Aviso: Este capítulo puede contener material sensible sobre abuso, si lo lees es bajo tu responsabilidad. Espero que os guste.
23. Otro golpe más
Harley
2024
19 años
—Está todo muy bueno, señor Evans.
—Puedes llamarme Henry, David —Le repitió mi padre por décima vez en la comida.
Era 1 de enero y habíamos venido a pasar el primer día del año con papá. David no dejaba de hacerle—sutilmente—la pelota.
—... Aunque puede que a mi hija no le guste. La comida —hacia rato que yo había desconectado de la conversación. Al ver mi cara de desconcierto mi padre suspiro sonoramente —la comía Harley, casi no has tocado el plato, ¿ya no te gusta mi sopa?
Bajo la mesa sentí un apretón en mi rodilla, puede que David estuviera aplicando un poco más de fuerza de lo habitual, pero en aquel momento, tal vez porque realmente lo necesitaba, usé ese contacto como impulso a contestar lo mejor que pude.
—No digas tonterías, papá, está todo muy bueno, pero no tengo mucha hambre —según empecé a alzar la vista hacia el hombre que me había criado, comencé a sentir la culpa —no te lo tomes a algo personal, pero es que yo... yo...
—Hemos picoteado en el coche de camino aquí, lo lamento mucho señor Evans, pero su hija me suplicó y yo no pude negarme —me sentí aliviada de saber que me estaba salvando de la situación.
Las primeras semanas con David fueron magníficas, tuvimos varias citas, en un restaurante, en un parque (aunque fue idea más mía que suya porque según él y cito "el césped mancha la ropa y no es divertido", pero me dio igual), un bar, pasear, hicimos de todo y parecíamos encajar. Ahora hace casi tres meses que nos conocemos y ya compartiamos piso, aunque a mí me gustaba mi pequeño apartamento, él insistió hasta que accedí a mudarme con él, es cierto que era la mejor opción por el espacio, pero yo tenía cierto aprecio a esas cuatro paredes que me habían acogido en Nueva York, vivir con él estaba bien, me llevaba y traía a la universidad, normalmente cocinaba él, y todo parecía tan perfecto.
Fue el primer golpe el que me hizo reaccionar.
Pero no fue hasta mucho más tarde cuando lo noté de verdad.
Al principio, lo excusaba con que no volvería a pasar y seguramente—como él decía—no lo hacía queriendo. No lo hablé con nadie y muy en el fondo yo sabía lo que estaba pasando y lo que sería de mi vida si no lo paraba a tiempo.
Pasamos al postre, fresas con chocolate. ¿Quería comerlas? Sí. Pero notaba el ardor que dejaban sus ojos sobre mí y sabía las consecuencias de esto, así que no comí ni una, mi padre fingió que se creía mis excusas durante la comida. Llego la hora de despedirnos.
—Señor Evans, ha sido un placer —David estrechó su mano con mi padre. Este último lo miró de forma significativa, hasta que David lo entendió y se fue a colocar las maletas en el maletero para dejarnos a solas.
Mi padre me miró preocupado, coloco ambas manos en mis mejillas obligándome a mirarlo directamente a los ojos.
—¿Estás bien cariño? —La pregunta me rompió y mi falsa respuesta lo remato.
—Sí, no te preocupes, no es nada.
—Mira, sé que ya eres mayor, pero es que siempre serás mi niña y siento que te estoy perdiendo —se le quebró la voz al final.
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Los hilos que nos unen
Teen FictionHarley, una niña tímida y con un pasado oscuro que es mejor no mencionar, ella sobrevive hasta que junto al instituto llegan las hormonas y los sentimientos que muchos ignoramos en la niñez... Matthew, un chico guapísimo, que con su popularidad, la...