17. El gran partido

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17. El gran partido

Matt

Abril de 2023

15 años


Ya estaba en tercero, segundo había sido de lo más aburrido y penoso, pero lo que se venía ahora, era un año donde triunfaría, este año también era el tercero donde estaba con el equipo de fútbol. Me habían nombrado capitán, por lo que tenía un papel importante.

—¡Coge el balón Taylors! —me gritó, Frank, el entrenador.

El balón venía desde el lateral izquierdo hacia mi posición, coloqué las piernas como me habían enseñado tiempo atrás, para recibir la pelota, los otros miembros del equipo defendían, debo decir que uno de los mejores era Dylan, con quien había dejado de hablar casi, ya solo me comunicaba con los realmente populares, entre ellos Grace, ella y yo nos habíamos besado, pero nada más, de momento.

—¡Vamos chicos, esta noche hay que triunfar!

Hoy jugamos el partido más importante de la temporada, solo teníamos que ganarlo, y ya estaría, como si fuera fácil.

Los Walkers, sí, un nombre estúpido, lo sé, nuestro nombre era igual de malo que el equipo, casi nunca ganábamos, de hecho en mis tres años de experiencia, no habíamos ganado ni uno, en algunos partidos los marcadores daban vergüenza, y en otros con suerte nos quedamos a un punto—aunque no era habitual—y lo celebramos, claro que sí.

Dylan tenía el balón, lo cogía como si de su hijo se tratase, corría por el lateral derecho, Mark, otro miembro del equipo, intentaba atraparlo para evitar que Dylan marcase un punto, pero, él se agachó, rodó y lo esquivo con una técnica impresionante.

—¡Bien hecho! —lo animé —¡Vamos, Davis ataca! —lo incité, en realidad todos somos del mismo equipo, pero para practicar bien, teníamos que dividirnos en 2, yo daba las órdenes, porque no participaba, los demás las seguían a su modo.

Davis atacó a un jugador del equipo contrario, este se cayó al suelo mientras Davis se reía fuertemente, yo sonreí, ya que como capitán del equipo me encanta verlos felices y disfrutando, y espero que esta colaboración que tenemos nos sirva para ganar el partido.

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—Levantad esos ánimos, Walkers, aún os queda un excelente partido por delante, recordar que... —la voz del locutor sonaba por todo el campo.

Mis compañeros me daban pequeños apretones en los hombros junto a algunas palmadas, todos confiaban en mí, y yo también, antes de empezar y colocarme, miré a las gradas donde sabía que estaría ella, puede ser que sea una costumbre desde que empecé en esto y también puede ser que nadie lo supiera, ni siquiera ella, ya que cuando ella me miraba yo me desviaba rápidamente, y sí, puede sonar raro, pero mirarla justo antes de empezar solía darme suerte, pero, esta vez no sería así porque lo que me encontré fue a Erin y Harley besándose, podría decir que no me importó, que la llama que ardía por ella hace años se había apagado, pero mentiría, y no es algo que me gustase hacer mucho.

De repente la cara de Grace apareció enfrente mío, estaba con el uniforme de animadora, sus chicas estaban preparándose para empezar, y yo la miraba a ella perplejo, por lo que acababa de ver hacía un segundo, no sé si Harley continuo el beso o si solo fue un pico, porque Grace me tapaba las vistas y mi oportunidad de ser masoquista conmigo mismo.

Tal vez me deje llevar por los sentimientos y solo fue un impulso producto de la rabia, tristeza y celos, aunque estos últimos nunca llegara a admitirlos, pero, fuese como fuese, le planté un beso a la rubia que tenía enfrente, ella obviamente me lo devolvió, no era la primera vez que nos besábamos, mientras probaba sus labios me imaginé que eran los de Harley.

Harley. Harley. ¿Por qué no puedes salir de mi cabeza?

Esto no era justo para Grace, que te besen mientras piensan en otras personas es algo egoísta y asqueroso, así que la aparté bruscamente, a lo que ella se quedó sorprendida.

—¿Qué pasa? —frunció el entrecejo.

—Nada, nada —pensé en una excusa —es que estoy nervioso por el partido, lo siento.

—No pasa nada —sonrió y me dio un piquito antes de irse con las otras animadoras.

El partido empezó, pero yo estaba ausente, joder, solo era un maldito beso, un beso de dos personas con las que ya no hablo, dos personas que había dejado en mi pasado, dos personas que fingía que no me importaban, pero muy en el fondo sabía que no era así.

Dylan estaba en el lateral derecho del campo defendiendo a otro jugador, yo estaba persiguiendo desde el centro a un jugador que tenía la pelota, mientras que Thompson me estaba despejando el camino para yo poder correr sin riesgo a interrupciones.

Lo siguiente pasó muy rápido, yo corría sin parar, entonces, el jugador al darse cuenta de lo cerca que estaba, le lanzó el balón hacia su derecha, no sé si la cogió un compañero suyo o si acabó en el suelo, no se nada, porque lo último que recuerdo es que cuando quise frenar, ya era demasiado tarde, choqué con la espalda del jugador, haciendo que él se impulsará hacia delante sin caerse, pero yo sí que lo hice, mi rodilla se dobló, escuche un crujido que provenía de mi pierna, el dolor era tan intenso que todo se empezó a volverse negro, de vez en cuando veía un poco, pero estaba a punto de quedar inconsciente.

—¡MATT! —gritó una chica.

"Cállate" le grité en pensamientos a quien quiera que fuera, pero entonces pensé en Har, y en que tal vez podía ser ella, en que tal vez después me despertaría en un mundo nuevo donde ella y yo tuviéramos la historia que merecíamos.

—¿Estás bien? —noté unas manos femeninas a cada lado de mi cara, el olor de esa misteriosa chica se me hacía muy familiar, pero estaba medio atontado, lo que me dificultó saber realmente de quién se trataba.

Pensé en la única chica que me importaba y yo a ella, esa con la que hace un tiempo atrás compartí unas palabras y unas promesas que juraban que nada ni nadie nos separaría, aunque nunca contamos con nuestro mayor enemigo: el tiempo. Pensé que sería ridículo, ella no se acercaría a mí, pero, medio inconsciente, y antes de decaer del todo, usé mi último aliento de la mejor manera que pude.

—¿Harley? —pregunté a duras penas.

—No, cielo, mírame, abre los ojos, soy yo —y, con esa negativa, me dejé llevar, puede que porque ya no tuviera más fuerzas o porque no le veía el sentido a luchar contra lo inevitable, cuando allí no había nadie de vital importancia para mí.

Todo se volvió negro, el sonido, las voces y la luz desapareció, y por primera vez en mucho tiempo, volví a ser esa persona sin ninguna preocupación, sin fingir ser algo que no soy, por primera vez fui Matthew Taylors en un mundo muy distinto en comparación con el que yo creía que ya me había acostumbrado.


Holisss, qué tal?

He tardado mucho más de lo que me esperaba en escribir este capítulo y publicarlo, pero aquí lo tenéis, el salto en el tiempo era importante porque en el anterior año no pasaba nada interesante, pero, igualmente en un futuro, en alguna conversación, sucesos de segundo curso saldrán a la luz, por eso no me interesa que los veáis ahora, pero tampoco es nada del otro mundo. 

Os quierooo

Los hilos que nos unenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora