40 - El amor y la memoria visten de azul.

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El cansancio de Joel se volvió algo bastante común

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El cansancio de Joel se volvió algo bastante común. Dormía en el salón de clases, en casa mientras miraba la TV. Incluso, una vez se quedó dormido en uno de los cubículos que había en el baño de la secundaria. Siendo Alan quien tuvo que despertarlo al darle un fuerte golpe a la puerta después de 15 minutos donde no se sabía nada del moreno.

El 20 de abril, Joel jugaba con sus amigos en el parque en lo que era una reta de basquetbol con otro grupo de niños. Llevaban la delantera por cuatro puntos, a nada de aumentar el marcador con la siguiente tirada, cuando Joel, sin previo aviso, se desvaneció a mitad de la cancha.

Las risas no se hicieron esperar cuando se tumbó al suelo, pensando que era una broma de mal gusto. Sin embargo, su terror fue grande al ver que el moreno no se movía.

   —¡Joel! —gritaron su nombre, corriendo a él con desesperación.

Al ver esto, algunos adultos se apresuraron para auxiliar al grupo de niños que gritaba, hundido en la histeria. Notando solo entonces que, ese joven de ojos grises, lejos de desmayarse, simplemente, dormía profundamente.

   —No puedo asegurar nada señora, pero su hijo parece tener síntomas de Narcolepsia —concluyó el joven doctor al día siguiente, cuando Joel despertó de aquella caída.

Rosario lo miró confundida. Con la preocupación martirizando su tez morena, dirigíendo su vista al perfil de su hijo, quien no mostraba ni un solo signo de alarma o miedo. —Y... ¿Es muy grave?

El joven doctor negó con la cabeza. —Por sí sola, no lo es. No debe preocuparse. Pero puede ser bastante... inoportuna, por decirlo así. Ya que es un trastorno que provoca somnolencia diurna, logrando que la persona en cuestión, caiga presa de un sueño tan fuerte que es incapaz de evitarlo. Habría un peligro si eso le pasa al manejar o al cruzar una calle transitada. Por dar ejemplos.

Rosario jugaba con sus manos, nerviosa. —¿Y hay cura?

   —Bueno, señora, antes de siquiera pensar en la cura, lo apropiado sería hacerle los estudios pertinentes. Para asegurarnos de que sea eso y no ir disparando a la nada. En caso de que fuese narcolepsia, lamento informarle que no tiene cura, pero se puede tratar con medicamentos y algunas rutinas para implementar día con día y darle un estilo de vida más apropiado al joven. Solo eso. Pero como le digo, hay que hacer los exámenes primero.

Rosario, a pesar de que el doctor le informó que era teóricamente un trastorno inofensivo, sufría ante la idea de que su hijo, con lo enérgico que era, pudiese sufrir un accidente debido a este aparente padecimiento.

Después de la consulta, llamó a su hijo mayor desde el teléfono del hospital. Explicando a grandes rasgos lo que tenía el menor.

Jaime, tranquilizando a su madre, le prometió que se encargaría de realizar la cita con un buen especialista; siendo así que, a los dos días, la llamó con la noticia de que la cita más próxima, era para el 13 de mayo.

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