La puerta azotandose en la casa de los Rosellini, alertó a la bella mujer que la habitaba.
- ¿Vivien eres tú? _cuestiona asomándose por el arco de la cocina.
Pero solo consiguió ver a su hija pasar con el semblante más extraño que podía imaginarse.
- ¿Vivien, esta todo en orden? _pregunta con intensión de seguirla_ ¿Es que no encontraste tu estuche?
- Esta bien, mamá, solo... estoy algo cansada _advierte antes de entrar a su habitación.
Beatrice dudo pero finalmente decidió confiar en su hija, regresando a su receta.
La joven cerró la puerta con su cuerpo antes de deslizarse por esta, hasta llegar al suelo. Tenía la mirada en blanco, apenas podía reconocerce a sí misma.
Aquel instante se repetía en su mente como un interminable bucle. Desencadenando en lágrimas que comenzaron a salir de sus ojos, mientras recostaba la frente sobre sus rodillas.
°◇°◇°◇°◇°
Al otro lado de la cuidad, Jude no se encontraba mejor. Miraba a través de la ventana de su dormitorio viendo el rostro de su hermana en cada estrella del firmamento.
- Perdóname, Vivien...
Susurro para sí mismo.
°◇°◇°◇°◇°
Un par de horas después, en la casa de los Rosellini, la pareja del mismo apellido esperaba a la más joven del hogar, para empezar a comer.
Su hija había respondido a todas sus llamadas, pero no había hecho caso a ninguna, por lo que la angustiada madre se dispuso a investigar que había detrás de aquella situación.
- Vivien, la cena esta lista _insiste mientras llama a la puerta.
La ojirosa salió con esperanza de que sus padres no notarán nada en ella, pero fue inútil, la conocían demasiado bien.
- ¿Hay algo que nos quieras compartir? _pregunta el adulto.
Y por primera vez, la dulce Vivien se vio en necesidad de mentirles.
- No... solo estoy algo nerviosa por el nuevo colegio _inventa con algo de dificultad.
- Así que es eso _sonríe la mayor_ Descuida, verás que te harás de muchos amigos muy pronto, quien no querría estar cerca de una chica tan dulce como tú, mi niña _afirma de corazón.
"Por lo visto, si hay alguien": pasó por la mente de la rubia mientras sonreía por fuera, forzando aquella expresión.
˗ˏ𖥸ˎ˗
A la mañana siguiente, despertó más temprano que de costumbre, se preparó con gran empeño para dar la mejor primera impresión posible.
- Que tengas un buen día, hija _habla su madre desde dentro del auto.
Ambos se habían encargado de llevarla, ya luego la dejarían irse sola, aquel era un día importante.
- Gracias, mamá, adiós, papá _se despide con una sonrisa.
Se alejó del auto con algo de nervios, mientras sus padres la veían.
- Mi niña es más grande día con día _suspira la mujer.
- Nuestra niña _corrige el padre antes de encender el auto nuevamente.
Vivien caminaba por los pasillos mientras practicaba su saludo, hacia mucho años que no practicaba el japonés y su pronunciación aún variaba un poco.
Llegó al aula que le habían asignado, de inmediato pudo reconocer a cierto castaño.
- Estudiantes, como pueden ver, hoy se integra una nueva compañera _presenta el maestro mientras la joven se pone de pie frente al pizarrón_ Por favor, di tu nombre a la clase.
- Encantada, soy Vivien Rosellini _saluda educadamente.
- Anda, eres extranjera _comenta un chico, sentado en la primera fila.
- Que va, soy japonesa, pero si es cierto que he vivido en Francia desde que tenía 7 años _responde amablemente.
- Puedes sentarte donde quieras, hay varios sitios disponibles _indica el maestro.
- Gracias _asiente antes de tomar un lugar cerca de la ventana.
- Muy bien, ahora vamos a continuar con el tema de ayer... _habla el adulto.
- Así que quedamos en la misma clase _susurra Mark a la recién llegada.
- Pues si _asiente.
- Vente conmigo después de clases, quiero presentarte a todo el club de fútbol, es una pasada, ya verás que mola un...
- Evans, ya que estas tan conversador, ven a mostrarnos como se resuelve este algoritmo _interrumpe el maestro tras ver al castaño
- S-si, ya voy, profesor _asiente, yendo de inmediato a ser humillado con el álgebra.
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Dolor en la Sangre [Inazuma Eleven]
FanfictionJude y Vivien, un par de pequeños hermanos, hijos de un joven matrimonio. Afrontarán con dolor la soledad que el destino les preparó.