Alan abrió el sobre.
Era la mañana de noche buena y Joel se había marchado faltando pocos minutos a las ocho. Carcomido por el tiempo, se levantó de un salto, se despidió del pecoso con un "Si hay chance, te llamaré, no lo dudes" y sin pensarlo, le dio un fuerte abrazo que coloreó el rostro del pecoso y lo inmovilizó por unos segundos, donde la calidez del moreno lo rodeó con ternura.
Todo fue tan rápido que ni siquiera notó cuando Joel ya estaba al pie de la ventana, saliendo por ésta aún cuando era totalmente innecesario hacerlo. Pronto su alta silueta cruzó la calle, dando enormes zancadas que lo llevarían a su destino sin mayor problema; mientras Alan lo observaba desde la ventana hasta que su figura se fundió en la lejanía.
Solo entonces, con el arrullar de las palomas acompañando al abrupto silencio matutino, su habitación le pareció enorme.
Vacía. Tan callada...como nunca le había parecido. Estaba solo. Al menos, así se sintió. Y seguiría así durante un tiempo. Al menos hasta que Joel volviera.
Suspiró, mirando cada pequeño espacio de su cuarto, recordando que sobre su mesa de noche, junto a la lámpara de luz que su padre le regaló, se encontraba la cajita donde Joel le entregó la pulsera. Tomó asiento y del sobre extrajo dos hojitas blancas.
Alan volvió a suspirar, esta vez, por lo que le esperaba leer.
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No me olvides
De Todo🍀Alan es un niño problemático de escasos 13 años qué es obligado a ir a vivir una temporada a Montesinos, un pequeño pueblo remoto. Donde conocerá otro estilo de vida gracias a un jovencito marginado bastante peculiar, que le mostrará más que los m...