4 - Lugar Secreto.

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Alan pedaleaba con dificultad

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Alan pedaleaba con dificultad.

Pedaleaba bajo el abrasador sol de ese verano que a ojos de cualquiera, parecía querer no marcharse ese año. Con el peso de Joel a cuestas, comenzaba a arrepentirse de haber luchado tanto por ser el conductor, sin embargo, aunque su copiloto le decía una y otra vez que cambiaran de puesto, su orgullo le impedía acceder a su petición: en cambio, pedaleaba con más fuerza para aparentar estar lleno de energía mientras traba de seguirle la plática a su pesado pasaje:

ꟷGira por ésta ꟷ le indicó Joel una de tantas veces.

Solo que, en esta ocasión, al girar, se toparon de lleno con un sendero que daba hacia una zona boscosa que provocó un vuelco en el estómago de Alan.

ꟷ¿Por aquí? ¿Estás seguro? ꟷAlan respiraba con dificultad, tratando de parecer lo más tranquilo posible.

ꟷ¡Obvi! ¿Qué pregunta es esa? ꟷSe burló Joel, mirando hacia el frente.

ꟷ¿No está muy perdido ese sitio verdad? ꟷ Indagó el pecoso, tomando una bocanada de aire.

Los pulmones le ardían y el sudor que caía de su frente parecía estar aferrado a entrar en sus ojos.

ꟷNo sería secreto si estuviera a la vista de todos, tonto. Tu dale. No esta tan lejos como crees. Solo escondido.

Alan transpiraba como un loco, mientras pedía a los cielos que ese lugar secreto no fuese una trampa tendida por aquel Joel del que todos hablaban y que él aparentemente, aun no conocía. Podía sentir sus manos sobre sus hombros, su agarre era suave, pero lo suficientemente fuerte para evitar caerse. De cuando en cuando, daba ligeros golpecitos con sus dedos, los cuales, parecían seguir el ritmo de alguna canción que tarareaba sutilmente, casi para sí mismo.

ꟷPárate aquí ꟷPidió al cabo de un rato de haber andado derecho por un sendero que iba de apoco en ascenso.

Joel bajó de un salto y le pidió hacer lo mismo a Alan, anunciándole que, a partir de ahí, caminarían mientras propinaba unas palmadas en la espalda del pecoso, queriendo darle ánimos.

ꟷDejaremos la bicicleta más adelante. ꟷcomentó, tomándola del manubrio y empujándola con gran facilidad, aprovechando que esta vez Alan no se interpuso en su decisión. Sus piernas temblaban y detestaba estar empapado de sudor.

Moría de sed, pero no quería beber una sola gota de agua hasta llegar a su destino y corroborar que se encontraba seguro en el sitio en cuestión

«No me dijo mentiras: sí que es un escondite»

Pensó, mirando la espalda de Joel quien seguía tarareando la misma canción. Al cabo de 5 minutos, su extraño compañero de equipo se detuvo en seco, señalando una colina en específico.

ꟷEstá ahí -señalóꟷ, Dejáremos la bicicleta aquí escondida y subiremos ahí, justo entre ambas colinas. Si te fijas bien, se ve un camino delgadito, cómo si fuese la linea de unas nalgas; por ahí iremos. ¿Va? Se ve difícil, pero no está tan empinada.

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