Capítulo 2

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- Vivien, levántate, vamos a llegar tarde a la escuela _llama Jude mientras mueve a su hermana por el hombro

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- Vivien, levántate, vamos a llegar tarde a la escuela _llama Jude mientras mueve a su hermana por el hombro.

Ella dormía en la cama de abajo, por miedo a la altura.

- 5 minutos más... _se queja mientras se cubre con las sábanas.

- Venga, tienes hasta que mamá nos haga el desayuno para estar lista _advierte tras una leve risa.

El día anterior, la mujer se quedó dormida en medio de las botellas de licor, su nueva adicción desde que fue abandonada por el padre de sus hijos.

Jude la llamo muchas veces, pero solo recibió ronquidos como respuesta.

Suspiro y preparó dos tazones de cereales con leche, colocando algo de chocolate en el de su hermana.

Tomó el bolso de su madre y sacó un billete para los almuerzos de ambos y cerró la puerta para dejar dormir a la mayor.

Al subir, Vivien hacia el esfuerzo de peinarse, la cruel sed la despertó la noche anterior y ya sabía que su madre estaría dormida al otro día.

Quejándose por el dolor de los tirones en su cabeza, se miraba al espejo.

- No puedo... _se rinde dejando caer el cepillo.

- Claro que si, déjame ayudarte _afirma el más alto, recogiendo el arma con la que domaria la rubia cabellera de su hermana.

Quizás no era lo mejor del mundo, pero logró desenredar y trenzar aquella lacia melena.

Desayunaron entre risas y se fueron a la escuela, no era algo inusual en aquella cuidad que los pequeños fueran a clases por su cuenta y la escuela les quedaba muy cerca de la casa.

Dejo a Vivien en su aula de clases y fue hacia la suya.

Por la tarde compraron un cartón de leche, una bolsa de pan y un poco de queso, regresando a casa con su botín y pensando en lo deliciosa que sería su cena.

- ¡¿Quien tomó dinero de mi cartera?! _fue lo que se oyó de la mujer, embriagada a más no poder.

La respuesta se dio cuando vio las bolsas que tenían sus hijos, llevándose al mayor a jalones a su habitación.

Vivien le rogaba a su madre que se detuviera.

Los gritos de dolor y súplicas de los niños, mezclados con los regaños de la adulta, un escenario en verdad desgarrador.

Por la noche, la mujer volvió a caer rendida sobre su cama, Vivien curaba lo mejor que podía, las heridas de su hermano, este se quejaba por el dolor pero no soltó la mano de la pequeña en ningún momento.

Y aquella situación se repetía constantemente...

Vivien jugaba en su habitación mientras Jude hacia su mejor esfuerzo por lavar los platos, su altura no era de ayuda así que se subió a una silla para lograrlo.

En eso la pequeña bajó las escaleras, sujetándose de las barandillas para no caerse.

Fue hacia la cocina para estar con su hermano.

- Tengo mucha hambre... _fue lo que salio de sus labios.

El castaño volteo al oírla, su madre había salido desde el día anterior, y no había nada en casa, suspiro al sentir lo mismo, su última comida fue la cena antes de que su madre se fuera.

- Ahora vengo _habla el castaño_ Vete a la habitación y no salgas hasta que yo vuelva _indica saliendo de la casa.

Vivien asintió, pero antes decidió beber algo, para engañar a la tripa, se subió a la silla, pero siendo más baja que su hermano, apenas pudo tomar un vaso antes de caerse, golpeándose y rompiendo en vaso en un instante. Mismo en el que la madre abrió la puerta, había llegado del bar, viendo lo que había pasado.

- ¡¿Que hiciste, niña estúpida!? _reclama con un tono de voz aterrador.

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Dolor en la Sangre [Inazuma Eleven]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora