4. Declaración... O no

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4. Declaración... O no

Harley

Marzo de 2019

10 años

Odiaba gimnasia con toda mi alma, dos horas a la semana donde corríamos y jugábamos mal a los deportes que nos obligaban impartir, luego volvíamos a clase sin cambiarnos y en algunas camisetas se podía hacer un maldito ecosistema.

Hoy estaba hablando con Jess en el rato libre, mientras nos tirábamos una pelota de goma, ella me estaba contando dónde fue a cenar con su padre anoche y yo asentía y sonreía fingiendo que la estaba escuchando, no quería ser mala amiga, pero estaba preocupada por Matt, no me había hablado casi en todo lo que llevábamos de día, durante las pocas palabras que me había dedicado parecía ausente, al principio pensé que simplemente estaba incómodo porque todos, absolutamente todos, nos llamaban pareja y cosas parecidas.

Mi preocupación aumentó cuando lo vi ahí de pie, mirándonos a nosotras apagado, aun cuando su mirada encontró la mía, o la mía la suya, o fue a la vez, ni idea, pero nuestros ojos se habían quedado enganchados, imposible de despegarlos, pero, al contrario que de costumbre, no me sonrió, ni nada, no me gustaba verle así, él era pura luz.

—¿Cuándo vas a admitirlo? —Me costó, pero despegué la mirada de él para centrarme en lo que había dicho Jess.

—¿Qué? —Necesitaba espacio, así que cogí la pelota del suelo, y me giré para ir a dejarla a la bolsa de lona, ella me siguió detrás.

—Que cuando vas a admitir que te gusta.

—¿Y tú, cuando admitirás que te equivocas?, no me gusta, somos solo amigos. —Sabía que mi respuesta le había molestado, no me importaba.

Abrió la boca con ganas de contestarme, pero alguien la interrumpió, y se lo agradecí con la mirada.

—Hey.

—Matt, hola —no pude evitar sonreírle, era la primera vez que él se me acercaba hoy.

Se formó un silencio incómodo, en el cual él y yo mirábamos a Jess de manera significativa.

—Está bien, tortolitos —alzó las manos en forma de rendición —os dejo a solas.

—¿Podemos hablar? —asentí y nos dirigimos hacia una zona más solitaria del patio, algunos nos miraban y murmuraban cosas como "qué bonita pareja", "al fin te declaras Taylors"... Esto me enfurecía mucho, así que, como persona madura que era, les dediqué una mirada asesina que hizo que dejaran de prestarnos atención. A mi lado, Matt soltó un gruñido, le molestaba la situación o tal vez era yo quien le molestaba.

—¿Estás enfadado conmigo? —creo que a los dos nos sorprendió aquella pregunta, pero necesitaba saberlo.

—No, claro que no, no es por ti.

—Entonces, ¿qué te pasa?, eres mi mejor amigo, y llevas unos días mal, por favor, habla conmigo.

—A eso iba, Har, mis padres... —"Se han separado", esa era la continuación de aquella frase que quedó suspendida en el aire entre nosotros, reaccioné un poco tarde.

—Oh, Matthew, lo siento mucho —se me daba fatal dedicar palabras de consuelo, así que recé para que, si notaba la incomodidad y lo distante en mi tono, no se lo tomará personal.

—Tranquila, sé que tenía que decírtelo, pero antes necesitaba aceptarlo yo —genial, ahora me sentía fatal por haber insistido.

—Sí, no pasa nada, te entiendo.

Los hilos que nos unenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora