14. El collar (parte 1)

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14. El collar (parte 1)

Harley

Noviembre de 2020

12 años

—Esta es la hipotenusa... —el profesor seguía con su rollo matemático que nadie estaba escuchando, total iba a aprobar igual.

A mi lado, Jen, me estaba tocando el hombro llamando mi atención, cuando la tuvo, se inclinó para pasar una nota.

"Oye, ¿has hecho los deberes?"

En ese momento no lo entendí. Por lo que escribí justo debajo:

"¿Qué deberes?"

Mientras ella escribía respuesta, yo fingía prestar atención a la clase, volvió a tenderme la nota.

"El trabajo de lectura, era par hoy"

Palidecí, la nota más importante, el maldito trabajo de lectura, y no, no es lo que parece, hecho estaba, pero no lo tenía impreso, y la profesora lo dejó estipulado "si no está impreso no lo quiero", madre mía, ¿ahora qué?, me vino un nombre a la cabeza. Tina. Ella podría imprimirlo, y ya lo tendría.

La clase de literatura era después de comer, así que en cuanto sonó el timbre fui escopeteada hacia secretaría, que, estos últimos días, se había convertido en un lugar maravilloso para visitar de vez en cuando.

Tina estaba leyendo algo de pie, en cuanto me vio, sé bajó las gafas.

—¿Otra vez aquí? —preguntó.

—Sí, es que tengo un problemilla.

—¿Qué necesitas cielo?

—Tengo un trabajo muy importante de literatura.... Lo tengo hecho —me apresuré a explicar antes de que ella hiciera sus propias deducciones —pero la profesora lo quería impreso, y se me ha olvidado, ¿crees que podrías imprimirlo?

—Menudo susto me has dado, pensaba que era algo importante, venga, envíamelo y yo lo pongo en la cola de impresión.

—Oh, muchas gracias, eres la mejor —le envié a través del móvil el trabajo, y cuando acabe, rebusque en mi mochila la cartera, le debía algo.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó al percatarse.

—No te dejaré hacerlo gratis, es un trabajo extra, deja que te pague, no es nada...

—De ninguna manera, ¿sabes lo que me harían si supieran que me aprovecho de una alumna?

—No te aprovechas, ¿sabes lo que mi padre me haría si se entera de que me aprovecho de una dulce mujer?

—Tu padre no te despedirá como hija, pero a mí me pueden despedir como secretaria, ¿es eso lo que quieres?

—Eso es jugar sucio, no uses el chantaje emocional.

—No me obligues a hacerlo —ella se encontraba en una pose burlona con los brazos cruzados y una ceja enarcada, cualquiera pensaría que discutimos, pero en realidad, es lo típico en nosotras, tenemos pequeñas disputas de lo que sea, es decir, ella me chincha y yo le chincho como dos crías, y después acabamos riéndonos.

Nunca entendí por qué conectaba tan bien con ella, aunque a lo largo de mi vida he creado varias hipótesis, una de ellas es que en Tina logré encontrar la figura que me faltó durante gran parte de mi vida, o que significó una abuela para mí, no lo sé, pero, lo único claro aquí, es el cariño que le tengo.

—Ojalá poder quedarme aquí todo el día, pero tengo que volver a clase y...

—Vamos, cielo, ahora toca comer, seguro que puedes pasar ese rato conmigo.

Los hilos que nos unenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora