emocionada.
- Puedes escribirle una carta, así el sabrá de tí y tú de él, cuando te conteste _propone.
- Que buena idea, le voy a contrar todo _asiente.
Ese domingo, Beatrice llevó a su hija y sobrinos de paseo por la cuidad, Vivien memorizo todo lo que pudo para contarle a su hermano como era aquella gran cuidad.
Por la noche dedicó una hora completa a escribir cuatro hojas completas, contándole a Jude todo lo que le había pasado desde que salió del horfanato.
- Pero... no sé donde vive, ¿como sabrá el cartero a donde debe llegar la carta? _pregunta al terminar se escribir.
- Para eso, es esta carta adicional _afirma Giancarlo, acercándose a su hija.
- ¿Que hice ahí?
- Aquí, le pedimos a la directora del horfanato que le envíe la carta a Jude, así podrá leerla, además de enviarle la dirección de la casa para cuando él te responda _propone la esposa, con una sonrisa.
- ¡Es una gran idea, mamá! ¡Gracias, papá! _responde emocionada, abrazándola.
Aquello hizo que la pareja se quedara atónita unos segundos.
- Vivien... me dijiste "mamá" _habla con la voz quebrada.
- Y a mí, "Papá" _prosigue el hombre.
Y en efecto, aquella era la primera vez que la niña se refería a sus padres adoptivos como tales, hasta entonces ellos no le decían nada, para que fuera al ritmo de la pequeña. Casi dos meses después de su adopción, pasó.
- Ups... _susurra, cubriéndose la boca_ ¿No, debí, estuvo mal?
- Todo lo contrario, mi amor... Me acabas de hacer la madre más feliz del mundo _afirma tomando las manos de su pequeña, antes de abrazarce efusivamente.
- Y a mí el mejor padre del universo _responde el esposo..
No se sintió diferente a oír a un bebé decir "Mamá" o "papá", Beatrice lloró de alegría al oír que alguien la llamaba así por primera vez en su vida. Y la reacción de Giancarlo no fue diferente.
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Dolor en la Sangre [Inazuma Eleven]
FanfictionJude y Vivien, un par de pequeños hermanos, hijos de un joven matrimonio. Afrontarán con dolor la soledad que el destino les preparó.