22. De bar en bar

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22. De bar en bar

Matt

2027

19 años

—¿Qué quieres hoy, Matt? —contestó el camarero tras la barra, Jerry, creo que se llama.

—Lo de siempre.

Hacía ya un tiempo que esto de ir a bares se había convertido en una costumbre, desde que dejé el instituto había trabajado en sitios de mala muerte por un sueldo pésimo, quería ahorrar y no para mí, sino para poder ayudar a mi madre con su problema con la bebida. A pesar de ahora entenderla, porque después de meses donde solo estaba en bares, cada día he comprendido la satisfacción, el placer y la liberación que provoca el hecho de consumir, además de las chicas guapas con las que acabo al final del día. Beber se convirtió en la solución para flotar y olvidarme de todo.

Todos mis excompañeros de instituto estaban haciendo lo que debían, tenían novia, estudian o trabajan, pero yo, yo era un don nadie, yo estaba tirando mi vida por la borda y lo peor es que me daba igual.

Desde hace un mes trabajaba en un puesto de comida rápida, había días que casi nadie venía, pero otros donde me faltaban manos para atenderlos a todos. Hoy, había venido una pareja, o eso creo, he visto a un tío con cara de modelo superficial, había una chica con una melena morena a su lado, por lo poco que veía era muy delgada, me hizo pensar en ella, motivo por el cual estaba sentado justo aquí.

La voz grave del camarero me sacó bruscamente de mi mundo.

—Aquí tienes y, como ya te conozco, antes ha venido una chica de diez, por si quieres... Ya sabes.

—Por cosas como esta me caes bien Tom.

—Jerry. —corrigió.

—¿No había unos dibujos que se llamaban así?

Los dos explotamos en risas, tomé la bebida y mientras me hacía efecto localicé a las posibles chicas que serían mi ligue de hoy, porque hoy lo necesitaba más que nunca.

A lo lejos, apoyada de lado en la pared del frente, vi a una chica morena, guapa, pero, justo cuando me levanté, vi que hablaba con un tío que me recordó al chico de esta mañana, solté un bufido de frustración "¿Qué me intentas decir destino?", me pregunté frustrado. Hasta que la vi, una chica rubia que pasó delante de mí para dirigirse a la barra.

Este es tu momento, no lo estropees. Intenté animarme.

—Hey, Jerry, sírvele a esta chica...

—Una cerveza —acabó ella, aún sorprendida.

—Una cerveza —repetí —pago yo.

La chica llevaba la melena rubia suelta y se deslizaba por su espalda, vestía con un vestido corto que dejaba ver sus largas piernas desnudas. Cuando volví a mirar sus ojos castaños me sonrió, yo también lo hice al notar que ella también me daba un repaso descarado.

—Gracias —dijo cuando tuvo la cerveza enfrente, ahora tocaba presentarme.

Había hecho esto tantas veces que lo hacía casi automático, la invitaba a algo, me presentaba, tonteaba y nos liábamos donde fuera.

Así que, ciñéndome al plan de siempre, alargué la mano para que me la estrechara.

—Matthew —ella aceptó mi mano.

Hace mucho que dejé de presentarme como Matt, por qué ese apodo le pertenecía a alguien que fui en el pasado y a las personas de ese momento, por lo que no solía utilizarlo, además de que nunca llegué tan lejos con ninguna hasta llegar a ponernos motes.

Los hilos que nos unenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora